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Chave, la musa de Esposa mía de Romualdo Brito

*Libro: Crónicas del cancionero vallenato N° 1.

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Por Fredy González Zubiría.

A Lanis Elizabeth Guerra, riohachera de nacimiento, le llaman Chave, hipocorístico de Isabel, traducción de su segundo nombre. De niña conoció a Romualdo Brito, quien había llegado desde Tomarrazón a cursar sus estudios de secundaria en el Liceo Almirante Padilla de Riohacha. Eran vecinos de barrio. Empezaron a tratarse cuando abandonó la Escuela Urbana y la matricularon en primero de bachillerato en el Padilla, donde una de sus compañeras de curso, Rosmary Brito, hermana de Romualdo, se lo presentó.

En 1970, Romualdo Brito se fijó en ella y empezó a enamorarla. Tenía 14 años. Aún no quería tener novio. Le parecía cosa de mujeres mayores. Romualdo empezaba a componer melodías. Pedía prestado un carro y se iba al frente de su casa a ponerle en el equipo de sonido un casete con temas grabados casera y rudimentariamente. Se sentía halagada por la dedicatoria de las canciones, pero también sentía que se oía feo y escandaloso y que el barrio no tenía por qué enterarse de sus pretensiones.

La conquistó con canciones. En el libro Romualdo Brito, de Ismael Fernández, confiesa que entre tantas cosas que hizo para enamorarla, se convirtió en compositor. El primer tema que le dedicó a su musa fue Mi lamento, una de las tres primeras que le grabaron, al lado de El dios cantor y Flor de Villanueva.

Cuando Lisandro Meza llegó de gira a La Guajira, Romualdo, aún estudiante de bachillerato, se le pegó. Andaba detrás de él, hasta que el músico preguntó:
–Bueno, ¿este pelao qué es lo quiere?

Él respondió que era compositor y le cantó. Para su sorpresa, Lisandro le incluyó tres canciones en el siguiente LP.

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Al tener en sus manos el disco con el tema dedicado a ella, a Chave se le acabaron las excusas. Cumplía 15 años. La visitaba en su casa, algo especial en una época en la que los novios acostumbraban a verse a escondidas. La acompañaba de su casa al colegio y del colegio a su casa. La llevaba a fiestas y a las casetas de Rosa Vergara.

El sexto de bachillerato Chave lo estudió en la jornada nocturna. Romualdo ya era bachiller y la iba a buscar todas las noches:

–Es muy peligroso; necesitas un escolta–le decía. Siempre cargaba en la mano su inmensa grabadora comprada en Maicao. Escuchaba canciones vallenatas mientras esperaba que su novia saliera de clases. Para él esa grabadora era su estudio de grabación, su medio de promoción como compositor y su compañía.

Una vez dos tipos intentaron atracarlo y él los agarró a puños diciéndoles que los conocía y que los iba a joder. Los delincuentes desistieron y se alejaron.

Su noviazgo con Chave se extendió por tres años. En 1978, en la iglesia de San Francisco en Riohacha, juraron amarse uno al otro hasta que la muerte los separara. Como Chave se casó con su primer novio, estaba moldeada al carácter y costumbres de Romualdo Brito. A lo que no se iba acostumbrar nunca era al ritmo de parrandas de su esposo.

Se radicaron en Santa Marta y luego en Barranquilla. Chave quedó embarazada a los pocos días de la boda. Cuando su barriga le impidió seguir complaciéndolo en las salidas de parranda, empezaron los problemas. Ella esperaba que Romualdo parara y se quedara con ella hasta el alumbramiento. Rumores y chismes le llegaban de enamoramientos y novias furtivas. Los celos, reclamaciones y conflictos no se hicieron esperar, así que para tranquilizarla compuso Esposa mía, grabada en 1979 por Rafael Ricardo y Otto Serge.

La canción fue un éxito de sintonía y de ventas. Miles de esposos salieron a comprar el disco para regalárselo a sus mujeres. Para Chave fue una sorpresa. La escuchó por primera vez en la radio. Los vecinos se acercaban a “molestarla”. Le decían: “¡Cariñito deja los celos!” Romualdo y Lanis tuvieron tres hijos: Leysbi del Carmen, Luis Esteban y Alma Guajira.

Chave estudió Pedagogía Infantil. Actualmente está vinculada al magisterio y trabaja en la Institución Educativa María Doraliza de Riohacha. Se niega a hablar de su pasado. Es más fácil sacarle información a un espía ruso que unas palabras a ella. Sus recuerdos y reflexiones del pasado las sepultó en un sarcófago de cemento similar al utilizado para cubrir la accidentada central nuclear de Chernóbil. Cuando inicié preguntándole si recordaba algunas de las canciones que le dedicaron, me dijo:

–Casi no. Parece que por ahí hay una que creo que se llama “Esposa mía”.

Lanis Elizabeth Guerra posiblemente ha sido la musa más inspiradora del cancionero vallenato. Romualdo Brito le compuso cerca de 200 canciones, entre ellas, Aquí está tu enamorado, Amor apasionado, La lotería, La gotera, Devuélveme la vida, Aconséjala tú y Cosas bonita.

Sobre la separación solo dijo:

–Cuando vivíamos en Barranquilla empezó a viajar a Valledupar. Los viajes eran cada vez más frecuentes y su estadía allá más larga. Llegó el día en que no regresó. Decidí venirme con mis hijos para Riohacha.

Romualdo Brito es uno de los compositores más prolíficos de la música vallenata. Ha compuesto más de mil canciones. Entre sus grandes éxitos están: Yo soy el indio, Esposa mía, Juramento, El santo cachón, La estaca, La marimonda, Llegó tu marido, Suegra présteme a su hija.

ESPOSA MIA – Autor: Romualdo Brito (grabada por Otto Serge y Rafael Ricardo).

Cariñito, esposa mía,
estrellita de mi destino,
sigue iluminando mi camino
pa’ que nuestro amor tan lindo
siga siendo más dichoso.
Déjame soñar siempre contigo,
no me des nunca un motivo
que empañe este cielo hermoso.

Esposa mía,
la que siempre iba a esperar a la escuela,
la que una tarde un besito me diera,
luego por pena se escondía de mí.
Esposa mía,
la que una tarde una ofensa me hiciera,
luego fingió sentirse muy enferma,
pa’ que de nuevo la hiciera feliz.

Dios te bendiga, mujer. Dios te bendiga, mi amor.
Dios te bendiga por saber confiar en mí.
Dios te bendiga, mujer. Dios te bendiga, mi amor.
Dios te bendiga por hacerme tan feliz.

Compañera, mujer de mi alma,
fiel amiga, mi confidente,
sigue dándole dicha a mi suerte
pa’ que nuestro amor ardiente
nos conduzca hasta el final
y un destino bello y floreciente
de un amor siempre presente
que no se puede olvidar.

Esposa mía,
mucho cuidado de estarme celando,
te juro que yo estaba trabajando
y tú embarazo está avanzado ya.

Esposa mía,
deja a tu negro que siga fregando,
mientras viene al mundo lo que anhelamos,
el fruto de nuestra felicidad.

Dios te bendiga, mujer. Dios te bendiga, mi amor.
Dios te bendiga por saber confiar en mí.
Dios te bendiga, mujer.

https://www.youtube.com/watch?v=AtQ6tyqpymc

 

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