¡Diego, trabaja!

¡Diego, trabaja! Gritábamos a su paso hecho de zancadas impetuosas y su cara se transformaba en una mueca malhumorada mientras gritaba a todo pulmón: “Viva el gran Partido Conservador” y desaparecía entre las calles, perdido en los laberintos de su cordura, (…).

Zángane

Eras el valor y la dignidad. Sí, claro que sí, porque aún con tu guayuco y tu palo (bastón) y tus harapos desgastados de lluvia y de sol, mimetizados con el color de tu piel, que era el mismo del barro del desierto, infundías tanto respeto como cualquier rey bañado en oro.

Morgue

Es inexcusable, no se admite la elusión de responsabilidades. Aberrante e indigno que entre el Hospital y Medicina Legal no exista comunión de interés y apropiación por el trato digno, por una ruta sanitaria que preserve la vida y dignifique la muerte.

El muelle

El viejo muelle te asustaba por ruinoso y destartalado; las olas lo mecían y en su vaivén sentías una lúgubre y crujiente melodía de leña mojada y divisabas las tablas desajustadas pender peligrosamente mientras besaban las agua que, como imán, las atraía.

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