En ese eterno retorno al que sucumbirán los jóvenes de hoy, por eso no me alarmo, recogerán el estilo de Rosendo Romero, es justo y necesario en una sociedad donde las doncellas repiten estrofas que sin saberlo las denigran, términos como loca, mala, borracha, entre otras y donde los jóvenes caballeros las dedican, se pierden las miradas profundas y misteriosas como los claros de luna entre sombras de almendros y románticas como la lluvia de un atardecer. Es hora de buscarnos en la noche transparente.