Por Edison Hernández Pimienta – Miembro de la Academia de Historia, periodista y locutor; pionero de la radio colombiana en La Guajira.
“El que ignora el pasado, desconoce el presente y vacila ante el porvenir”.
Recordar los acontecimientos del 20 de julio de 1810, suscita grandes emociones en cualquier colombiano que ame a su país. Es vivir con la imaginación más que con la erudición episodios que hicieron de esta fecha símbolo de cuánto vale y representa la voluntad popular puesta al servicio de los ideales por concebir un país libre, independiente y soberano.
210 años después de haber lanzado las campanas al viento para anunciar el comienzo de la rebeldía, los conocedores de la historia se muestran presurosos para rendir homenaje a Colombia, a esta patria que diariamente muestra sus impetus irrefrenables; superando todas las dificultades que le oponen algunos de sus hijos descarriados en el vicio, en la violencia, en el secuestro, en la extorsión, en el narcoterrorismo, en el delito y la corrupción.
El 20 de julio de 1810 culminó un largo proceso de vigilias, de anhelos y de esperanzas manifestadas desde la colonia.
Ese día estalló el polvorín que se venía preparando en distintas regiones. Todo se iluminó con el fuego de la revolución francesa y la independencia norteamericana.
También por el levantamiento del pueblo del Socorro. La revolución estudiantil de 1794, el memorial de agravios de don Camilo Torres, la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano traducida por Antonio Nariño, y todo aprovechando la prisión y deposición de Fernando Séptimo del trono español.
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Santa Fe no hacía sino seguir los pasos de independencia dados en Quito y en Caracas en abril de ese mismo año. Y aún en algunos sitios del interior del virreinato como Pamplona, el Socorro y Cartagena.
La opresión del dominio español sobre los granadinos se volvió insoportable. Toda la inconformidad de un pueblo empezó a tomar fuerza para romper las cadenas con que los poderes absolutistas atan las libertades. Estos movimientos emancipadores le dieron a la patria la independencia que volvería al pueblo soberano y a los colombianos de hoy la libertad.
Definida la independencia como un conjunto de valores que hacen posible una vida digna y libre para todos, sobresalen los avances logrados por Colombia. Sin apresuramientos, pero seguro, el país se aproxima a esos ideales que fueron la meta de los mártires de la independencia, guiados por el genio de Bolívar, determinados por la inteligencia y ponderación de Francisco de Paula Santander, y porque no decirlo también, por la bizarria, el valor indomable, el pundonor, el carácter firme, el coraje que asombraba, el patriotismo admirable y el heroísmo sin igual de nuestro Almirante José Prudencio Padilla. Inspirados por la efervescencia, el calor y la imagen tribunicia de José Acevedo y Gómez; Caldas, el sabio; don Miguel Pey; el canónigo Rosillo y José María Carbonell, los estandartes y las figuras del 20 de julio de 1810.
Ese día se abrió el camino glorioso de nuestro movimiento libertario que culminaría felizmente el 7 de agosto de 1819 con la Batalla de Boyacá que definió la libertad del país.
¡¡¡El 20 de julio de 1810… Se emitió un grito de independencia, cuyo eco no ha podido opacarse; porque forma parte de la epidermis y del sentimiento nacionalista de los colombianos!!!
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