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Por Amylkar D. Acosta M.
El corazón de Mercedes Raquel Barcha, viuda del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez dejó de latir, para emprender su viaje a su reencuentro con quien compartió su vida y su obra hasta su partida el 17 de abril de 2014. Mercedes y Gabo eran una y la misma cosa, fundieron sus vidas hasta hacer de ellas una sola. Ellos eran el uno para el otro. Mercedes era el otro yo de García Márquez, su polo a tierra y su fuente inagotable de inspiración.
Se suele decir que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Mercedes rompió con ese estereotipo, ella nunca, nunca estuvo detrás de Gabo; ella siempre, siempre estuvo al lado de él. Fue su confidente, su amada amante, su albacea. Su fidelidad a toda prueba a Mercedes la confiesa Gabo, en lenguaje cifrado, en su obra cumbre Cien años de soledad cuando le atribuye a uno de sus personajes tener como atributo marital ser como el “fósforo globo”, que sólo enciende en su caja, para significar que nunca tuvo relaciones extramaritales.
Ya se nos había ido nuestro laureado García Márquez, con Mercedes se va su otra mitad, para fundir ahora nuevamente en el más allá sus dos almas gemelas y volver a ser lo que fueron en vida, las dos mitades inseparables de una unión que ni la muerte pudo separar. Ahora, los dos, Mercedes y Gabo pasaron del mundo mágico de Macondo que crearon y recrearon juntos a convertirse en personajes míticos de la literatura y del sentido de la colombianidad con acento ¡Caribe!