“Quiero” y la muerte de Ender Alvarado

Por Fredy González Zubiría.

En septiembre, el próximo mes, se hará la conmemoración de los 40 años del primer disco del grupo vallenato Los Sorprendentes, con la voz líder de Toby Murgas y el acordeón de Ender Alvarado, dos jóvenes, nacidos en La Punta de los Remedios, La Guajira, residenciados en Riohacha, que llegan a la cumbre y luego la tragedia trunca la carrera del preeminente músico.

“Quiero” y la muerte de Ender Alvarado

El maestro Romualdo Brito lo convenció con la palabra de la experiencia:

—Edgar, esa canción es la que va a vender el disco.

El pronóstico se hizo realidad: Quiero, desde su lanzamiento en agosto de 1980, fue el éxito arrollador del disco. Antes de la salida al público, durante el mes de agosto, Lenin Bueno Suárez y otros directores de programas vallenatos en Santa Marta, Valledupar, Medellín y Bogotá, colocaban el tema y ofrecían premios al que descubriera la agrupación. Los cinco mil pesos se los ganó en Barranquilla un riohachero residente en esa ciudad.

QUIERO (Edgar Florentino Rojas, grabado por Los Sorprendentes)

Quiero ser el aire que respiras
ser el ave de tu nido
ser la luz que te ilumina.

Quiero ser la fuente cristalina
donde bañas tu piel fina
ser tu sombra y tu vestido.

Quiero en todo instante estar contigo
prenderme de tus sentidos
y ser dueño de tu pensar.

Quiero que unamos nuestras personas
y hacer de ellas una sola
pa´toda la eternidad.

Quiero ser tu realidad
y tus sueños también
quiero ser tu anochecer
y tú bello despertar.

Quiero ver la aurora en tu lecho,
y el día hasta que la luna aparezca,
quiero dormirte entre mi pecho
y toda la noche sentirte cerca. (Bis)

Quiero ser ocaso de tus penas
preludio de tu alegría,
ser la sangre de tus venas.

Quiero que seas la ovejita tierna
que he de amar como esta tierra
que nos vio nacer un día.

Quiero por tus ojos ver el día,
por tu alma ver la mía,
por tu boca hablar de amor.

Quiero para ti negra querida
lo más lindo de la vida,
reina de mi corazón.

Coro

Quiero que siempre los dos
luchemos hasta el final
que el resultado será,
el que nos disponga Dios.

El primer capullo en tu primavera,
la primera gota en tu invierno,
la bonanza de tus tormentos,
siempre seré para ti mi negra.

El compositor Edgar Florentino Rojas residía en Maracaibo. No tenía idea de lo que estaba pasando con su canción. Llamó el 21 de agosto a Bogotá para felicitar a su novia Aurora por su cumpleaños.

Ella le contó que había escuchado en la emisora una canción que le recordó la letra que le había regalado cinco años atrás; además, le confirmó que buscó el papel que aún conservaba y, ciertamente, ¡era la misma! Edgar no lo podía creer. Desesperado, empezó a sintonizar con su radio de onda corta emisoras de Colombia y, por casualidad, Radio Guatapurí de Valledupar tenía sonando la canción. La alegría fue total. Todos se abrazaron en familia y empezaron a brincar. Enseguida, Edgar regresó a Colombia.

La vida le dio un giro al compositor. El disco salió en septiembre de 1981 y, cuatro meses después, Edgar y Aurora se casaron en la iglesia San Martín de Porras, en Chapinero, Bogotá, con los costos pagos por las primeras regalías de la canción Quiero. Las solicitudes de más canciones no se hicieron esperar. Daniel Celedón, Jairo Serrano, Elías y Romualdo Brito querían grabarle todo lo que produjera su talento.

El tema Quiero escaló rápidamente las listas de preferidas de las emisoras del país. La prensa especializada no dejaba de hablar de ese par de desconocidos muchachos que se habían convertido en un «palo». Los contratos aparecieron en abundancia: Los Sorprendentes se presentaron en Barranquilla, Bogotá, Medellín y Valledupar al poco tiempo y durante varias semanas ininterrumpidas.

Ender Alvarado.

La tragedia

El grupo Los Sorprendentes del Vallenato disfrutó los siguientes dos años, pues había alcanzado la cumbre y saboreaba un éxito que hasta entonces le había sido esquivo. Al año siguiente grabaron su segundo larga duración, Seguimos Firmes. En realidad, esa firmeza que se anunció en la carátula del disco estaba haciendo agua. Había disgustos entre Toby Murgas y Ender Alvarado. Los problemas se atizaron luego de una presentación en Hatonuevo, adonde asistió Edgar Florentino Rojas. El autor de la canción que los llevó a la fama sentenció ese día:

—Hasta aquí llegaron Los Sorprendentes.

En las semanas siguientes cada quien tomó su camino. Toby le propuso a Alonso Gil grabar un disco y, así mismo, Ender Alvarado adelantó conversaciones con el cantante Fidel Mejía. 1982 fue un año difícil para Riohacha. La ciudad vivía el ocaso de la bonanza marimbera en medio de una violencia incontrolable.

La Policía Nacional trajo a la región unos uniformados de choque, comandados por el teniente Gómez. Entre los suboficiales se encontraba un personaje siniestro que dejaría un río de sangre a su paso por La Guajira. Se trataba de un policía a quien apodaban El gato. Decían que era adicto a la sangre y al asesinato salvaje.

El 17 de mayo de 1982, Ender Alvarado regresaba a su hogar en la calle 14 B entre carreras 10 y 11, donde vivía con su esposa Josefa Viloria y sus tres hijos. Eran las siete de la noche. Al frente de su casa había una parranda y lo llamaron para integrarse. Para no despreciar al vecino se sentó por un rato. En medio de la emoción por las canciones, uno de los presentes, un marimbero que hacía días había triunfado con un embarque, sacó la pistola e hizo tiros al aire.

Por la calle 15 pasaban en esos momentos el teniente Gómez, El gato, y tres policías más, todos vestidos de civil. Creyendo que los tiros eran para ellos, enfrentaron a los supuestos atacantes. Para tal efecto, atravesaron el carro, sacaron las armas largas y empezaron a disparar a lado y lado. Un tiro hirió en la pierna al teniente, lo que enfureció más a los policías.

Aterrorizado, Ender Alvarado no sabía qué hacer en medio del fuego cruzado. Decidió ocultarse en un pequeño callejón de una casa vecina. El gato lo vio esconderse y lo siguió hasta tenerlo enfrente.

Ender gritaba que él no estaba armado, que era músico. El policía no pidió que alzara las manos, ni dijo nada, sólo sacó su pistola y le disparó a quemarropa. Luego, le descargó la ametralladora. El gato había asesinado a Ender Alvarado a sangre fría.

El multitudinario sepelio se convirtió en una protesta civil por el vil asesinato del músico. Las arengas y gritos contra la policía eran agresivas. El desfile de miles de personas con el féretro cargado pasó por el frente del comando de la Policía de Riohacha. Los uniformados estaban acuartelados. Hubo llamados a incendiar la estación, pero varios de los presentes llamaron a la calma al intuir que prenderle fuego el edificio de la Policía podría desatar una masacre. En el momento de depositar el féretro en la tumba, a Ender Alvarado le cantaron varias canciones. Una, especial, compuesta por Edgar Florentino Rojas: Diademas.

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