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Por Abel Medina Sierra – Investigador cultural.
La noticia, este año, del retiro del medicamento fitoterapéutico Dololed, ante la solicitud de la Procuraduría General de la Nación al Invima de suspender la fabricación y comercialización del producto, encendió de nuevo las alarmas sobre lo engañoso que puede ser la oferta de productos y servicios que ofrecen los laboratorios y casas naturistas. En este caso, Dololed se promocionaba como un producto de venta libre a base de caléndula y “sin la presencia de sustancias de origen químico”. El Invima, descubrió después que, en algunos lotes, el producto contenía diclofenaco, es decir, “pura paja” que se trataba de un medicamento “natural”.
Lo anterior, me hizo recordar lo que pude observar hace algunos años en Riohacha. Estaba en una farmacia y noté cómo un sujeto “regateaba” para que le rebajaran un lote considerable de pastillas Sildenafil, componente genérico del Viagra. No se pudo concretar la venta, pero mi curiosidad y confianza con el farmaceuta me llevó a preguntar por la singular compra. Entonces me confesó: “ese es uno que tienen una tienda naturista en el centro, compra Sindenafil y de una pastilla que le vale 2 mil pesos, saca un fármaco dizque natural que vende a 35 mil”.
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En Colombia, los datos oficiales dan cuenta de unas 9.000 tiendas naturistas registradas ante las secretarías de Salud municipales y otras 3.000 que se mueven en el comercio informal. Aunque es común que estos productos se encuentren en colmenas, mercados públicos, vehículos de perifoneo, vendedores de buses, performances de culebreros y hasta ventas puerta a puerta. Si bien es cierto, existe una regulación y vigilancia sobre las más formales, no estamos exentos de publicidad engañosa, en especial, aquella que nos oferta como “natural” lo que no lo es cabalmente; así explotan el mito según el cual, los medicamentos a base de químicos, en lugar de curarnos, nos enferman más.
Si bien, algunos medicamentos usan plantas, como la gingko biloba, se prometen tantos milagros con este medicamento que la gente ya la tiene como un bálsamo; pero, los estudios científicos revelan pocos efectos para prevenir la demencia o deterioro cognitivo, para solo dar un ejemplo. Pero, el engaño no se limita a presentar como “milagrosa” su oferta. Las grandes ganancias de las tiendas naturistas se deben a la alta demanda que tienen, por el mito de representar tratamientos “alternativos y naturales”, y además, por lo económico que resultan las consultas médicas. Lo que muchos incautos no saben, es que el negocio no son las consultas ni los exámenes, sino la venta de medicamentos. Pueden darte hasta un carnet de 10 mil pesos con el que tienen derecho a cita tú y tu familia; pero, cuando acudan, si van por un mareo, van a salir con una prescripción para tratamiento de al menos 5 enfermedades. Claro, todos esos medicamentos los venden ellos. Te convencen que, para sanar de ese mareo, debes antes desparasitarte, limpiar los riñones y el hígado, mejorar la circulación y hasta mejorar la memoria y el vigor sexual. Lo barato, salió caro.
Invima también sancionó a la casa Naturizza por publicidad engañosa, al ofertar que por solo 26 mil pesos, el usuario recibiría: consulta con médico especialista, examen de diagnóstico con organómetro y todos los medicamentos para el tratamiento gratis. Resulta que ni el médico es especialista, el organómetro es una estafa y las medicinas, no solo son muchas, sino que hay que pagarlas. De eso tan bueno, no dan tanto, mi gente.
Precisamente, los medios nacionales y los científicos, han denunciado varias veces el protocolo de diagnóstico de enfermedades que usa la mayoría de estas tiendas. Algunas usan el “famoso y revolucionario” Organómetro o el Dermatrón, en otras le llaman Escáner de órganos. “Milagrosos” aparatos que con solo tocar con un electrodo algún punto del cuerpo, detectan hasta 30 enfermedades, según estos embaucadores. Cualquier ingenuo, con tal de evitar las agujas y la molestia de tomar muestras de sangre, orina o materia fecal o lo costoso de la imagenología, acude rauda a estos lugares. Estos aparatos son analizadores y detectan ondas electromagnéticas, según la agencia FDA de Estados Unidos, si bien, sirven para identificar ciertos desbalances, no son precisos, ni remplazan los diagnósticos médicos tradicionales.
En muchos de los casos, esas tiendas naturistas nos están tratando de vender humo, explotan ese deseo de curarnos en forma rápida, sin esperar tanto tiempo para una cita u orden médica, sin químicos y sin exámenes costosos e invasivos. Naturalmente, que la cosa no es tan natural como la pintan.