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Por Jetlin Barros Brito – Ingeniera de Producción, Especialista en Desarrollo Social. Voluntaria /Activista Social /Ex Gestora Social de Riohacha DTC.
“El liderazgo tiene dos pilares, el modo libre que es el que propone y crece, y el modo víctima que es el que siempre busca una excusa o culpa a alguien cuando las cosas no se hacen de la mejor manera”. ¿Con cual te identificas tu?
«Jetlin Barros»
El concepto “sociedad” definido por la RAE, como el conjunto de personas pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes y que comparten culturas o civilización en un espacio o tiempo determinado. En el territorio colombiano, lugar donde tenemos puesta la mirada, tenemos una sociedad democrática en donde la libertad de expresión y otros derechos, constituyen elementos vitales para el funcionamiento de la sociedad, pero debemos entender que para que la sociedad sea justa, los derechos no pueden ser absolutos y deben tener sus limitaciones, con el fin de evitar conflictos entre las personas, afectaciones a bienes y a la vida misma.
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Ahora bien, vivir dignamente supone que los ciudadanos pueden exigir condiciones al Estado de gozar de bienes como: la educación, el alimento, la vivienda, la salud, o la libertad de circulación.
Con lo anterior, implica que se trabaje corresponsablemente para la construcción de una cultura legalista, donde los comportamientos deben estar sujetos a las leyes con plena conciencia ciudadana sobre los efectos perjudiciales de las conductas ilegales y lograr la consolidación de un Estado social de derecho, en un propósito que implica la comprensión por parte del individuo, de su realidad y la de su entorno, partiendo del juicio de sí mismo, de la reflexión, de la libre determinación y desde luego, entendiendo su sociedad.
Todo el eslabón de conceptos plasmados en estas líneas, los contrasto para ahondar en la crisis que hoy nos cobija mundialmente y que ha golpeado a Colombia en sus diferentes sectores, llevando al Gobierno a establecer una posible vía para recuperar los recursos que han sido destinados para la misma bajo una REFORMA TRIBUTARIA.
Hoy Colombia decide alzar su voz ante esta, a través de una marcha que deja mucha preocupación por las múltiples acciones atroces en nombre de los derechos a protestar o a la libre expresión para justificar el vandalismo, la incapacidad de aportar, y la falta de acciones positivas para unir a la sociedad.
Colombianos, en una cultura legalista, los ciudadanos se esfuerzan por rechazar el delito, la corrupción, por promover la convivencia pacifíca, solidaria y cívica.
¿Será que las marchas cobijadas en el vandalismo ayudarán a salir de la situación en la que nos encontramos atrapados?, en el vandalismo la objetividad no existe, es una interpretación errónea de la realidad, solo porque gritas más fuerte y destruyes, crees ganar y tener la razón.
¿Será que el Gobierno coloca su mirada en un pueblo democrático que grita a viva voz justicia y una mejor calidad de vida demostrando ser agresivos frente a las infraestructuras del país?
Como ciudadanos preguntémonos: ¿A que le llamamos valentía?, ¿a tener pantalones para salir a destruir lo poco que tenemos?; y al Gobierno le pregunto, ¿Se esta pensando realmente en los ciudadanos colombianos al momento de tomar decisiones trascendentales que afecten la calidad de vida de todo un país?
En medio de la pandemia que hoy azota al mundo y que Colombia no fue la excepción, debemos convertir toda esta crisis por la que atravesamos en un mundo de oportunidades donde la emoción que movilice a sus ciudadanos sea la de construir, visionar y transformar nuestro territorio, para lograr cambiar las realidades que no nos gustan. Ser parte de un país, o de una ciudad debe ser sinónimo de reconocer contextos y en cada contexto respetar las reglas correspondientes, eso hace parte de una buena llamada cultura ciudadana.