Grandeza, nunca mezquindades

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Por Ethel Carolina Cerchiaro Figueroa.

Los duros momentos, especialmente los más difíciles y como debe ser, saca lo mejor de las personas, une en ocasiones adversarios para hacer causa común; pero igual, vemos también individuos que desafortunadamente se aprovechan para sí de estos momentos, lo que es un crimen aberrante, y se montan en ello para obtener réditos en lo económico, político y social. Debe enseñarnos esta emergencia, que crisis como esta que padecemos, deben prepararnos para más, lo mismo que entender, lo que al parecer muchos dirigentes no han hecho, la dimensión del desafío que al frente tenemos en las más de las áreas y niveles.

Pobreza en crecimiento, muchos de quienes la habían superado en los últimos años recaerán, emergerán nuevos ricos quienes lograron aprovechar este momento para negocios “non sancto” (contratos, ayudas, mercados, material médico y demás), a quienes la gente debe repudiar y condenar, ya que no son en estos momentos de crisis, como tampoco deben serlo ningunos otros, para quitarle al necesitado en beneficio propio, cuando de lo que se trata es de ayudar con lo que a mano tengamos a la población vulnerable. No podemos dejar que los inescrupulosos se valgan de la necesidad ajena, lo que debe ser la gran consigna.

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Hay que volver al viejo proverbio chino que reza: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”; esto es, lo que el Gobierno va a tener que definir en mejor forma su régimen fiscal, económico y de subsidios, en la verdad que no se puede ser todo el tiempo benefactor universal de dichos subsidios, ora por que no cuenta con los recursos, ora porque es a todas luces mayormente eficiente utilizar los recursos existente en programas que mejoren las condiciones de vida de las personas.

Muchos sectores quieren aprovecharse de esta crisis para presionar cambios económicos sosteniendo que en una sociedad necesitada producen beneficios políticos. Ello podría ser. Pero igual la respuesta debe ser negativa. No se puede aceptar que se generen divisiones con propuestas de estas, toda vez que lo cual, además de dividir en momentos de crisis, solo sirve para crear falsas expectaciones. La meta es salir airosos de esto, ayudar y no empezar a urdir estrategias para ganarnos las próximas justas electivas utilizando lo más ruín de la política, inventando delitos, generando escándalos mediáticos, llevando con maldad a los rivales ante la justicia para sacarlos de ruta. No estamos para el crecimiento individual sino para la ayuda colectiva. Quienes quieran ir solos en beneficio propio, que lo hagan, es su problema; pero quienes quieren hacerlo conjuntamente en búsqueda y procura del bien común, ayudémoslos, aunque surgirán nuevos falsos mesías, que ya asoman y con quienes hay que tener cuidado en demasía.

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