Protestas en Cuba, ¿momento para las incoherencias?

Cuando suceden movilizaciones sociales como el que ha vivido Venezuela, Chile, las recientes de Colombia y Cuba, reflotan las posturas radicalizadas, unas de apoyo, otros de condena; unas que justifican, otras que niegan toda legitimidad; unas que le confieren autonomía y autogestión, otros que siempre buscan un “financiador” o “determinador” en el extranjero o al interior del país.

Las consecuencias colaterales

Ya nos hemos referido a los antecedentes y consecuencias de la baja de la calificación de la deuda soberana de la Nación, de inversionista a especulativa, por parte de Estándar & Poor´s el pasado 19 de mayo y la amenaza de Ficht, si no se aprueba prontamente la anunciada reforma tributaria 2.0, ahora queremos hablar de sus consecuencias colaterales, que no son de poca monta.

Una profecía autocumplida

Se entiende por profecía autocumplida la previsión o predicción que termina por convertirse por sí misma en la causa eficiente de su materialización. En ello juega un papel de la mayor importancia la percepción de los agentes de la economía, que es la que en última instancia determina su comportamiento. Este es el caso de la pérdida reciente de la calificación inversionista de la deuda soberana de Colombia.

La generación Z del paro

Implícitamente, Baquero Bracho, nos quiere pintar una Colombia apocalíptica como la del filme “Guerra mundial Z”, en la que los jóvenes son los zombies y a Duque como Gerry Lane, personaje héroe que representa Brad Pitt. Nuestros jóvenes si son la Generación Z (“zoomers”), pero muy lejos de ser “zombies”, son cien por ciento nativos digitales, aquellos que enfatizan las distancias y el potencial irreverente hacia la cultura parental representada no solo en padres, sino en profesores, jefes y el mismo Estado.

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