‘Icho’ Peñaloza, el tumbador de mangos que le cambió el rostro a Diomedes Díaz

De ese fortuito incidente donde fue protagonista han pasado 55 años. “En aquel momento, Diomedes tenía 10 años y este humilde servidor, 17. Estudiábamos en el mismo colegio, y estando de vacaciones en un mes de junio nos fuimos a pajarear. Al regreso, estábamos muertos de hambre y sed. De repente, pasamos por la finca ‘Confuso’, de la señora Blanca Martínez, vimos un palo de mango bien cargado y le caímos con mi cauchera”.

Abril, el mes del Festival de la Leyenda Vallenata

Desde el año 1968 abril es el mes que marca con un acordeón, una caja y una guacharaca al Festival de la Leyenda Vallenata, la fiesta musical que nació para quedarse y ser la identidad de un folclor que nació en los corrales y se extendió por el mundo.

Llega el cuarto mes del año donde las alegrías se cantan y todos al unísono contestan presente porque el evento regresa a su fecha original con todos los ingredientes para seguir siendo el mejor.

Emilianito Zuleta dijo en ‘El Jilguero’, que Jorge Oñate era “El Ruiseñor de todo el Cesar”

Al cumplirse un año de la sensible partida del cantante Jorge Oñate, se escribe una crónica sobre un bello canto que le hiciera hace 35 años el acordeonero y compositor Emilianito Zuleta Díaz, donde lo pintó en toda su dimensión.

Una historia llena de anécdotas, recuerdos y todo lo que encierra la tradicional música vallenata.

Los cantos de Hernando Marín siguen pegados en el corazón del pueblo

A Nando Marín, como lo llamaban sus más allegados, pocas veces el hilo conductor de la inspiración lo sacó de su amado territorio y pudo cantar infinidad de canciones como a ‘La dama guajira’, a una bella ‘Sanjuanerita’, a la vecina de ‘Chavita’, a la ‘La ley del embudo’, a ‘La creciente’, a ‘Los maestros’, y como hombre humilde y agradecido a su burro ‘Placeres tengo’.

Andrés Beleño canta cuando escucha sus canciones

Andrés Emilio Beleño Paba, aquel hombre alegre y de facilidad para regalar cantos y versos con una rapidez inusitada ya no es el mismo. Ahora es callado, de pocas palabras y meditación profunda.

Solamente están vigentes los recuerdos de sus gestas folclóricas, de sus cantos alegres, sencillos y de gran significado. Eso sí al mencionarlos entrega una sonrisa para dar su aprobación.

Es una crónica del amor de su familia por el Primer Rey de la Piqueria del Festival de la Leyenda Vallenata, de amigos y colegas que lo ven como un ejemplo a seguir.

En una tarde sin esperarlo, Gustavo Gutiérrez volvió a sentir el cariño de su pueblo

Todo lo que encierra la vida de Gustavo Gutiérrez es producto de darle oficio a sus sentimientos, abrazar las soledades en esas noches cargadas de emociones y sentir en la elocuencia de la nostalgia que ha valido la pena acercarse a los motivos más hermosos de la vida. Eso sí, sin olvidar los episodios que lo llenaron de tristeza teniendo el corazón martirizado y sin derecho a medir distancia.

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