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«La edad de mi sombra», es la edad de su luz más intensa en la obra de Bélgica Quintana

 Por Limedis Castillo Mendoza (poeta –narrador)

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Son las tres de la tarde y me dirijo a la casa de la poeta y artista plástica Bélgica Quintana en la ciudad en Riohacha. Deseo realizar una entrevista. Me asaltan muchas preguntas. Bélgica vive en una casa amplia, en su patio hay un inmenso árbol de marañón. Tiene también en materas plantas frutales y ornamentales. Es autora de mucha obras de arte, obras que representan su vida de artista pero sobre todo de mujer comprometida con las artes y las letras en el Departamento de La Guajira.

Su voz refleja la madurez de los años vividos. He leído con avidez su libro de poemas «La edad de mi sombra». Ahora bien en la presentación de ediciones el Lunario la muestran como una poeta, artista plástica, gestora cultural y delineante de arquitectura. Miembro fundadora del grupo literario El Solar de Riohacha. Ha merecido galardones como el Salón Nacional de Arte y vario Salones regionales d Arte. Igualmente, ha realizado exposiciones individuales y colectivas de su extensa obra plástica. Su libro la Edad de mi sombra en su opera prima como poeta.

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En un ensayo sobre su obra resalto lo siguiente: Bélgica tiene unos poemas de corto aliento, el cáliz íntimo de un veneno poderoso; poemas sobrios, breves metáforas que revelan imágenes acaso oníricas o metafísicas de lo cotidiano. Su escritura es parca que nos describen la paleta de sus colores, la abstracción de sus silencios y lo sapiencia humana de lo vivido. Su ingreso al grupo literario el Solar se dio al inicio de los años 2000 y así fue creciendo en su dimensión poética publicando primeramente en cartillas literarias del Grupo El Solar. Del año 2004, destaco el siguiente poema:

PINTOR
Danza la sombra
En el contagio
De una naturaleza soslayada
Una regla del destino
Traza secreta el alma:
Signos hechos en el exilio
Confía en el tiempo
Ligando a la luz
De la identidad perdida
El color de los reflejos.

Luego para el año 2006 publica en el volumen poético “Los hijos del pez, Doce errancias por una Guajira Luminosa” donde destaco la siguiente imagen:

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Escribo al poema secreto
de la fugaz
memoria huyo con fuego
en la curva enloquecida.

Posteriormente en el 2020 publicó en la Antología Septentrión – Antología de la poesía en EL Solar. Al leerla, quizá pudiéramos acusar una cierta influencia de otros poetas entre ellos: Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Vicente Huidobro, Eugenio Montejo, Alfonsina Storni, Giovanni Quessep. Por momentos, su metáfora parece desbordar el silencio, esa suerte de levedad con motivos verbales casi abstractos donde se juega la fe y el futuro; lo incierto, lo vivido y la muerte son recurrentes y se asocian a una constelación de imágenes y experiencia de los abriles. Ella, la poeta, alcanza la metáfora de la purificación: ya nada es perdido en su obra. Nada en su vida.

Bélgica me trae una silla de hierro y mimbre. Y sin mediar palabra me narra la historia del juego de sillas traídas de Isla de Aruba afínales de los años 60. Yo la interpelo saco mi celular y decido grabar la entrevista.

Bueno, nos encontramos con la maestra, pintora y poeta Bélgica Quintana. ¿Maestra Bélgica en qué año nació usted?

Nací el 5 de abril del año 1935

¿Cómo fue su primera infancia y como se inició como pintora?

Como te digo, desde niña a mí me gustó mucho dibujar, pero no tenías con qué, aquí en Riohacha, porque en realidad no había materiales de ninguna clase, pero cogíamos yeso, cogíamos carbón y así comencé, con eso dibujábamos en el piso, en las paredes. Íbamos a buscar pedacitos de yeso atrás en el cementerio, cuando se partía una virgen o un santo y con eso trabajábamos. Y éramos felices.

¿Cómo se inició en las Artes plásticas?

Primero que todo, como todo, conocemos el lápiz, el papel, eso lo comencé a conocer en Maracaibo en la Escuela de Bellas Artes, era una niña, tenía doce años, Mi mamá se dio cuenta que habían fundado una escuela y ella me inscribió pero debido algunas condiciones nos tocó regresarnos para Riohacha.

¿Cómo logró compaginar con el maestro Antonio Márquez, yo veo su vida como la de Diego Rivera y Frida Kahlo, como fue ese encuentro entre artistas?

Yo primeramente me fui a estudiar a Bogotá, yo traía una visón del arte, eso fue, imagínese en el año 1959, ya en ese tiempo estaba Carlos Rojas, Líberos, también estaba la señora Martha Traba como crítica, entonces eran muchos los que estaban metidos en las artes modernas, metidas en la brecha como se dice del arte. Era diferente a lo que se hacía en cuestión de arte lo que se hacía por acá.

Y usted revolucionó, digámoslo así las artes en La Guajira, porque la concepción de arte que se tenía con Cochise Maya y Antonio Márquez. ¿Que propuesta novedosa o alterna trajo usted de Bogotá?

Para mi fueron muchas. Aquí solamente habían dos maestros Antonio Márquez y Cochise Maya, y de verdad era una sola propuesta y no se sabía de quien  era la obra. Inclusive Cocho es un poco diferente a Márquez, porque la gente aquí pensaba que Márquez solamente sabía pintar indígenas. Entre paréntesis él fue quien dio a conocer a la Guajira en la pintura, la dio a conocer a todo el mundo.

¿Cómo fue, como se dio es encuentro con el maestro Márquez, cómo ustedes lograron compaginar, tanto en la vida familiar, como en los oleos, en las exposiciones, en todo ese trasegar de la vida?

Bueno, tu sabes que el burro que se conoce con el otro, se busca para rascarse, él de la misma categoría mía (suelta una risita infantil) le gustaba las artes plásticas y a mí también, a él le gustaba mucho la música, pues a mí también me gustaba contar, me gustaba también toca la guitarra y esas cosas, también un poquito el órgano y entonces, a mí me gustaba mucho el canto, nos encontramos, me encontré él. Me di cuenta que era un pintor me pico el ojito y yo también se lo piqué y no quedamos.

Bueno eso con relación al arte, pero quiero que nos hable la importancia que ha tenido la poesía, el grupo literario El Solar, cuente algo de su dimensión poética, también estamos tratando de publicarle al mundo su obra poética. Háblenos un poco de sus inicios en el taller literario El Solar y como se inició usted con la poesía.

Ve, no me hagas llorar oíste, (risas), porque hay un dicho que dice “ lo que perdura hasta la sepultura” oíste, Yo era de la que tenía versitos pequeños de corazón, de florecitas y amores y entonces me meto al taller literario del maestro Maceas, que es tan exigente, en las artes de la escritura, esta burrita quería meterse e esa otra brecha donde ya no es horizontal sino que es vertical, es inclinada y dele y dele, y eso de iniciarme en la poesía fue muy difícil, mis compañeros , lo que todavía, están como el que me está entrevistando, ellos saben el trabajo que yo pasé, yo tenía otra clase de literatura. Yo era para  que hubiera tirado la manta desde el principio pero mira que no, tengo manta y sobrecama arriba.

Bueno pero finalmente, que aporte, o que le podría decir a los jóvenes de hoy, una mujer que ha vivido, que le diría a los jóvenes de hoy con relación al arte y la poesía, a la búsqueda del arte y la búsqueda de la belleza y búsqueda de la estética.

Primero que todo observar todo lo que existe en la naturaleza, porque la naturaleza es bella, una hojita que tu cojas en tus manos te da cuenta como está dividida, si , la nervadura que tiene, una florecita por muy pequeñita que sea, tú lo miras esos detallitos, esos colores, eso te da a ti, un despertar en lo que es la verdaderamente belleza y entre esos tu puedes conocer y apreciar lo que es bello de lo que no lo es.

Finalmente afirmo que Bélgica Quintana es un ser tranquilo, nada le perturba, ya ha transitado casi todas las etapas de un ser humano común y corriente, pero siendo poco común y poco corriente; sencilla sí, simple. Acaso por tal razón, la libertad, la inmanencia de la muerte, el tiempo que correo la memoria, la vida y su filosofía están en su estética vital, lo vemos en el siguiente poema:

Estoy guardando recuerdos
difícil es venir
sin las reglas de la vida.
está aquí la realidad,
ese baúl de lo que hacemos.

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