El “nueve” argentino

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Por Abel Medina Sierra – Investigador cultural.

Se llama Agustín Vuletich y es el delantero de moda en la liga colombiana de futbol. Este argentino, de ascendencia croata, aunque ya había actuado en otros clubes colombianos, fue en este año que, vistiendo la camiseta del Deportivo Independiente Medellín, está rompiendo las redes, infundiendo temor a los defensas y, de paso, revalidando la imagen que los fanáticos del futbol teníamos de lo que debe ser un centro delantero.

Por muchos años, Argentina fue la gran fuente surtidora de futbolistas para todas las ligas de América Latina y otras del mundo. En el caso de Colombia, en los años bonancibles de nuestra liga, la columna vertebral de los grandes equipos estaba configurada por argentinos. Quién no recuerda porteros como Luis Gerónimo López en Pereira y otros equipos, Navarro en Nacional, Delménico en Junior, Falcioni en América, Quintabani en varios equipos, el campeón mundial Goycochea, Vivalda y Vikonis en Millonarios, para solo hablar de algunos. Centrales que infundían seguridad como Balbis, Brown, Van Tuyne y “El patón” Bauza del Junior. El “10” casi siempre era argentino, y en esa galería recordamos a De la Savia, Marcelo Trobiano y Carlos López en Millonarios, Carlos Babington, Ischia y “La bruja” Verón en Junior, Aldo “Pichón” Rodríguez en Santa fe.

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Pero, la posición que más buscaban en Argentina los empresarios colombianos y, en general de Suramérica, era la de centro delantero. El centro delantero era, casi siempre, el de la camiseta número 9. Se le solía llamar “el ariete”, “el matador” porque era parte de su perfil su velocidad, precisión y potencia. Así debía ser un 9 y en Argentina los iban cultivando desde las divisiones inferiores.

También los llamaban “pescadores” ya que siempre estaban en las 18 a la caza de un balón que le llegara para anotar. Como gran pescador, recuerdo al delantero argentino de Santa Fe, Hugo Gottardi, siempre esperando cerca al arquero, muy poco eludía, la mayoría del tiempo no se notaba en el partido, pero una sola le llegaba y la embocaba. Así llegó a ser varias veces goleador de la liga.

Vuletich nos ha revivido la nostalgia por delanteros argentinos letales en área como Daniel Tilger, quien pasó por Quindío y otros clubes, “El tigre” Benítez de Deportivo Cali; Carlos Pandolfi en Santa fe; Converti, Irigoyen, Funes o “El pájaro” Juárez en Millonarios; Gareca y “La fiera” Cáceres en América, Osvaldo Marcial Palavecino en Nacional, Sergio Galván Rey en Once Caldas y otros equipos, Miguel Oswaldo González en Bucaramanga y Cali, Hugo Horacio Lóndero en Cúcuta, Nacional, Medellín y otros equipos. Quizás, el más recordado de los recientes fue Germán Ezequiel Cano en el Medellín, precisamente el equipo que sigue privilegiando al centro delantero neto como parte de su estrategia ofensiva. La llegada reciente de Hernán Barcos a Nacional presagiaba ver un “9” efectivo pero no le fue muy bien al argentino.

La alta demanda de centrodelanteros argentinos (y uruguayos), se debía al perfil del futbolista colombiano, más habilidoso que efectivo, más gambeteador que veloz y fuerte. Pero los tiempos sí que han cambiado, quién iba a pensar que los grandes clubes argentinos iban a terminar buscando aquí lo que se ha hecho escaso allá. Juan Pablo Ángel, Radamel Falcao y ahora Santos Borré han sido los más recordados “nueves” de River Plate en las últimas décadas. Por allá estuvo Teo Gutiérrez y otros goleadores colombianos que hoy son la columna de los más emblemático equipos argentinos como son River y Boca Juniors.

Antes los directores técnicos de Argentina se rascaban la cabeza para escoger a quién convocar a la selección por exceso de buenos delanteros, ahora tienen que buscar con lupa y llevan años buscando remplazo a Kempes, Crespo, Gareca, Batistuta, Funes, Agüero y Gonzalo Higuaín.

En la actualidad, parece que la figura del “9” de área, parece un objeto de museo. Tanto así que varios equipos, como Boca Juniors, no los usan ya. O desapareció el prefijo “centro” ya que los obligan a moverse por todo el terreno, cambiar de posición y hasta bajar a marcar. Mientras existan algunas muestras de esa especie en vías de extinción, los que añoramos a los arietes, disfrutemos o padezcamos a “matadores” como Vuletich.

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