Por María Isabel Cabarcas Aguilar
Durante una agradable cena en Bogotá en el mes de agosto, llegaría la noticia. Catalina Rincón y Adriana Garcés serían las portadoras de un anuncio maravilloso que llenaría mi vida de alegría y de mucha expectativa durante los siguientes dos meses. A partir de allí comenzaría entonces la preparación para llegar hasta un espacio que desconocía totalmente pero que tocaría mi vida de una manera muy profunda y para siempre, pues sería la única guajira y una de las colombianas, invitadas a participar en un gran evento latinoamericano que versaría sobre la salud de las mujeres.
El Roche Press Day es un encuentro multisectorial que en este 2024 se realizó durante los días 23 y 24 de octubre en la ciudad de Miami. Salud Mujer y Equidad, fue el pertinente eje temático de este multitudinario evento internacional que integró durante dos días de interesantes paneles, conferencias y sesiones de networking, a actores clave que toman decisiones, ejecutan acciones o que apoyan el diseño de apuestas innovadoras para educar sobre el autocuidado, impulsar la prevención y mejorar la atención de las mujeres en la región, e incidir de manera integral en nuestra salud y bienestar.
Meses antes, gracias a la confianza y el incondicional apoyo de Roche, habíamos realizado en Riohacha tres círculos de la palabra que habían convocado a más de sesenta mujeres en tres espacios de diálogo distintos entre marzo y mayo. Expectantes, curiosas y bien dispuestas, llegaron desde distintos territorios, comunidades y etnias, rurales y urbanas, ubicadas entre la sierra, el desierto y la costa caribe. Valientes y resilientes mujeres, médicas, enfermeras, oütsuü, comunicadoras, miembros de organizaciones, lideresas de derechos humanos, cooperantes, lideresas comunitarias, gestoras culturales, emprendedoras sociales, políticas, autoridades tradicionales, trabajadoras del sector salud, provenientes de los pueblos afro, kogui, wiwa, arahuaco y wayuu, en las voces de sus mujeres y en las lenguas nativas, compartieron generosa y constructivamente la palabra y dialogaron entre sí, evidenciando el crucial rol de las mujeres como cuidadoras de sus familias, comunidades y entornos.
En el caso de las mujeres indígenas, guardianas de una sabiduría ancestral que se lee y se vivencia en femenino de manera cotidiana, han sido ellas y siguen siendo aún, las portadoras del conocimiento que desde el sueño, el agua, la alimentación, la etnomedicina, la tejeduría, el conocimiento del territorio, la relación con el entorno, la cerámica, el buen consejo y el diálogo intergeneracional, quienes perpetúan prácticas, rituales y comportamientos que perviven y que han permitido la supervivencia tanto física como cultural de los pueblos originarios que habitan la mítica y exótica península de La Guajira en la que las fronteras son invisibles pues se trata de un espacio compartido, y la cotidianidad se mimetiza con la ficción, por la increíble fascinación de su constante relato del realismo mágico en el que se encuentra inevitablemente inmersa, esta tierra milenaria a quienes muchas le llaman reverencialmente “Mma” (madre tierra en wayunaiki).
Llegué a este evento anual internacional de gran valor y amplio reconocimiento, con mi mochila y mi susú wayuu, cargados de la grata experiencia vivenciada en los círculos de la palabra sobre salud femenina, con la firme intención de poner en valor, las voces y los testimonios que permitieron conocer y reconocer, las dinámicas en las que se encuentran inmersas las mujeres en las rutas de atención, exponiendo los desafíos en los abordajes territoriales en el diagnóstico temprano, la atención en salud de las mujeres, así como los resultados de los ejercicios de diálogo desarrollados entre marzo y mayo de este año, en los que más de 60 mujeres de los pueblos, wayuu, kogui, wiwa, arahuacas y afros, quienes participan y lideran en diversos sectores sociales por invitación de Roche, fueron convocadas para dialogar sobre salud femenina, siendo epicentro de estos círculos de la palabra, el distrito de Riohacha.
Sentí en ese escenario una emoción indescriptible, al ser invitada como panelista, para contribuir a unir voces para cerrar la brecha de género en salud a favor de las mujeres. El propósito organizacional de Roche es lograr que cada vez sean más las personas que enfocan su esfuerzo en impulsar sistemas de salud más equitativos y eliminar la brecha de género. Poder compartir las múltiples perspectivas de la realidad de las mujeres en territorios como La Guajira, una de las zonas de Colombia con una de las brechas de género en salud más grandes, fue tan valioso como retador. Anhelo que estos encuentros posibiliten la unión de esfuerzos multisectoriales en adelante. El trabajo que se realiza por parte de Roche en Latinoamérica gracias a la suma sinérgica de esfuerzos es admirable y muy significativo, y en este evento ello fue evidente.
A través del lema: “Mujer, Salud y Equidad”, se reafirma el compromiso global con la salud de las mujeres y través de la campaña Proyecto X, este año, por primera vez, en alianza con Genentech (del grupo Roche), el evento se llevó a cabo en Miami. Quienes tuvimos la grata oportunidad de participar allí, reconocemos que para mejorar la vida de las mujeres en América Latina, también se debe considerar la gran comunidad latina que reside en los EEUU, pues enfrentan más desafíos en términos de brecha de género en salud, que el resto de las mujeres en América Latina. La interesante agenda culminó en una bellísima gala, con la entrega del Premio Roche de Periodismo de Salud en alianza con Fundación Gabo, reconociendo el rol del periodismo en la transformación de la atención de la salud de hoy y del futuro.
En el panel denominado: Abordajes Territoriales para el diagnóstico temprano centrado en las mujeres, moderado magistralmente por la carismática conductora de televisión Lucía Ugarte del Campo (Argentina), participaron: Sabine Zink Bolonhini (Brasil), Luis Sagarzazu Rodríguez, UE LifeSciences Inc., Alejandro Andrade, Federación Chilena de Enfermedades Raras (FECHER), Lorise Scalise de Roche Pharma Brasil y por Colombia y La Guajira, esta servidora, representando la causa social que desde el 2014 hemos liderado desde la Fundación Compartamos la Felicidad y que a lo largo de muchos años ha sido posible gracias al esfuerzo y la confianza de muchas personas, empresas y familias en Colombia y fuera del país, quienes han creído firmemente en el valor de las alianzas.
En la entretenida mesa integrada por los representantes de nuestro país, conocer y conversar con mujeres icónicas de la salud y las comunicaciones en Colombia como la doctora Fernanda Hernández, y del emprendimiento social como Catalina Escobar, fue todo un honor. Fue maravillo haber compartido con Marieli Alfonzo, Gerente de Roche Colombia, y con ese extraordinario equipo que está escuchando y dialogando con los territorios, en el que se encuentran Jaime, Catalina, Adriana y Jorge, y por supuesto a Patricia Blanco quien llegó desde Buenos Aires para dinamizar la agenda que con dedicación nos había convocado en reuniones virtuales semanas antes.
Todos los que hicieron parte de esta extraordinaria experiencia, desde su creación, hasta su puesta en marcha y exitoso cierre, pusieron de presente que Latinoamérica es multicultural, diversa e incluyente, y está unida para trabajar desde todos los sectores por la salud de las mujeres teniendo la equidad como meta. En estas letras les digo GRACIAS desde lo más profundo de mi corazón, por apostarle a las transformaciones en mi tierra para el bien de nosotras sus mujeres.
Como guajira, madre, docente, columnista, Directora Ejecutiva de la Fundación Compartamos la Felicidad y Mujer Cafam La Guajira 2020, agradezco a Roche por esta grata invitación y como le respondí a Marieli Alfonzo, esmerada Gerente de Roche Colombia en nuestra agradable entrevista en el Marriot Bay Biscayne donde se desarrolló el evento: Reafirmo mi compromiso personal y desde la organización que lidero, a seguir generando acciones para que las voces de las mujeres de los territorios sean escuchadas. A motivar el autocuidado como acto de amor propio, a impulsar colaborativamente procesos de diálogo e incidencia para la correcta toma de decisiones por quienes participan en las rutas de atención, y a que la interculturalidad sea reconocida y valorada como el espacio de encuentro y el punto de partida para el diseño participativo de acciones con enfoque diferencial étnico y de género, pues todas las mujeres, valientes, resilientes, y tejedoras de vida, merecemos recibir atención digna y de calidad, para seguir siendo y haciendo todo lo valioso que las mujeres emprendemos cada día para nuestro bienestar, el de nuestras familias y el de las comunidades de las cuales hacemos parte. Somos sin duda alguna, las mujeres guajiras, parte de La Generación del Cambio.
