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Por Pedro Rosado Ríos – Miembro del taller de creación literaria Relata Guajira.
Algo diferente ocurre en los amaneceres de los sábados riohacheros, la cotidianidad matinal es sorprendida por el murmullo y alegría de un grupo de personas que nunca habían pasado por ahí, menos a esa hora del amanecer sabatino. Quienes son esos extraños de a pie, que a diferencia de los transeúntes normales no muestran cansancio, sino una inusual alegría y entusiasmo. En fraternal unidad prosiguen su marcha ante los atónitos habitantes de la Riohacha cotidiana.
Estos alegres caminantes no cargan hamacas, ni sleeping, ni carpas. Tampoco lujos ni comodidades. Son personas que han hecho del caminar algo diferente.
Madrugan para ver salir el sol entre los diferentes horizontes de Riohacha. Caminan por las calles oscuras de la ciudad hasta llegar a cualquiera de sus orillas y desde ahí ven los primeros rayos dorados colándose en el cielo riohachero.
Saludan alegres a pescadores e indígenas wayuu despertados por su alegría caminante. Ríen con taxistas y comerciantes que se preparan para su jornada cotidiana.
Todos los sábados desde las cinco de la mañana se dan cita en el parque de la india en Riohacha un grupo de personas de todas las edades, sexo y ocupaciones. Alegres van llegando poco a poco e inician a las cinco y quince minutos de la mañana una caminata previamente planeada a diferentes puntos de la ciudad. Más de treinta personas liderados por Gabriel Pinto, un gigante bonachón y pensionado del Cerrejón, han consolidado una forma diferente de hacer deporte.
Autodenominados «Los Caminantes». Han recorrido a Riohacha de norte a sur, de este a oeste, al derecho y al revés. En su caminar matinal por las periferias de la ciudad han descubierto el lugar en donde algún día si no se roban la plata se construirá la nueva cárcel de Riohacha, la solución esperada para el hacinamiento de la apiñada cárcel actual diseñada para trescientos reclusos la cual alberga más de 700 personas. Y Caminando han descubierto también que existe una vía llamada la 40, que sería una avenida variante que rodeando a la ciudad sería la solución para la pésima movilidad de Riohacha, sería el paso de tractomulas, camiones y viajeros que bordeando a la ciudad aliviarían un poco los trancones en el tránsito municipal. En sus rutas los caminantes han conocido todo el cinturón de pobreza que rodea a la capital guajira. Han conocido caminando playa a playa hasta Puerto Caracol la prolongación en el futuro de la que hoy los políticos aspirantes a cargos públicos venden como la primera avenida de América. Han conocido de primera mano y respirando, la podredumbre, donde se vierten las aguas negras de Riohacha en ausencia de lagunas de oxidación. En busca de aventuras estos alegres caminantes han llegado a los caseríos de La Raya, Cangrejito, El Pasito, San Antonio de Pancho, Las Delicias, Puerto Caracol, La Cachaca, etc.
Y en su afán por caminar y conocer, Los Caminantes han salido de las fronteras de Riohacha y se han ido a sus corregimientos. La Florida – Tomarrazon fue una diversión para estos inquietos amigos ávidos de deporte y aventuras, su premio tras las largas jornadas de camino: bañarse en las aguas del pozo García, y disfrutar las playas de La Raya y otros caseríos de pescadores a orillas del mar Caribe. Nadie puede echarles en cara que no conocen a Riohacha, ellos todos los sábados por diversión y en afán de hacer algo diferente, han conocido los amaneceres de la Riohacha lejana. Han visto de primera mano las necesidades de la periferia y con su risa y jolgorio de amistad han despertado a los habitantes de la Riohacha periférica tan llenas de necesidades. Caminando y caminando han demostrado que se puede hacer deporte y conocer a la ciudad.
Como dijo el poeta español Antonio Machado: “Caminantes no hay caminos se hace camino al andar”.