Jairo Aguilar y la deuda con la cultura

Por Abel Medina Sierra

*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com    

Muy mal arrancaron las relaciones del gobernador Jairo Aguilar Deluque con el sector artístico cultural del departamento. En escenario de confrontación no se vislumbra favorable por las primeras muestras de un gobierno que auguraba nuevos y promisorios escenarios para un sector que recibió no solo indiferencia sino verdadero “palo” durante el cuatrienio anterior.

Por una parte, el director de cultura del departamento fue la última movida en el gabinete, enviando el mensaje que no era prioridad para el joven gobernador. Lo segundo, el nombramiento de un funcionario que no tiene cercanías al sector cultural. Un día antes, se viralizó un reclamo de muy importantes gestores y cultores exigiéndole al gobernador honrar el Pacto departamental por la cultura que firmó como candidato, en el cual se comprometió a nombrar como responsable de cultura alguien del sector. Ya el gobernador demostró que, si bien su eslogan era “Primero la palabra”, ésta se cumple solo para respetar los acuerdos burocráticos, pero no sus promesas con la ciudadanía. Mala señal, pésimo augurio.

Estas primeras acciones eran puntuales por las mayúsculas expectativas del sector cultural. Todo eso dimensionado por el pésimo manejo que le dio la saliente Diala Wilches Cortina quien, en el poco tiempo en el cargo, mantuvo relaciones muy tensas y discordantes con el Consejo departamental de cultura, con el gerente del Fondo Mixto (siendo ella la presidenta de la junta directiva de tal entidad) y hasta con su director de Cultura, Elis Jacobo Gómez. Tanto así que este último, ni siquiera quiso asistir el acto de rendición de cuentas donde la cultura y las artes no merecieron la mínima mención, tampoco había nada para sacar pecho.

Con este escenario de entrada, lo que se podría esperar es que el gobernador tendiera puentes y no lo que hasta ahora está haciendo. Acaba de nombrar a José Emilio Sierra como director de cultura, no muy cercano al sector y quien tiene grandes retos: aprender en el menor tiempo posible cómo funciona el sistema nacional de cultura (algunos pasaron hasta dos años en el cargo y nunca lo aprendieron) y, por otra parte, lograr que el gobernador le suministre el músculo financiero y operacional para que no se queme en el cargo como su antecesor.

Cultura pasó en varios años de manejar más de 5 mil millones a la irrisoria cifra del algo más de 200 millones por culpa de la reforma a las regalías, la ley 550 y la desidia de los gobernadores anteriores por explorar nuevas fuentes de financiación.  Otro reto es recuperar el Centro cultural, pues la Gobernación se tomó sus espacios, supuestamente mientras se intervenía el Palacio de Marina, pero por lo visto, la infraestructura cultural hoy solo sirve como sede alterna de la Gobernación. Otra deuda que debe saldar Jairo Aguilar con el sector.

La disposición del Gobernador debe ir en la misma línea de la Asamblea Departamental la que, de manera muy oportuna y responsable, citó a un debate abierto sobre el tema de la desfinanciación y deudas acumuladas que, por culpa de la Gobernación, viene arrastrando el Fondo Mixto de cultura. Allí se creó una comisión de la Asamblea para hacerle seguimiento al clamor del sector cultural para crear una nueva ordenanza que cumpla con el mismo espíritu de la 023 que por años garantizó que tuviéramos un Fondo Mixto sostenible y capaz de cumplir con varias líneas de los planes de desarrollo departamental en su política cultural.

En los gobiernos anteriores, cada año giran al Fondo Mixto lo que les da la gana, cuando quieren y como quieren, lo que hace que la entidad cada año sobrepase en gastos lo presupuestado. Decenas de cultores tienen pagos atrasados por años por un embeleco jurídico que Diala Wilches no fue capaz de solucionar. Tenemos entonces: un Fondo Mixto endeudado y despresupuestado y una Dirección de cultura cuyos recursos no alcanzan ni para financiar al menos uno de los más de 30 festivales que tenemos.

Gobernador, honre la palabra como solía hacer su padre cuando gobernó con buen tino, lucidez y alto compromiso social. Haga alianza con la Asamblea porque si se quiere mejores resultados no se puede seguir haciendo lo mismo y partiendo del mismo marco financiero. Ojalá su compromiso con José Emilio Sierra también sea para no quemarlo en un cargo que terminó siendo de tan bajo perfil por la escasa capacidad de ejecución y maniobra. Comience a tender puentes y tendrá en el sector cultural y artístico unos aliados estratégicos.  

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