Por María Isabel Cabarcas Aguilar.
Vivir, morir
Crecemos
Como árboles
En el interior de la huella de nuestros antepasados
Vivimos como arañas
En el tejido del rincón materno
Amamos siempre a orillas de la sed
Soñamos allá
Entre kashi y kai
La luna y el sol
En los predios de los espíritus morimos como si siguiéramos vivos
Shiinaluluria Shiirua Ataaa.
Poeta Wayuú.
Crecí escuchando a mi mamá decir que la lluvia es bendición de Dios, y así creció ella también, escuchando a mi abuela Antonia Lucía decirlo y probablemente, mi abuela escuchó a su mamá expresarlo con convicción. Todas nacimos en Riohacha, en tiempos distintos, en un departamento en el que el agua pese a ser parte esencial de la vida de los seres humanos en todo el mundo, no ha sido precisamente un elemento abundante y permanente en la cotidianidad de las familias guajiras y muy particularmente en la vida de las familias wayuú.
El agua no solo es un derecho y un recurso valioso; es un regalo de la madre naturaleza que incide de manera significativa en la salud y en la calidad de vida de las personas, de las plantas y de los animales. Su presencia es sinónimo de equilibrio, de frescura, de vitalidad, de renovación y del transcurrir armonioso del ciclo natural de la existencia. También es un elemento que compone, además, cerca del 60% del cuerpo humano. Es fuente vital de energía pues un ser humano puede sobrevivir hasta tres semanas sin alimento, pero solamente podría sobrevivir tres días sin consumir agua, ello evidencia, su indiscutible importancia para nosotros.
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Por otra parte, aunque nuestro planeta se denomina: Tierra, este líquido precioso se constituye en el 70% de su composición total y se encuentra presente mayoritariamente en los océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, manantiales, humedales, en la atmósfera y en todos los variados cuerpos de agua que pueden llegar a existir.
En los territorios áridos como los desiertos, el agua podría llegar a encontrarse en algún oasis que aunque parezcan míticos, existen, como el Parque Nacional Natural La Macuira, o, en corrientes subterráneas, a ciertos niveles de profundidad, en los que debe ser ubicada, el terreno perforado, para que así el agua sea extraída y por supuesto, llegue a las manos y a las vidas de las familias wayuú donde las mujeres administran y abastecen a su parentela para su subsistencia en medio de las adversas condiciones ambientales que en la última década se han tornado aún más difíciles en razón del cambio climático, y su incidencia en los ciclos de lluvias así como en el comportamiento de las fuentes hídricas y los valiosos reservorios naturales. Esto ha impactado también en el cultivo de ciertos productos esenciales en la alimentación de los wayuú.
La suma importancia del agua para las comunidades, está ligada a su supervivencia por cuanto que de ella se derivan las posibilidades de hidratación, cuyo consumo sugerido es de dos litros de agua por día, para el consumo de los animales como chivos, burros, caballos, cerdos y animales domésticos en general, así como para los cultivos que conforman la base dietaria de los wayuú entre los cuales se encuentran el maíz blanco y morado, el frijolito guajiro o kepeshuna, el pirrujui, la patilla, el melón, la ahuyama, la yuca, y los frutos silvestres como la cereza, la aceituna y la iguaraya, o el mismo cactus utilizado para la construcción de las viviendas y el icónico árbol de dividivi de uso medicinal. No podemos olvidar el aipiaa o trupillo, usualmente consumido por los chivos y del cual se producen nutritivas galletas que nutren de esperanza, tal como lo ha venido haciendo la lideresa wayuú de la comunidad Yutaho ubicada en cuatro vías en el municipio de Maicao, Cecilia Barros a quien cariñosamente llaman Mimi, los niños que amorosamente atiende y custodia en la UCA de esa comunidad.
La antropóloga Riohachera Mildred Nájera en su ponencia Agua, salud y género en la alta guajira. Apuntes sobre los riesgos en la salud de la mujer wayuu por la baja disponibilidad de agua afirmó: “La baja disponibilidad del agua en la región, obliga al desplazamiento de muchas mujeres Wayuu durante el verano, en búsqueda de fuentes hídricas; ellas someten su integridad física recorriendo largas distancias a través de territorios donde existen conflictos interfamiliares, problemas de orden público o con restricciones sobrenaturales; son quienes velan por su almacenamiento, quienes prodigan el alimento; y quienes manejan en su cotidianidad las enfermedades asociadas a la baja calidad del agua.”
A su vez, la reconocida escritora wayuú Vicenta Siosi Pino expresa: “La mujer wayuu como prolongadora del linaje y depositaria del conocimiento ancestral se ha erigido como sabedora, ceramista, tejedora, artista, comerciante y constructora de paz. Su carácter visionario le ha otorgado victorias notorias que han visibilizado el departamento de La Guajira y dinamizado el circulo sagrado de la vida”. Cada una de estas afirmaciones con voz de mujer, exalta la fuerza que ha caracterizado ancestralmente a las mujeres wayuú, siempre sabias, prudentes, consejeras, serenas, fuertes y resilientes. Es necesario recordar que, en el encierro al llegar la menarquia, la majayut es bañada con agua fría a la media noche sobre una piedra, para enseñarle sobre la fortaleza de su ser, la resistencia y valentía con la que deberá afrontar las adversidades de la vida, y su rol de ser la roca del hogar y el puerto seguro y sagrado de cada uno de los miembros de su familia.
Por su parte, la bióloga egresada de la Universidad de La Guajira, Alejandra Hernández concluye: “El agua es un componente fundamental para la vida, muestra de ello es la importancia que tiene para la etnia wayuú, especialmente para las mujeres, quienes valoran el agua como una analogía del papel multiplicador y generador vital de la fémina en la comunidad, así como un componente sagrado para los rituales relacionados con la pubertad y el entierro, la preparación de alimentos, la etnomedicina y la agricultura; en este último, el preciado líquido representa a la madre o a la abuela que cuida, y además hereda la tierra a su descendencia porque permea los suelos y permite que toda la vegetación pueda dar sus frutos de forma normal para poder subsistir. Por lo anterior, gracias a su cosmovisión, las comunidades indígenas presentan un profundo respeto hacia este componente biológico, que trae como consecuencia, el arte de cuidar, conservar y sostener los afluentes hídricos mediante prácticas ancestrales como la reutilización de aguas, la recolección de las lluvias, el consumo medido y el control artesanal de plagas. Son ellos, los defensores principales de los cuerpos de agua en este suelo desértico.”
Entre los wayuú, el agua es un elemento estrechamente ligado a su mitología por cuanto que Juyaá (la lluvia), hace que Mma (la tierra) pueda dar frutos. Si escucháramos la voz de Mma, tal vez nos diría: “Soy esencia primigenia y fuente sagrada de vida. De mi vientre emerge abundante lo humano y lo divino. En mis entrañas se forja invencible, la luz, la vida, el amor. Soy ancestro originario de todo lo que existe. Del equilibrio vital soy pilar esencial. En mi vientre universal emerge la fuerza, que recorre poderosa, el orden natural. Soy plenitud, sabiduría y resiliencia.Desde adentro de mi ser conozco el milagro de la creación. Mi alma serena es valiente e indomable y emula tiernamente el amor infinito del Creador.” El poeta, pintor y escritor Guillermo Ojeda Jayariyú, afirma que: “En la concepción mítica del mundo wayuu no existe la noción de un acto de creación ni de la virtud de un creador de carácter masculino, dado a que se tiene el concepto de nacimiento, desde el cual se otorga una mayor relevancia al linaje de la mujer (Ei’rukuu) como madre, lo cual proviene del reconocimiento de la Madre Tierra como Madre Antigua (Oushii). En la propia lengua materna se explica que el origen primigenio de los seres wayuu se produjo en un tiempo antiguo denominado sumaiwa: Su (prefijo femenino) + Mma (Tierra) + Iiwa (Lluvia del tiempo fértil). Es decir, la vida wayuu se produjo durante la unión de vida entre Mma (la Tierra Madre) y Juyaa (el Espíritu del Agua Lluvia)”.
Es el agua el componente fundamental para la preparación de bebedizos y brebajes que la mujer Outsü utiliza para salvaguardar a los miembros de su comunidad, conjurar enfermedades y maleficios y de esta forma mantener el equilibrio espiritual del grupo. Para la Médico wayuú Beda Suárez Aguilar: “El agua incide en la salud y en la calidad de vida de los neonatos, siendo esta la fuente principal para la producción de leche materna en las mujeres que amamantan a sus recién nacidos con ese néctar colmado de nutrientes y alimento fundamental en los primeros meses de vida, de importancia suma en el crecimiento, salud y desarrollo de los niños wayuú.” Es el medicamento utilizado para tratar, las enfermedades que ferozmente amenazan con deshidratar a los infantes como la EDA y que han cobrado la vida de innumerables menores wayuú. Este drama que nos ha perseguido por muchos años es evocado coincidencialmente y desde otras lejanas latitudes en los melancólicos versos del poeta argentino, El Indio Duarte, cuando escribió:
Y despertó una mañana
Con los ojitos encendidos
Y el cuerpecito echando llamas
¡Me muero mama! decía
Me muero tata gritaba
Tengo sed de martirio
Tengo un fuego que me abraza
Besé al cachorro en la frente
Y a la madre en la mirada
Y volé, volé en mi caballo
Al pueblo… 7 leguas
7 puñales de punta metidos en
Mi garganta
Y el grito de mi hijo adentro
¡Agua mama! ¡agua tata!
Fragmento de la poesía Agua Tata de El Indio Duarte.
El encuentro con el agua impulsa la preservación del linaje en tanto que en su búsqueda y recolección coinciden los hombres y las mujeres cuyos ritos sociales y de enamoramiento surgen en medio de los espacios geográficos como jagüeyes, caminos, molinos y albercas. El agua del mar es el espacio predilecto de los apalaanchis (hombre con el corazón volcado al mar) en donde encuentra su alimento con el hallazgo de peces y moluscos, mientras que Pulowi se aparece en ocasiones en los cuerpos de agua, al tiempo que Pulowi del mar, se encarga de la curación de los peces y moluscos heridos con anzuelos por los pescadores en su legendaria cueva. A través de los baños con agua, se repelen los malos sueños cuando Lapü en su rol de ente mitológico premonitorio, advierte sobre la posible ocurrencia de tragedias a los seres terrenos.
Por todo lo anterior, el incansable trabajo que se realiza desde el Programa Guajira Azul a través de estratégicas y pertinentes apuestas acordes con las agrestes condiciones de la geografía guajira, en la que su ruralidad dispersa se constituye en un desafío para lograr el acceso al agua potable para las y los wayuu, cobra mayor relevancia en un mundo que enfrenta la posibilidad cada vez más real de la escasez de este preciado líquido, y el alto riesgo que afrontan las fuentes hídricas naturales en las que la salvaguarda cultural y material del territorio por parte de sus propietarios y custodios ancestrales son justamente las comunidades indígenas que en el caso de los wayuú se ubica como la más numerosa de Colombia.
Hoy las pilas públicas son también un monumento erigido en honor de la resiliencia de las mujeres wayuú a quienes presento un respetuoso homenaje en estas letras, por ser fuente de esperanza, fortaleza, valentía, laboriosidad, y vida en este mes de marzo en el que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, recordando que nuestra lucha de género se mantiene viva y que las mujeres indígenas son un digno ejemplo de supervivencia frente a la sed de un pueblo milenario, representando con honor la fortaleza de una nación valiente y resiliente que merece una Guajira cada vez más azul y ese es esencialmente uno de los más grandes compromisos con este departamento y su gente.
Woumain (Nuestra tierra)
Cuando vengas a nuestra tierra,
descansarás bajo la sombra de nuestro respeto.
Cuando vengas a nuestra tierra,
escucharás nuestra voz, también,
en los sonidos del anciano monte.
Si llegas a nuestra tierra
con tu vida desnuda
seremos un poco más felices…
y buscaremos agua
para esta sed de vida, interminable.
Autor: Vito Apüshana.
Contrabandeo sueños con arijunas cercanos.
Serie WOUMMAINPA # 2, Gobernación de La Guajira-Universidad de La Guajira, 1992