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Por Amylkar D. Acosta M. – Exministro de Minas y Energía y Miembro de número de la ACCE.
La pandemia del covid-19 sigue cobrando víctimas, como diría el poeta León de Greiff “la muerte, la torva” se está llevando “todo lo bueno que entre nosotros topa”. Esta vez el turno fue para nuestra querida amiga y apreciada por todos Ruth Berardinelli Zárate, quien se preciaba de ser barranquera con corazón riohachero. Ella, además de haber sido alcaldesa de Riohacha y directora departamental de Turismo, fue la presidenta y gran animadora del otrora Festival del Dividivi y desde el 2008 presidía la Corporación Francisco El Hombre, que organiza cada año el Festival que lleva el mismo nombre, del cual fue Alma y nervio. Fue en vida una gran gestora de nuestra Cultura.
A quienes pretendían contraponer y poner a contrapuntear el Festival Francisco El Hombre con el Festival de la Leyenda Vallenata les respondió categóricamente que este último “es nuestro hermano mayor”. Y la verdad es que no podría afirmarse con justicia que uno de ellos sea mejor que el otro, son diferentes. Por ello, cuando le preguntaban por sus diferencias fue enfática al decir que estas radican en el hecho de que “en nuestros concursos participan las agrupaciones completas. No sólo caja, guacharaca y acordeón”. Ella, con su talento, su entusiasmo y su creatividad, apoyada en su Junta, que lo han hecho posible, han logrado posicionar este Festival autóctono de Riohacha, de tal suerte que, como bien dijo “crece cada año con paso rápido”. Y no es para menos.
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Para ella el Festival Francisco El Hombre es mucho más que una fiesta, “con el Festival se reactiva la economía de la ciudad”. Y como prueba al canto, aludió a un estudio que contrató el Ministerio de Cultura con la reputada Escuela de Negocios EAN de evaluación del impacto e importancia de los festivales en Colombia para las regiones y en el caso del Festival Francisco El Hombre, como lo afirmó ella en una entrevista a Nuevo Día Noticias (Febrero, 6 de 2020), el resultado fue sorpresivo y sorprendente. Según el mismo “le entraron a Riohacha en una de sus versiones $14.000 millones”, que se irrigan en la capital generando, además de la promoción de nuestro folclor y del sano divertimiento, empleo e ingresos. Pero, más que eso, el Festival Francisco El Hombre le aporta a Riohacha no sólo el beneficio económico y social sino, algo intangible, inasible, pero de mayor valor, cual es la proyección del Distrito Capital como polo turístico, atrayendo turistas del interior del país y desde el exterior. Por ello, ella no dudaba, no titubeaba al afirmar que este Festival “es un proyecto de ciudad”. ¡Así de claro!
En esa misma entrevista le hizo una exhortación a los riohacheros: “hay que tener sentido de pertenencia no sólo con el Festival Francisco El Hombre sino también con el Carnaval… Todos tenemos que mirar y halar para el mismo lado”, remató diciendo. Ojalá su llamado no caiga en el vacío, que tomemos nota del mismo y no sólo los riohacheros sino todos cuantos nos debemos a La Guajira hagamos de esta una sola bandera.
Si quisiéramos describir el perfil de Ruth apelando a los adjetivos podríamos decir de ella: que era bella, jovial, alegre, galante y elegante, amable y afable. Atributos estos que puso generosamente al servicio de las mejores causas de Riohacha y los riohacheros, de La Guajira y de los guajiros. Una de las tareas que ella cumplía, gustosamente además, como buena relacionista, era la de tender puentes entre las autoridades y los empresarios nacionales y regionales con las autoridades del departamento y el distrito de Riohacha, así como también con las organizaciones cívicas y gremiales, para recabar de todos ellos su apoyo y su ayuda. Esta tarea la compartía con el gran líder cívico y émulo de ella Enrique Herrera, también desaparecido. Estas han sido dos pérdidas muy sentidas e irreparables para Riohacha y La Guajira.
Bien se ha dicho que lo que uno se lleva cuando, al término de su periplo vital, se va, es aquello que deja a su paso por la vida, cuanto hizo por los demás y ella dejó una honda huella de realizaciones y se dio a los demás, sin cálculo ni medida.
Le expresamos nuestras sentidas condolencias a sus hijos Gerardo, Margarita, Dumar y Daviani Obregón Berardinelli y demás familiares, a su Barrancas, a su Riohacha y a La Guajira toda, en donde sembró su corazón, porque ha perdido una de sus escuderas más caracterizadas.
Amylkar D. Acosta Medina y señora.