Igual que un niño del pueblo aquel

En ese eterno retorno al que sucumbirán los jóvenes de hoy, por eso no me alarmo, recogerán el estilo de Rosendo Romero, es justo y necesario en una sociedad donde las doncellas repiten estrofas que sin saberlo las denigran, términos como loca, mala, borracha, entre otras y donde los jóvenes caballeros las dedican, se pierden las  miradas profundas y misteriosas como los claros de luna entre sombras de almendros y románticas como la lluvia de un atardecer. Es hora de buscarnos en la noche transparente.

¿Qué es lo vallenato? Un asunto de saber situado

Los límites del hasta dónde llega “lo vallenato” y comienza “lo no vallenato”, depende de varios aspectos por parte del músico o melómano: sus categorías y esquemas de recepción y apreciación del género vallenato, su saber situado y habitus, las representaciones sobre esta música, lo ortodoxo o heterodoxo de sus clasificaciones, de si concibe al vallenato como género o como etiqueta de mercado, hasta de su lugar de enunciación, porque muchos lo hacen desde una agenda regionalista y excluyente o como forma de lo que Enmanuel Pichón llama “etnografía militante”.

En mis pampas guajiras

Una y otra vez portó debajo de su brazo el legajo de historias que había ido recreando en años de vivencias y memoria. Narradas a mano con una bella caligrafía y que poetizaba el ejercicio de la escritura como esa simbiosis de pensamiento y creación que se materializaba a través del pulso, de la empuñadura, de trazar letras e ir dibujando inicios, nudos y desenlaces. Lourdes Aguilar iba y volvía. Creía y persistía.

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