Por Weildler Guerra y Tivi López.
Los frutos del bosque son parte muy importante de la dieta alimenticia de numerosos pueblos indígenas en América. En los pueblos amerindios del norte del Pacífico las llamadas berries: arándanos, fresas y otras bayas rojizas y azules, comprenden decenas de variedades vinculadas con fuerzas espirituales que son estacionalmente recolectadas y tienen un valor significativo entre sus actividades económicas. Para los wayuu de Colombia y Venezuela el equivalente de esas frutas rojizas es la fruta silvestre llamada jaipai (Malphigia punicifolia) a la que los criollos llaman cereza y en otras latitudes del trópico se conoce como acerola o semeruco.
Los bosques son vistos por los wayuu como grandes cultivos a cargo de figuras semidivinas como lo es el abuelo Juya: un gran fertilizador masculino asociado con la lluvia. En contraste, la patilla, el melón y todas las frutas derivadas de las huertas pertenecen a los cultivos de los humanos. La cereza o jaipai aparece en sueños con su indumentaria primigenia, pues cuando era humana en tiempos mitológicos era una mujer wayuu, estéticamente adornada con las rojas prendas de las tu’uma: unas cuentas arqueológicas de color rojizo con las que se arman un tipo muy valorado de collares indígenas.
La cereza posee tanto una apariencia física como una interioridad que alberga su voluntad de florecer y fructificar. Su forma externa es vista como una casa antes que como un cuerpo. Una marchanta wayuu que no lleve cerezas porque aún no han llegado las lluvias, suele explicar esto con la frase “aún están verdes las casas de las cerezas”. En el pensamiento wayuu las plantas responden a los cambios de su entorno, como la llegada o el retraso del régimen pluvial y a la aparición de constelaciones asociadas con sus ciclos vitales junto con los de los humanos y animales. En consecuencia, para las mujeres wayuu las plantas pueden tener casas porque son consideradas seres sociales con capacidad volitiva que interactúan con los humanos y con otros seres vivientes.
Basta que caigan las primeras lluvias para que las cerezas reverdezcan y fructifiquen. A las calles de Riohacha llegan pronto las mujeres indígenas cargadas con mochilas llenas de jaipai. Las medidas indígenas para su venta son el contenido de un pocillo de peltre hasta el tope.
Los wayuu la consumen con fines alimenticios y también medicinales ante una gripe. Pueden comerse directamente como frutas o prepararse en chichas refrescantes mediante la cocción y el colado de estas frutas del bosque. La población criolla de La Guajira la consume principalmente en jugos, dulces y paletas.
Para preparar una chicha indígena de cereza llevamos a un recipiente las cerezas con agua. Las cocinamos a fuego medio durante media hora lo que le otorga una consistencia espesa. Una vez reposada se esprime la fruta con la mano y luego se cuela y se endulza.
El jugo de cereza, más común entre la población criolla de La Guajira, se obtiene lavando la fruta y llevándola a una licuadora, luego se cuela, agregamos azúcar más hielo y tenemos el jugo.
Los ingredientes del dulce son: cerezas y azúcar más una especia que puede variar según el gusto familiar. En esta preparación hemos empleado la canela. A un caldero llevamos las cerezas, agregamos azúcar, tapamos y cocinamos a fuego lento durante unos quince minutos para que la fruta desprenda sus propios jugos. Destapamos y añadimos la canela.
Mezclamos periódicamente para evitar que se pegue al caldero durante unos treinta minutos.
Cuando llegue al nivel de espesor deseado y la cereza este totalmente blanda podemos considerar que el dulce ya está.
Al consumir las cerezas frescas en sus distintas formas de preparación podemos percibir en el gusto la presencia de una mujer seductora y elegante, tal y como se aparece en los sueños de los wayuu, adornada con collares rojizos que son sus exquisitas frutas.
P. S.: Estas cerezas del bosque guajiro llegaron a nuestra casa gracias a nuestra prima Yira Fajardo Curvelo, quien nos ha apoyado para contar con ingredientes frescos en Cocina guajira dominical.
Contenido sugerido:
- Jurel a la criolla
- Arepa de queso de cabra
- Cojinúa en coco
- Un año de Cocina guajira dominical
- Frijolito guandú o pilujuui con chorizo riohachero
- Tulujushi el fiambre wayuu
- Hígado guisado con funche
- Juriiche o friche de chivo
- Carne pangá con frijol katsaalia
- Huevas de pescado
- Ensalada de bonito
- Huevos revueltos con pichipichi
- Alfajor
- Harina de maíz tostado y Chiquichiqui
- Bofe molido con arepa
- Flan de Iguaraya o Yosu
- Arroz de bacalao
- Sancocho de chivo
- Pastelitos de cazón
- Arroz de sierra frita
- Sopa gruesa de cecina o ajuruttuushi
- Salpicón de bonito
- Paticas de chivo guisadas con mondonguito
- Arroz de mero seco
- Chivo en salsa de piña
- Hallacas en navidad
- Langosta pasada por manteca
- Arroz de cerdo apastelado
- Salpicón de pepitona
- Chivito pasado por agua
- Huevos revueltos con ostra perlífera
- Arroz de libro
- Chicharrones de mar
- Asadurita de chivo guisada
- El caracol, tres formas de prepararlo
- Chivo guisado con arroz de frijol
- Salpicón de cazón
- Albóndigas de macabí
- Arroz de camarón seco
- Conejo en coco
- Arroz de guarepo o de pepitona
- Langostinos a la criolla con puré de malanga
- Arroz de cecina
- Guiso de mero
- Salpicón de pichipichi o de chipichipi
- Malangada
- Chel, Selce o Antillianse Súlt: Entremés de cabeza de cerdo
- Arroz de pichipichi o de chipichipi
- Arroz de chorizo
- Arepuelas de huevo
- Lebranche seco con arepa
- Pastel de olla
- Salpicón de camarón con bollo de maíz
- Funche con escabeche de sierra
- Ajiaco de cecina con maduro una preparación emblemática de la cocina guajira