El sueño de integración del Gran Caribe

A propósito de la visita de la Embajadora de los Países Bajos en Colombia a la Casa Pinedo – Deluque.

Por Maria Isabel Cabarcas Aguilar

En diciembre del año 2024, con una interesante y variada programación, se llevó a cabo la celebración de los 150 años de haber sido edificada la icónica casa de la familia Pinedo Deluque. Con invitados especiales de la isla de Curazao y otros del orden nacional, investigadores, gestores culturales, diseñadores, académicos, medios de comunicación, lideres comunitarios y artistas, se desarrolló una variada agenda en este espacio de gran interés patrimonial para el distrito de Riohacha, en la que fue relatada con detalle la línea de tiempo del centenario bien inmueble entre cuyas paredes fluyeron anécdotas, fueron recibidos ilustres visitantes y sucedieron episodios de incalculable valor para las páginas de la historia de la emblemática Süchimma que este año llega a sus 480 años. Natasha Pinedo, ha sido, junto a su extensa familia, la incansable gestora de tan magna celebración de la que aún hoy, siguen brotando dulces frutos.

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Recientemente, con el mismo empuje que la caracteriza, Natasha convocó a un grupo de gestores culturales, artistas, historiadores, líderes cívicos, periodistas, escritores, descendientes de familias migrantes de Holanda, Aruba, Curazao y Suriname, quienes acudimos con gran entusiasmo al que se convertiría en un memorable y productivo encuentro con la Embajadora de los Países Bajos en Colombia, Reina Buijs. Acompañada de Natalia Román como parte de su delegación, la diplomática escuchó atenta las intervenciones de cada uno de los participantes quienes hicieron uso de la palabra. El llamado fue unánime: Incluir dentro de la agenda de su embajada, las acciones y procesos académicos, sociales y culturales que se vienen liderando desde hace varias décadas por los presentes, y, por supuesto, apostarle a la gestión de recursos para la restauración de la joya arquitectónica que esa casona es.

Expresándose en idioma español fluido, el ameno y productivo diálogo con la Embajadora Buijs inició con un breve taller liderado por Jessica Toncel, coordinadora del Centro Cultural del Banco de la República en Riohacha. La participación de los invitados a este espacio fue dinámica y plural, fluyendo espontáneamente con evidente entusiasmo. Posteriormente, hicimos uso de la palabra la mayoría de los asistentes, exponiéndole en detalle lo que hemos liderado, las organizaciones que representamos y los objetivos por los que hemos trabajado desde múltiples frentes y organizaciones en el departamento.

Allí se hicieron presentes: miembros de la Academia de Historia de La Guajira como los reconocidos abogados Luis Eduardo Acosta y Orlando Vidal Joiro , el Centro Cultural del Banco de la República, investigadores como Fredy González Zubiría, descendientes de migrantes como la empresaria y gestora cultural Hiades D´Kom, sobrina del ilustre Anton D´Kom, el señor Jorge Sprockel co fundador de la organización Amigos Neerlandeses, el señor Polaco Rosado quien fuera marinero y habitante de la isla, el músico Lisandro Pinedo, miembros de la familia Pinedo y Deluque, artistas, bailarinas, familiares de Ramón Todd Dandaré y Clifford Rosa, la reconocida ejecutiva Ivette Pinedo, la directora del SENA Linda Tromp y Varinka Wild, ambas miembros de familias de migrantes, entre otros destacados invitados a tan importante encuentro con la Embajadora Reina Buijs.

Este tipo de convocatorias con propósito promueven el trabajo en red, visibilizan los esfuerzos desde la sociedad civil, fortalecen la posibilidad de hacer alianzas y acercan a los actores de las causas locales a instancias diplomáticas para que, reconociendo el impacto de los procesos y proyectos desarrollados, sea posible continuar con mayor sentido de propósito y firmeza en aquello que se anhela lograr y por lo cual tanto se ha trabajado con amor, como en este caso se ha hecho, por la integración cultural, académica, social y económica con el gran Caribe.

Gracias Natasha, Loren, Jorge, y a cada uno de los miembros de esa gran familia riohachera, por convocarnos a esa especial ocasión. Haber tenido el privilegio de estar allí contemplando los espacios que en el pasado albergaron notables visitantes y donde sucedieron capítulos importantes de nuestra historia común fue realmente inspirador. Lo allí vivido recientemente al escuchar tantas historias, de alguna manera nos sigue orientando sabiamente en el presente para que en el presente atendamos ese ineludible llamado, y en el futuro, nuestras miradas y pasos se encaminen y avancen como colectividad en este mismo sentido: hacia la integración e interacción fluida, fraterna y sostenible para el desarrollo, la productividad y la prosperidad de nuestras sociedades, a través del mar Caribe como el escenario natural y geográfico compartido que siempre, inexorablemente, nos ha unido.