El revival de los 90s

Por Abel Medina Sierra – Investigador cultural*.

La práctica musical denominada en el mundo de la World Music como revival, es más conocida en el argot vallenato como reencauche. Se trata de apelar al principio según el cual, una canción que una vez fue exitosa, tiene altas posibilidades de reeditar ese favorecimiento del público. En otras ocasiones, la intención es la de presentar nuevos arreglos para una canción que puede ser mejorada y tener una mejor recepción y aceptación que en su original o primeras versiones.

Desde finales de los años 60s, comenzó a hacerse más audible y notoria la práctica del revival. Cuando comienzan a grabar intérpretes como Jorge Oñate, Poncho Zuleta y Alfredo Gutiérrez se mete a la onda del vallenato, las canciones de Luis Enrique Martínez, Rafael Escalona, Alejo Durán o Tobías Enrique Pumarejo, se renovaron en nuevos formatos y arreglos. A lo largo de los 70s e inicios de los 80s, prácticamente no dejaron éxitos de estos autores que no recibieran su segunda oportunidad fonográfica. En esta década, ya las canciones de Calixto Ochoa y Alfredo Gutiérrez, tenían la madurez y el crédito de “clásicos” para ser reencauchadas, la mayoría de estas tuvieron un éxito similar o mayor al de sus versiones originales.

Mientras Oñate y Gutiérrez preferían regrabar canciones de Luis Enrique Martínez, Diomedes prefería a Calixto o Juancho Polo; Villazón, Los Zuleta y también Oñate, reciclaron muchos éxitos de Alejo Durán, Escalona y Don Toba.

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En la década de los 90s se presentaron tres formatos de vallenato. Los grupos emblemáticos, llamados “Grandes” seguían con un repertorio de canciones originales y reencauches de canciones entre los 50s y 60s. El tecno vallenato de Carlos Vives, Amparo Sandino, Los Pelaos y Tulio Zuluaga le apostaba al revival de los clásicos con alto nivel de éxito. El formato del vallenato urbano sensiblero, tomó distancia del revival y son escasos los ejemplos de canciones reencauchadas por Los Gigantes, Los Chiches, Los Inquietos o Los Diablitos post Miguel Morales o el mismo Binomio de Oro.

Llega este siglo con la nueva ola y su estilo disruptivo, bailable y con recurrentes fusiones. En las primeras grabaciones solían incluir canciones de periodos anteriores. Luego se impuso que, ofrecían una producción para el público joven con canciones de autores contemporáneos, y otra con repertorio clásico. Así lo hizo Peter Manjarrés quien casi no dejó clásico sin reeditar, Martín Elías, Churo Díaz, Rolando Ochoa y Juan Mario de La Espriella. Últimamente, se ha impuesto una nueva modalidad de revival: el cover. Se trata de versiones en vivo que tienen éxito en otros circuitos independientes al disco, como redes sociales y YouTube. Las intérpretes femeninas de moda como Ana del Castillo, Karen Lizarazo y Brenda Arrieta, han sacado mucho provecho de esta modalidad, pero también artistas como Rafa Pérez y el mismo Silvestre Dangond.

Como caso notorio, se está poniendo de moda el revival de canciones de los 90s, paradójicamente, la época más cuestionada como de hegemonía del “vallenato llorón”. Los covers y grabaciones de Jesús Manuel, la cada vez creciente escucha de canciones de Jean Carlos Centeno en su periodo con el Binomio de Oro, de Miguel Morales o Los Diablitos en radio, parrandas y cantinas, refleja lo que parece ser un nuevo tiempo para este formato de vallenato. Las razones pueden estar en que ya las canas cayeron sobre esta música; así como la llegada a la vejez le confiere bondad y resta estigma a las personas, la música de este periodo puede estar recibiendo un impulso redentor de nostalgia. Los jóvenes que escuchaban y se enamoraban con estas canciones, son un público que espera por nuevas oportunidades para revalidar esa memoria tan atada a esas sonoridades.

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También puede jugar a favor de este tipo de canciones, que es muy difícil para los nuevos intérpretes, superar el éxito de las versiones originales de canciones de los 80s. No creo que nos puedan ofrecer mejores versiones de Mi poema, Fantasía, Paisaje de sol, Así fue mi querer o Bonita. En cambio, si es más probable que nuevos aires de victoria muevan canciones sensibleras o no de los 90s. Parece que le llegó el tiempo de ser revalorado el vallenato de los 90s.

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