Por: Cristian Julián Díaz Álvarez*.
Decano Nacional
Facultad de Ingenierías Ciencias Básicas Areandina
Hace pocos días se llevó a cabo la V Asamblea Regional de Afiliados de la Cámara Regional de la Construcción del Cesar, donde se expuso, entre muchos aspectos, la preocupación por la caída en los proyectos de vivienda nueva: el desplome de la demanda y dificultades en la oferta.
Temas importantes relacionados con el sector construcción, que indudablemente jalona otros sectores como el extractivo, el industrial, el comercio y los servicios convirtiéndose en una importante cadena de valor que genera empleo directo e indirecto en un país necesitado: ¡Casi el 15 % de la mano de obra colombiana! (Según cifras de Camacol).
La preocupación se concentra en el decrecimiento de los proyectos de vivienda nueva y la construcción no residencial, la inseguridad jurídica en los licenciamientos de construcción, las modificaciones no justificadas en los Planes y Esquemas de Ordenamiento Territorial, los inventarios existentes de vivienda nueva sin vender, y el aumento de los ciclos comerciales y constructivos, pasando en algunos casos a 60 meses para asegurar el pago de las cuotas iniciales.
Excelentes exposiciones de la mesa directiva del evento dejaron en claro estos muchos otros asuntos preocupantes para el gremio, llamando la atención sobre la importancia de asegurar lo actuado en cuanto a las licencias de construcción y mantener el crecimiento de las ciudades mediante la gestión oportuna de suelo urbanizable.
Sin embargo, hay algo que preocupa en las detalladas intervenciones: el predominio del pensamiento lineal en los análisis causa efecto de la realidad urbana, y la visión clásica del crecimiento indefinido de las ciudades y asentamientos humanos.
Al exponerse la preocupación sobre la caída en la construcción de oficinas y espacios comerciales, se desconoció el impacto que está teniendo la Cuarta Revolución Industrial, en la cual lo digital, el Internet de las Cosas y los espacios en la Nube están definiendo un mundo virtualmente construido, donde el concreto,el ladrillo, el acero y el asfalto son remplazados por la fibra óptica, los terabytes, los servidores y las señales en diferentes frecuencias y amplitudes.
En la actualidad, para tener una empresa no necesariamente se requiere área construida, las oficinas se comparten, utilizándolas solo cuando realmente se requieren o simple y llanamente utilizan plataformas virtuales. Este tema no aparece en el radar ni en el análisis. Por otro lado, en el escenario mundial las nuevas generaciones no son proclives a la adquisición de bienes, los comparten; utilizando la capacidad instalada haciendo uso de muchas aplicaciones móviles.
Pero el asunto más preocupante es el planteamiento de exigir que las ciudades crezcan indefinidamente para habilitar suelos urbanizables, dejando atrás áreas urbanas degradadas y aumentando el costo de administración e infraestructura. Visión de expansión urbana en horizontal que poco coadyuva a la sostenibilidad urbana. ¿Para qué explayar la mancha urbana si podemos recuperar suelos abandonados, lotes urbanos, bienes deteriorados y áreas tugurizadas?
¿Por qué no construir en vertical? Acorde con la capacidad de carga de la infraestructura para suplir el déficit de vivienda de una población que decrece, que en su mayoría no quiere procrear, y que no considera la propiedad privada como un imperativo de vida, contrario a lo que muchos de nosotros pensábamos décadas atrás.
Finalmente, quisiera insistir que el análisis urbano debe realizarse de manera compleja –no complicada- reconociendo las condiciones iniciales de los distintos asentamientos humanos, las relaciones regionales, la influencia de las condiciones de frontera y la imbricada red que tejen los distintos sectores, organizaciones, comunidades, familias y personas que dependen de estos leviatanes urbanos para desarrollarse. Análisis e intervención de ciudad que también debe mostrarse conforme con las exigencias de la variabilidad y el cambio climático, y la alta vulnerabilidad ante el desabastecimiento de agua, alimentos y otros bienes y servicios ambientales.
Ya las relaciones no son P entonces Q (P = Q) como otrora nos enseñaron, sino A, B, C, D, E, F, G…, entonces o no entonces Q, R, S, T, U, V…. Todo un galimatías que se puede comprender desde el Pensamiento Complejo. Esperemos que en la próxima Asamblea se presenten no sólo señales de recuperación del sector bajo un esquema de sostenibilidad, sino análisis distintos de la realidad y la prospectiva.
*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com