La edad del vallenato

Por Abel Medina Sierra – Investigador cultural.

La pregunta espinosa

En días recientes, uno de mis estudiantes de la cátedra de vallenatología de la licenciatura en música de la Universidad de La Guajira, me lanzó una pregunta espinosa; la cual le surgió al escuchar en un documental a un distinguido vallenatólogo sostener que, cuando los europeos llegaron a nuestro territorio del Caribe colombiano, ya estaba la música hoy llamada vallenato. El estudiante, me preguntaba entonces ¿Cuándo nació el vallenato? Me propongo, no solo responderle al estudiante, sino compartir con los lectores mis apreciaciones y acotaciones sobre el brumoso tema.

Las músicas tradicionales, campesinos y orales como la vallenata, no son un sujeto al que se le puede expedir cédula con fecha exacta de nacimiento; nuestra música es una creación colectiva, no tiene un inventor, ni siquiera está claro que haya nacido en un territorio específico, sino que se fue “cocinando” en varias subregiones del antiguo Magdalena grande simultáneamente, hasta lograr una especie de definición y homogenización desde que se comenzó a grabar y surgen los festivales. Así que, el nacimiento de vallenato es un proceso y, como tal, se hace difícil fijar al menos una década en la que tuvo emergencia. De entrada, puedo decir, no se conoce con exactitud científica cuándo comenzó el género vallenato.

¿Las pruebas?

Si de algo puedo jactarme, es de haber leído casi la totalidad de publicaciones, investigaciones publicadas o en repositorios académicos sobre la música vallenata. Así que puedo decir que, en ninguna he encontrado una prueba que, antes de la llegada de los españoles, existiese una música que tuviese las características del género vallenato. Es lógico que solo podían existir músicas indígenas, diversas por la multiplicidad de etnias asentadas en lo que después fue la Gobernación de Santa Marta y luego el Estado del Magdalena. Tampoco nadie ha podido demostrar la existencia de un conjunto de aerófono, idiófono y membranófono en alguna de las etnias pre colombinas en este territorio. No hay evidencia arqueológica, etnográfica, antropológica o etnomusicológica que así lo demuestre.

Por otro lado, la música vallenata nació en contextos criollos, donde el zambaje, lo mestizo y lo mulato prevalecía, no en los indígenas. Ya los musicólogos Egberto Bermúdez y Héctor González demostraron que no hay ni un solo filamento indígena en las células del vallenato. También estos y otros, desvirtuaron el mito que la guacharaca era indígena, resultó ser africana como la caja y la técnica de mano limpia con que se percute. Nadie ha podido demostrar que la guacharaca es indígena.

Avanzando, si no es pre colombina, entonces cuándo surgió el vallenato. Se han documentado conjuntos trifónicos de gaita, carrizo o dulzaina acompañados de diferentes tipos de tambores y de un idiófono que podía ser guache, maraca o guacharaca en diferentes puntos del Estado del Magdalena en la segunda mitad del siglo XIX. Algunos teóricos, sostienen la muy probable tesis que este pudo haber sido el germen del vallenato. Con el tiempo, desde la segunda mitad de ese siglo, el acordeón dejó de acompañar a músicos “mudos” como decía Emiliano Zuleta Baquero a los que solo tocaban música instrumental europea, para acompañar los cantos campesinos hechos con coplas, cuartetas, redondillas o décimas. Es decir, se desplazó la gaita, carrizo o dulzaina. Sin embargo, no se puede aseverar ni probar que, las músicas que se hacían con gaitas, tenían las características melódicas, rítmicas y armónicas de lo que se llama vallenato.  Se puede hablar de un antecedente, pero no que los gaiteros o carriceros hacían o inventaron la música vallenata, al fin y al cabo, todo género musical nace de otros o de varios sustratos y así fue como nació el vallenato, tomando de varias expresiones musicales de la región y la estructura de versos y canto español.

Conceptos de algunos músicos, apuntan a que, resulta nada fácil pasar las melodías de una gaita al acordeón, así que no fue repentina la ruptura organológica y es poco probable que el gaitero haya dejado de lado su instrumento para tocar acordeón, no conozco testimonio de acordeoneros de las primeras generaciones que pasaran de ser gaiteros a tocar “el arrugado”. Lo que se produjo fue la llegada del acordeonero que tocaba piezas europeas, luego hacía su música sin acompañamiento y finalmente, al conjunto de caja y guacharaca.

¿Vallenato desde cuándo?

Se han podido rastrear cantos con las características del vallenato solo en la segunda mitad del siglo XIX, quien tenga pruebas anteriores, pues que las muestre. Que hubiese coplas y décimas, es otra cosa.  El conjunto vallenato que hoy conocemos, integrado por acordeón, caja cónica de un solo parque y guacharaca corta, es documentado como registro más antiguo en Riohacha por Florentino Goenaga en 1890 y el francés Henri Candelier hacia 1893. Ya antes, en 1880, el también viajero francés Jules Crevaux, observó un conjunto de acordeón y tambor en Puerto Wilchez, pero, es poco probable que ese conjunto hubiese servido para que surgiera el vallenato en el Magdalena medio, donde llegó esta música mucho después. Recordemos que, con acordeón no solo se ha interpretado vallenato. También fue en esa segunda mitad del siglo XIX que surgieron los más antiguos hacedores de vallenatos: Francisco Moscote, Sebastián Guerra, Abraham Maestre, Ricardo y Roque Pinto, entre otros.    

Claro, también se puede encontrar en la bibliografía, tesis como la del francés Jacques Gilard, para quien el vallenato nació en los años 50, cuando se comenzó a usar ese nombre y ya se grababa esta música; es decir, el vallenato es una invención reciente de la industria discográfica. Pero, una cosa es la adopción del nombre del gentilicio vallenato para denominar un género que se llamó primero merengue o son – según la región- también cantos de parranda, música de acordeón, música provinciana y hoy “música vallenata”. Otra cosa es la existencia documentada de estos ritmos mucho antes que se llegara al surco del disco.  Esta música no se inventó en los estudios de grabación, aunque sí se modificó mucho, recoge una memoria, un legado multicultural reconstruido históricamente. 

Al fin de cuentas, tres conclusiones. La primera, no hay evidencia de un vallenato pre hispánico. La segunda, no se puede asegurar con certeza fechada cuándo nació el vallenato. Tercero, solo se conocen pruebas del vallenato a partir de la segunda mitad del siglo XIX.   Ni tan viejo, ni tan joven.

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