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¡Que Vuelva Ceballos!

Por: Abel Medina Sierra-Investigador Cultural*

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Nada más caótico para Riohacha que este cuatrienio en asuntos políticos y administrativos. Interinidad, síndrome de raspado de olla, falta de liderazgo, presupuesto vuelto añicos en refacciones a parquecitos de barrios sin gran impacto, pero que hoy nos tienen con pasivos de más de 40 mil millones cuando apenas hace poco salimos de la ley 550.  La ciudad está estancada. Pasamos del optimismo de hace pocos años a una sensación impotente de no saber hacia dónde vamos.

Se frenó el comercio, el inventario de César Cruzco desnudó que gran mayoría de locales comerciales están esperando arrendatarios. Incluso, algunos de los locales de los grandes centros comerciales ya están cerrados. La esplendorosa avenida Primera ya espanta por su soledad.

Por otra parte, las obras del gobierno nacional cada día se hacen más escasas, la falta de cabildeo y de interlocución con quienes pueden apalancar la inversión de un Estado tan centralista como el colombiano, es la marca de estos últimos tres años. Bien lo decía el editorial de Diario del Norte en recientes días: los últimos gobernantes de Riohacha no tienen ni la más remota idea de hacia dónde debe caminar la ciudad. Se perdió el norte, mucho más el liderazgo y la iniciativa que son requisitos para el alcalde de una ciudad capital. Incluso, las exigencias para que se concretice la declaratoria como Distrito Cultural y Turístico se echó por la borda de la improvisación, lo cotidiano y lo contingente.

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El mismo editorial llegó a una conclusión que cada día cobra más certeza entre los ciudadanos de Riohacha: se necesita de un alcalde como Rafael Ceballos. Aunque con descuidos en su último año, Ceballos le dio optimismo a la ciudad, por algún tiempo cada mes se inauguraba una obra en la ciudad, gestionó múltiples inversiones del gobierno nacional capitalizando las relaciones y alianzas. El ex alcalde le imprimía a su equipo de gobierno una dinámica de trabajo nunca antes vista en tiempos remotos, una incansable dedicación para apropiarse de los problemas de la ciudad. Tan diferente a esa desidia que aun campea en los pasillos del Palacio Municipal.

Con Ceballos ocurre como con Juan Manuel Santos, cada día del gobierno de Duque lo eleva a un sitial de mayor reconocimiento de su gestión. Con todos los alcaldes que han pasado después, sube la cotización de la gestión ceballista. Su imagen, por varios meses elegida entre los mejores alcaldes del país, se vio afectada por un último año en el que la dinámica se diluyó, pero que no borra lo que se hizo en los tres primeros. Su imagen se vio empañada más por reclamos de sus aliados por mayor participación política que por errores administrativos. También por el espinoso asunto del acueducto de Camarones en el que todavía la justicia no nos aclara si hubo delito o no.

Para un gobernante, lo primero es mapear las necesidades de la ciudad y tener una idea clara de las prioridades y los escenarios apuestas de su gobierno. Quienes han pasado por la administración de la ciudad últimamente, han demostrado que se prepararon para ganar, pero no para regir y conducir la ciudad por el camino del progreso.   Allí les lleva ventaja Ceballos y lo demostró en su periodo.

Lo que más aterra, es ver la lista de candidatos para los próximos comicios que no cumplen con las credenciales de liderazgo que la ciudad necesita. A ninguno se le escucha una propuesta que responda a las preguntas de cómo salir de los pasivos y cómo apalancar de nuevo la ciudad para reducir la brecha que nos separa de las demás capitales del Caribe colombiano.

En estos días, un nutrido número de líderes le han pedido a Ceballos que retome las riendas de la ciudad, él mismo y no en cuerpo ajeno, aun siendo su propio hijo. Me uno a esa petición. Ceballos tiene las condiciones del alcalde que necesitamos en este momento de pesimismo, estancamiento y desgreño administrativo. Los errores del pasado los puede corregir.

No quisiera terminar sin aclarar que: nunca he pertenecido al Equipo Guajira, tampoco hecho parte de la administración Ceballos, ni siquiera voté por él; por lo que mi postura la hago desde la ciudadanía independiente.

*Las opiniones expresadas en este  espacio  son responsabilidad de sus creadores y no reflejan  la  posición  editorial   de revistaentornos.com

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