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Entre el Almirante Padilla y la profecía

Por Angel Roys Mejía*. 

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Tan cerca y tan lejos la una de la otra. Hermanadas en la historia, en la proximidad de sus territorios, en la complementariedad de sus actividades de sostén y desarrollo; pero celosas en lo competitivo desde antes y durante el grito que elevó sus territorios a Departamentos con pocos meses de diferencia. En la página de aniversario del Departamento del Cesar se afirma en los antecedentes que “La idea de crear el departamento (…), nació a partir de la creación del Departamento de La Guajira…” Sin embargo, en la conmemoración de sus cincuentenarios, el Valle del Cacique Upar parece haber tragado más harina.

Valledupar y Riohacha son ciudades hermanas en lo regional. La primera provinciana, básica, ganadera, bucólica; pero próspera y pujante. La segunda, fronteriza, cosmopolita, plural; pero detenida en el tiempo. Al margen de las ventajas de Valledupar en materia de infraestructura básica, del entendimiento de su clase política por endulzar los oídos y la vanidad de los dirigentes del centro y el empoderamiento de la música tradicional de acordeón como pretexto para emparrandar a la patria y conquistar los fríos corazones de quienes administran el presupuesto de la nación, el empuje en el plano cultural y en la resignificación de la memoria como capital invaluable, constituye la diferencia.

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Barranquilla por ejemplo, descubrió aunque un tanto tarde, que estaba engranando su desarrollo de espaldas al rio. Comprendió su prospectiva y ahora las principales inversiones se orientan a recuperar la mirada hacia el rio Grande como polo cultural, turístico, industrial, de transporte y económico.

Valledupar apropio la juglaría, los dignificó, los acogió y los promovió; empujó un clúster con el Vallenato como punta de lanza, al tiempo que afianzaba su vocación agrícola y ganadera, con norte y presupuestos claros. Entre tanto Riohacha divagaba entre capital de frontera con puerto libre y su estigmatizado espíritu contrabandista. Entre tierra con destinos turísticos por descubrir o capital de servicios para la explotación de recursos minero-energéticos. Entre la pluralidad étnica, diversidad cultural y la diáspora de sus migrantes extranjeros después del periodo de bonanza. Entre el aquí y el allá, sin avance alguno y dicho sea de paso, negando el mar.

Valledupar ha dotado de infraestructura su archivo histórico y está en camino de su digitalización, ha promovido la protección y recuperación de sus fuentes históricas y documentales, con ello ha ido recuperando la memoria, dándole el valor al pasado y su papel de trascendencia para el presente. De paso se ha fortalecido la biblioteca pública como espacio que atesora el conocimiento y exalta la producción intelectual de sus investigadores y creadores. Casi todos sus municipios tienen monografías que retratan sus orígenes y cuentan las incidencias de su devenir; la academia de historia tiene dinámica y espacio propio. En fin, su sociedad ha entendido la importancia de la memoria, la historia y la cultura para consolidar un sentido de identidad colectiva de región.

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Pese a que aún sus urbanizaciones llenas de sombras de cañahuates y mangos reciben el agua potable racionada, que están sometidos al yugo y mal servicio de Electricaribe, que sus conductores dando muestras de un afán primitivo toman el carril derecho para doblar a la izquierda rompiendo con el orden y respeto que intenta tener su movilidad. Se sobreponen hidalgos a las fisuras y halan todos para el mismo norte de bienestar y desarrollo.

Para el próximo año el presupuesto de Valledupar alcanzará la cifra de 726 mil millones de pesos, para atender las necesidades de casi medio millón de habitantes. Riohacha, entre tanto afora el suyo en 341 mil millones de pesos, para cubrir casi 300 mil habitantes y con el vestido aun sin estreno de su condición de Distrito.

Pobre Tite, pobre Tite… Pobre Tite Socarras… Ahora se encuentra muy triste, lo ha perdido todo por contrabandear, y Valledupar canta en una estrofa de otra canción, si te descuidas Vallenato se cumplirá tu profecía.

*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com

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