Por María Isabel Cabarcas Aguilar.*
Probablemente, muchas de las personas que leen esta columna han asistido a una exposición de arte. En el lanzamiento, los inéditos cuadros colgados en alguna pared son observados por el público por primera vez, y evocan el dichoso momento en el que el nacimiento de un hijo es alegremente compartido en sociedad. Seguramente hemos recorrido cada rincón del lugar de la exposición, dejándonos sorprender por la belleza y la majestuosidad que guarda cada pincelada, y la excelsa combinación de las múltiples piezas del circulo cromático, estéticamente estampadas sobre algún lienzo, antes blanco. Presenciar un evento así, es también la oportunidad de compartir impresiones, conversar y de reencontrarse con amigos y conocidos a quienes los une el anhelo de acompañar al artista en tan significativo momento.
Creo que Ed Ariza Cortés, imaginó de esa forma, la celebración de su más reciente colección artística denominada “Vientre de Mujer Wayuú, Reafirmaciones” y hubiese sido, sin duda, un espacio multitudinario, pues, además se trata de un merecido y significativo homenaje a las mujeres wayuú, quienes representan la esencia, el origen y el sustento del orden natural, familiar y social de la etnia. Sin embargo, las circunstancias que como humanidad vivimos, nos han obligado a improvisar, a adoptar nuevos patrones de conducta, a crear nuevos hábitos, a abandonar otros, y a aceptar esta “nueva normalidad” de manera creativa y resiliente tal como el mismo artista nos lo está demostrando.
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Alrededor del mundo, la virtualidad llegó para quedarse. En la educación, en el ambiente empresarial, en las organizaciones públicas y privadas, en los emprendimientos y en las relaciones sociales y familiares, las videollamadas, las conferencias, las reuniones, los showers, las despedidas de soltera, e incluso como este caso, las exposiciones de arte, han hallado en las plataformas cibernéticas un nuevo escenario a través de útiles herramientas tecnológicas para seguir adelante en medio de los grandes retos que la crisis mundial provocada por la pandemia, nos ha impuesto. En mi doble condición de profesional de las ciencias sociales, siempre he estado convencida de la innegable y sorprendente capacidad de adaptación que tenemos los seres humanos, lo cual nos ha llevado inexorablemente, no solo a sobrevivir en el pasado a difíciles circunstancias, si no a salir adelante en medio de situaciones similares a las que vivimos actualmente o a sobreponernos a las devastadoras consecuencias tanto físicas como mentales y emocionales provocadas por las guerras, y por supuesto, por los impactantes desastres naturales como terremotos, huracanes, tornados o tsunamis los cuales con el paso del tiempo se han convertido en más fuertes y letales como los que azotaron a Puerto Rico en el 2017.
Por eso no sorprende observar como, los empresarios, emprendedores sociales, los artistas, gobernantes y académicos, han transformado sus iniciativas, ampliado sus plataformas y reforzado sus discursos, dando un gran ejemplo de persistencia, valentía y flexibilidad. Casos como el de Leo Espinosa, Yei Duran, Crepes and Waffles, Sarah Orgánica, Fundación Acción Interna, Asociación Evas & Adanes, la Diócesis de Riohacha y la Fundación Compartamos la Felicidad, por enunciar algunos, dan testimonio de ello. También ha sido devastador presenciar las declaraciones de quienes han sucumbido en sus iniciativas pues les resultó imposible continuar, asumiendo con entereza la decisión de decir, hasta aquí. Me consuela en solidaridad pensar, que se trata solo de un hasta pronto y que más tarde regresarán con mayor fortaleza y determinación, dotados de grandes aprendizajes.
Ed Ariza Cortés, es uno de esos seres con talento extraordinario que en medio de la “nueva normalidad”, decidió sacar a la luz una impresionante exposición de arte. No conforme con la indiscutible riqueza visual que su innato don les proporciona a sus obras, nos concedió a varias mujeres, entre esas a esta escritora vivencial, el honor de acompañar con nuestras letras, las bellas piezas de esta colección. Buen viento y buena mar a este artista guajiro quien con su actitud valerosa, rinde un merecido homenaje a las mujeres wayuú al tiempo que nos envía a todos un mensaje de perseverancia y resiliencia para seguir adelante, en medio de los enormes desafíos que hoy, nos permiten reinventarnos para continuar con nuestros proyectos y metas con mucha más dedicación, disciplina, compromiso, creatividad y amor.
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