El curioso sentido cambiante de las palabras

Con las palabras sucede lo mismo que con la imagen social de las personas, por eso se puede decir que algunas de estas palabras en su devenir, han experimentado procesos de cambio semántico, puede ser también de envilecimiento y otras de ennoblecimiento.  Un repaso por la evolución semántica de algunas palabras, nos revela su curioso y hasta paradójico tránsito a veces hacia sentidos totalmente contrarios al original.

La ‘badbunnyzación’ del Festival Vallenato

Nos guste o no que Bad Bunny cobre tanto, si queremos un festival rentable, sostenible y que convoque a toda la nación, ese sapo nos lo tenemos que tragar siempre y cuando duplique o triplique los 900 millones que factura este o cualquier estrella que venga. Más bien hay que aprovecharlos para que quien vaya al festival se deslumbre con estas estrellas, pero también se lleve una buena impresión de nuestros músicos y deje sus recursos en la ciudad.

Bodegueros regalados

Cada país en su dinámica política y mediática va configurando un léxico regional que solo tiene sentido en ese campo de cognición social y en ese contexto geográfico. En Colombia, hoy se aplica también la palabra “bodega” a esas fábricas personales e institucionales de información tendenciosamente política, fake news y mensajes de odio, desprestigio o con intención de manipulación de la opinión pública a través de las redes sociales.   

La inteligencia artificial, el nuevo ring de docentes versus estudiantes

La emergencia de la inteligencia artificial, ha generado también una competencia entre los gigantes Google y Microsoft, las que ya han anunciado nuevas versiones de motores de búsqueda con la ventaja de la inteligencia artificial. Más allá de las evidentes ventajas de contar con exploradores más robustos, inteligentes y eficientes para servirnos todas las respuestas posibles a nuestras preguntas y consultas, la polémica se centra en la parte ética. Y es allí donde entra en juego la eterna batalla entre los profes y los estudiantes por la legitimidad del fraude académico y el plagio escolar.

El éxodo wayuu

La historia se repite casi un siglo después. Así como la familia de nuestro Gabriel García Márquez, encabezada por el Nicolás Márquez, llevaron un racimo de esclavos wayuu a Aracataca, zona bananera, la cobriza influencia de esta etnia de nuevo vive la experiencia del desanclaje y el obligado exilio, ahora buscando oportunidades y así espantar a Jamu (el hambre) que campea libérrima por sus ranchos arrebatándole la vida a sus hijos. 

Vallenato en doble sentido

Vale preguntarse, ¿Por qué se escandalizan los melómanos vallenatos por un equívoco de doble sentido y no lo hacen los paisas con su música? Hay géneros musicales que como sello de identidad tienen la frecuencia de expresiones populares de doble sentido. La parranda paisa es uno de estos, también las músicas de carnaval. De allí que, intérpretes como Dolcey Gutiérrez se llevan el galardón simbólico como “el rey de doble sentido”. Habría que recordar aquí que, algunos de los éxitos más sicalípticos de Dolcey son canciones de autores vallenatos como Manuel “El papa” Guerra y el profesor Adalberto Camargo, ambos de Chorreras y residentes en Distracción. 

El año decisivo de Dasuki

Es desconcertante el divorcio que ha tenido el alcalde con el pueblo que se volcó a votar por él, que lo encumbró en los últimos años como una de las figuras más prometedoras de la política regional. En la reciente navidad, un esperpento presentado como gigante árbol navideño, fue escogido por sus críticos como el símbolo de la improvisación y la falta de tino de su gobierno, nunca una obra de ornato urbano había sido objeto de tanta ridiculización en la ciudad. El pueblo siempre busca objetivar sus representaciones, dice la sociología, así que el árbol navideño de la calle 16 fue el centro de burlas y apropiado como símbolo del gobierno actual.

Garabateando un chandé

En entrevista concedida a El Heraldo, el maestro Peñaloza confirma que, denominó esta canción que sería elegida en  1979 como el himno del carnaval de Barranquilla, como un garabato. “Para hacerle los arreglos me ayudó un trío de jazz de Panamá que se llamaba Set Rose trío. Le pusimos un ritmo muy propio de la costa atlántica, alegórico al Carnaval de Barranquilla. Yo quería hacer algo que trascendiera. Se me ocurrió bautizarlo danza de Garabato y no “del” Garabato o chandé como suele decírsele erróneamente”.

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