Kojutajirrawaa por el derecho a la educación superior con enfoque diferencial étnico

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Por María Isabel Cabarcas Aguilar.

Llegué al sector Aujero, por la publicación en un grupo en Facebook que hiciera mi estimado amigo, el pintor, escritor, poeta y coordinador del proceso organizativo de la Junta Mayor Autónoma de Pütchipü´üi, Guillermo Ojeda Jayariyu. En esa mañana soleada, el objetivo del encuentro era, desarrollar un kojutajirawa o diálogo intergeneracional convocado por un grupo de jóvenes estudiantes wayuu de la Universidad de La Guajira, en el que participarían los Pütchipü´üi, líderes, gestores culturales y autoridades tradicionales de la etnia, que, resulta la más numerosa de La Guajira y de Colombia, asentada en el extenso territorio peninsular de La Guajira colombiana y venezolana, pues las fronteras se vuelven invisibles frente a sus anhelos de supervivencia e integración.

Los mayores iniciaron el diálogo, encabezados por el siempre sabio, sereno y reflexivo Guillermo, o Jayariyu, como firma sus extraordinarias obras artísticas. Le siguió en el uso de la palabra, el prestigioso pütchipü´üi Hilder Aguilar. Le seguiría la proactiva Ana Delia Fernández, coordinadora de la Organización de Mujeres del Pueblo Wayuu. A continuación, el gestor cultural Joaquin Fince Uriana, reconocido no solo por sus interesantes y valiosas iniciativas por la preservación de los juegos tradicionales wayuu, sus instrumentos musicales y manifestaciones artísticas si no también por haber participado como actor natural en el afamado filme Pájaros de Verano. Posteriormente, el tío y maestro Enrique Cohen, estudioso de los impactos ambientales y sociales de los proyectos mineros y energéticos, asumió la vocería. Asimismo, se manifestaron los jovenes Jeferson Palmar y Eliel Castillo, miembros del Movimiento Juvenil Diverso, y partícipes del grupo de jóvenes que protagonizaron la huelga de hambre que durara veinte largos días. Le tocaría el turno a Alcides Escobar Pimienta, comunicador social y Magister en Política de la Universidad de Antioquia, hijo de la reconocida empresaria etnoturística y lideresa Aldina Pimienta. Y luego, los jóvenes Dandy Osorio, Leopoldo Freyle, Segundo Vangrieken y Yonar Freyle, quienes habían solicitado ser escuchados por los mayores y por la Junta Mayor, debido a la situación que tanto ellos, como otros estudiantes estaban viviendo, expresaron también su sentir y pensar sobre el presente y el futuro.

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Al final hablé yo, la única no wayuunaiki hablante del grupo, a quien todos paciente y amablemente se dirigieron en español. Les expliqué lo orgullosa que me siento de mis ancestros wayuu por línea materna, y del amor y la admiración que, desde muy temprana edad, mi madre inculcó en mí, por nuestras raíces, tradiciones y cultura autóctona y como he abrazado con amor y sentido de pertenencia, la investigación etnojurídica que tanto me apasiona. Culminé mi alocución declarándome lo que siento que soy frente a ellos: una sobrina menor dispuesta a seguir aprendiendo del conocimiento ancestral wayuu y exaltando ante el mundo su incalculable valor patrimonial.

En las voces de Dandy, Leopoldo, Segundo y Yonar, fueron expuestos los más nobles anhelos de darle continuidad a su vinculación como estudiantes de la Universidad de La Guajira, al tiempo que fue evidenciada también, la necesidad de dar los pasos necesarios que conlleven a la creación de una organización que desde un liderazgo joven y wayuu, promueva el diálogo intercultural al interior de esa alma mater, para generar procesos de responsabilidad y compromiso de las nuevas generaciones con las tradiciones milenarias que sus ancestros han abanderado.

En una gestión pronta, gracias a la disposición y apertura del rector Carlos Robles Julio, los jóvenes y la Junta Mayor Autónoma de Pütchipü´üi fueron escuchados en una tan valiosa como fructífera y pertinente reunión. Próximamente se llevará a cabo el Consejo Académico que atenderá las numerosas situaciones de los estudiantes wayuu que se vieron afectados debido a la falta o al limitado acceso a la conectividad debido al necesario uso de la virtualidad como herramienta y espacio de encuentro para hacer efectiva, la continuidad de los procesos académicos en medio de la primera pandemia del siglo XXI.

En este camino, se avanza con el liderazgo de los cuatro jóvenes wayuu, en la conformación de la Asociación de Estudiantes Indígenas Kojutajirawaa, que traduce respeto mutuo. Seguramente serán muchos los logros que se sumen a la dedicada gestión de estos dignos representantes de la juventud wayuu de la Universidad de La Guajira. En el flyer que tanto llamó mi atención y que motivó mi asistencia a tan significativo escenario, se expresó una profunda y acertada reflexión: “La juventud wayuu necesita abrazar con respeto la autenticidad y legitimidad de nuestra historia y nuestra dignidad cultural ancestral, con lo cual podrán asumir la rienda de nuestro propio destino como pueblo milenario”. Ese es justamente, el camino legítimo por el que avanzan con convicción en la Shikii Ekirajia Pülee Wajiira, los más de tres mil seiscientos jóvenes wayuu que se forman en la educación superior, quienes anhelan la consecución de un título profesional que les permita armonizar la riqueza del conocimiento académico, con el sistema de sabiduría ancestral milenaria del cual son depositarios indiscutibles, todos y cada uno de los wayuu.

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