Por Geraldine Mejía Díaz – Trabajadora Social y escritora*.
Marzo, decretado como el mes de la mujer, y su día ocho, marcado por un triste e histórico suceso, desconocido por muchos y conmemorado por algunas minorías. Hoy, se ha convertido junto al día del amor y la amistad en uno de los días más comerciales del año.
El 8 de marzo salen a las calles muchos violadores a desearnos feliz día, al tiempo que compran flores para su parejas; muchos jefes acosadores invitan a cenar a sus esposas; hombres que tratan a sus parejas como un mueble más de sus casas, sorprenden a sus amantes con bonitos detalles; feminicidas regalan chocolates a sus compañeras de oficina y desean feliz día a sus amigas; misóginos se disimulan enviando mensajitos cariñosos y adornados del día de la mujer a sus contactos femeninos del WhatsApp.
¡No más hipocresía, lo que queremos es que no nos cosifiquen, no nos engañen, no nos maltraten, no nos maten!
Las cifras revelan que en Colombia un promedio de 57 mujeres son atacadas cada día, es solo un estimado puesto que sabemos que son más las que callan, lloran humilladas y golpeadas en algún rincón de sus casas, otras, acosadas o abusadas sexualmente, no denuncian.
Sueño con que todas las mujeres del mundo, seamos amadas, respetadas y valoradas con la dignidad que nos dió el creador, por ser seres especiales. Deseo que la mujer afgana no baje los brazos y siga avanzando en la consecución de sus derechos, que sean tratadas como personas y algún día todas puedan mostrar sus rostros.
Y dijo Dios:
─ No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él.
(Genesis 2:18)
Dios creó una compañera ideal para el hombre, no una mujer inferior, ni sumisa y mucho menos superior, somos un complemento necesario, y aunque actualmente es un tema amplio, espinoso y sometido a muchas discusiones, la mujer es especial para Dios, la clave perfecta con la que completó la creación.
Este 8 de marzo no quiero flores, ni chocolates. Hoy, levanto mi voz en señal de protesta. para que no haya más mujeres que sean tratadas como objeto de cama y mesa. No más desigualdad salarial, no más mutilación genital femenina, no más violencia de género. Deben entender que todos los días son 8 de marzo. Paren de matarnos.
*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com