*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com
Por Nicole Peñalver Fonseca.*
Mientras la mayoría de las personas en el mundo añaden los protocolos de bioseguridad a su vida cotidiana, un grupo de españoles protestan en contra de estos.
En marzo y abril, España fue uno de los países europeos más abatido por el COVID-19, con alrededor de 9.222 casos confirmados y 950 defunciones por día, sorprende la actitud de estos españoles.
El 16 de agosto se celebró en Madrid una concentración de 3.000 personas en la Plaza Colón. Acompañados de carteles y arengas los manifestantes expresaron su rechazo al uso de tapabocas, distanciamiento social, cuarentena, vacunas y demás protocolos de bioseguridad impuestos con el fin de reducir el impacto del Coronavirus en el país mediterráneo.
Fernando Vizcaíno, un profesor de yoga y líder del movimiento antimascarrillas y antivacunas, asegura que el virus no existe, argumentando que las personas que han muerto durante la pandemia han sido por otras enfermedades o por aplicarse vacunas anteriormente, asimismo, relata en uno de sus vídeos de YouTube como los medios de comunicación son serviles ante las elites globales y que tiene como objetivo generar ingresos para las compañías farmacéuticas del mundo.
Contenido sugerido:
Con plantones, panfletos y performance, este movimiento hizo presencia en las jornadas previas al 16-A. Con estas actividades intentaban explicar sus razones, compartir información de su causa e incentivaron a abrazarse apelando a las emociones sobre la lógica y el distanciamiento social.
Coreando, «el coronavirus es una farsa, terroristas, no somo animales, no mas ancianos asesinados, televisión manipulación, no a la “plandemia”, y libertad, libertad», los manifestantes aseguran que la pandemia mundial es una ideación de las naciones para suprimir los derechos y libertades civiles y a la vez posicionarse como dictadores, como lo expresa una manifestante al diario español El Mundo.
Para Juan Fonseca, un ciudadano español, estas protestas antimascarrilas, “es una campaña de desprestigio de la derecha al actual gobierno”, además asegura “que la mayoría de los participantes no poseen educación ni conocimiento reales de la situación actual”. Sin embargo, para Vizcaíno, la política española es un eje pasivo y dócil dentro de la política globalizada.
Para los participantes de la jornada anti-mascarillas, el uso obligatorio de este elemento de protección más el confinamiento significa un abuso a sus libertades, por lo que se comparan con animales y llegan a llamar al tapabocas, bozal. En cambio, para Carmen Adriana Fonseca, una joven que reside en Madrid, el concepto de libertad está siendo transgredido “la libertad empieza donde termina la del otro”, en ese sentido para ella el no usar mascarilla para cuidar a los demás es “un acto insolidario que pone en riesgo el derecho a la salud de sus conciudadanos”.
En España para el 31 de agosto, se habla de un rebrote con 114 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes según The New York Times, no hay pruebas científicas que las manifestaciones antimascarillas haya aumentado los casos, pero tampoco hay dudas, ya que sabemos como se propaga este virus.
**Nota: Para la elaboración de este artículo fueron consultadas diversas fuentes de información.