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Marga Lucena Palacio, guajira por adopción: Vive soñando con volver

A través del poder de la narración, Marga Lucena Palacio Brugés, nacida en Barranquilla hace un poco más de 50 años, pero como ella misma se define es “una guajira, de cabo a rabo, perdidamente enamorada de esta península”; que aunque de cuerpo presente se encuentre al otro lado del océano Atlántico, su corazón y su mente permanecen en la región que la vio crecer, por eso plasmará su sentir en artículos que la Revista EntoRnos estará publicando periódicamente.

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Este medio digital le da la bienvenida a Marga Lucena como nueva columnista de opinión de revistaentornos.com. Conoce a continuación un poco de esta profesional guajira por adopción:

¿Quién es Marga Lucena?

A temprana edad llegó a Riohacha, la tierra de sus ancestros y transcurrió gran parte de su vida en el Colegio la Sagrada Familia de esta ciudad, donde es recordada por sus compañeras y profesores como una estudiante con grandes habilidades para la escritura y una notoria facilidad de expresión.

Posteriormente, se graduó de Derecho y  como Especialista en Administración Pública en la Universidad del Norte de Barranquilla y trabajó en el Gobierno Departamental, hasta poco antes de radicarse, justo al inicio del nuevo siglo, en Varazze, una destinación turística de la ribera Lígure italiana, de frente al mar Mediterráneo, entre Génova y el Principado de Mónaco, donde reside con su esposo el ingeniero y físico nuclear Giacomo Puppo y su unigénito adolescente, Stefano.

En el 2002 publicó su primer libro titulado ‘Latiendo’,  una novela  que describe, en su estilo costumbrista, la Riohacha de los años 80: un buen viaje al interior de su tierra, cotidianidad a borbotones.

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Durante estas dos décadas fuera de su país, se ha dedicado a disfrutar la vida a través de sus pasiones: viajar, escribir, caminar y  bailar.

“De mis viajes te puedo decir que aunque si Colombia es siempre mi destinación preferida, he tenido la fortuna de  conocer muchos países. Sin duda, la India es mi favorito”, precisó.

La sencillez y la humildad de los hindúes, su alta espiritualidad, dejaron una huella indeleble en ella, asegura que “desde entonces siempre estoy en una búsqueda perenne de paz interior y serenidad,  conciliándolo con mi esencia alegre y extrovertida”.

A pesar de haberse radicado hace más de 20 años lejos de La Guajira, Marga ha mantenido estrecho el vinculo con sus paisanos: “yo nunca me he ido” afirma con vehemencia y para nutrir ese cordón umbilical con su amada guajira, mantiene encendida la máquina del tiempo, transportándonos con especial deleite a esa Riohacha en donde vivió durante su niñez y juventud, a través de sus emotivos escritos, que gozan de una gran acogida al imprimir un sello personal donde, sin filtro, traspasa la pasión por su tierra.

“Las letras son una poderosa herramienta que utilizo como una válvula de escape de mis emociones y con las que mantengo, aun a 10.000 kilómetros de distancia, mi identidad incólume, mi Yo permanece intacto y han sido una terapia excepcional que me llena de serenidad en estos días difíciles de pandemia”, expresa con nostalgia.

El vínculo con la tierra que la adoptó y Marga hizo suya, no sé romperá, pues, además es el lugar donde aún teje los lazos de la hermandad: “En La Guajira residen mis dos amadísimas hermanas, Diana María y Tatiana, y no hay nada en el mundo que me cause más alegría que estar junto a ellas, realmente somos un solo corazón en tres hermanas, así que siempre vivo soñando un pronto retorno”.

Finalmente, concluyó diciendo que: “Espero en un próximo regreso, presentar mi nuevo libro para continuar esta bonita historia de amor entre La Guajira y yo. Gracias a Revista EntoRnos por construirse en otro vehículo más, para volver a casa”.

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