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¿El vallenato se tomó el mundo?

 Por  Abel Medina Sierra

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El 8 de marzo pasado, se conmemoró a través de publicaciones por parte de algunos actores del vallenato, 54 años de lo que se tiene como una profecía de Consuelo Araújo Noguera, ya que en 1968 publicó en su columna “Carta vallenata” del diario capitalino El Espectador, la siguiente frase que se ha hecho famosa “El vallenato, con el tiempo, se impondrá en el mundo”. Uno de los que recordó en grupos virtuales que la profecía se había cumplido “al pie de la letra” fue el  radialista de Valledupar Celso Guerra, también he leído varios escritos en los que se comparte esta opinión de Guerra.

En ciertas comunidades virtuales que vinculan a melómanos y actores del vallenato, a veces se corre el riesgo de ser troleado cuando se opina con objetividad. Este escrito, trata de esbozar mi opinión sobre el tema, la que expresé a Celso Guerra y que originó una polémica virtual en la que me sentí como perro en misa.

Bien es cierto que, la música vallenata ya no tiene relevancia social restringida a lo regional como en sus inicios. Las últimas tres encuestas de consumo cultural la encumbran como el género musical preferido por la mayoría de colombianos. No es menos cierto que, se han consolidado nichos de mercado externo como en gran parte de Venezuela, en especial en el estado Zulia; en Monterrey, su zona metropolitana y municipios vecinos en México. No se trata de todo Monterrey, sino de un sector popular asentado, en especial, en la colonia Independencia, la ciudad pobre dentro de una ciudad rica.  Un tercer nicho se está consolidando en Asunción, Paraguay, donde se organiza el exitoso “Vallenato Fest” y ya suena en varias emisoras y uno naciente en Perú. Pare de contar. Son nichos, es decir, pequeños mercados muy localizados.

Que nuestros intérpretes, viajen con frecuencia a presentaciones privadas en Estados Unidos, Chile, España o Perú, no quiere decir que el vallenato haga parte del mainstream, ni mucho menos que exista una escena musical internacional visible que tenga que ver con este género. De lo que se trata es de un fenómeno de translocalidad: la colonia colombiana o algún ricachón colombiano que vive en el extranjero, los lleva para que los complazcan. Que vaya uno que otro gringo casado con una colombiana no quiere decir que el vallenato “se tomó a Estados Unidos”.

Celso Guerra me presentaba como evidencia, un largo listado de intérpretes internacionales que han grabado canciones vallenatas como prueba de esa toma del mundo. Primero, hay que decir que eso ocurre con todos los géneros, hay porros, pasillos o música llanera grabada por afamados intérpretes y eso no significa que sean géneros pegados masivamente en el mundo. A veces los graban los intérpretes para sonar en el país de origen de la canción y no siempre los melómanos del mundo reconocen el género del que proviene. El género que, desde hace unas tres décadas más ha “fusilado” el repertorio vallenato ha sido la bachata, aunque los dominicanos poco se enteran que son producto de una saqueofonía de un género colombiano.  En este caso, dejan de ser vallenatos y se convierten en bachata.

Coincido plenamente con el coleccionista Álvaro Ibarra, quien refiriéndose al tema en el programa La polémica vallenata, sostiene que “el día que existan muchos grupos de vallenato cantando en chino, inglés, portugués, italiano, francés, ruso o lenguas africanas, podremos decir que el vallenato se tomó el mundo”. Igual opinión, tiene Rosendo Romero, quien ve en esa supuesta mundialización del vallenato, uno más de los hiperbólicos y emotivos discursos que en medio del orgullo vallenato solemos expresar.

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Existen músicas locales, regionales, nacionales, transnacionales y las llamadas pos étnicas, solo estas últimas realmente se han tomado el mundo: estamos hablando de la balada, el rock, el pop y en ese mismo camino parece ir el reggaetón. Ni siquiera el jazz o la salsa son universales.  En ese sentido, la cumbia es un género más internacional que el vallenato, incluso hoy hay más intérpretes de cumbia en el exterior que en Colombia.  Que un colombiano residente en España haya creado una emisora digital de vallenato, que un finlandés o un francés que hace turismo, se enamora del vallenato y sube a YouTube un video cantando un vallenato, no pasa de ser una anécdota, no es un indicador que el vallenato ya tiene una apropiación musical en todos los países. Es prudente no hablar con el deseo, no dejarse llevar por ese tono hiperbólico que siempre nos anima cuando nos referimos a la música que amamos. La profecía aún no se cumple, pero sigamos queriendo al vallenato, así nos guste solo a nosotros, como dijo José Martí: “El vino, de plátano; y si sale a agrio, es nuestro vino”.          

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