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El sueño de Rosalinda Aguilar

Por : María Isabel Cabarcas Aguilar 

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Trabajo colaborativo étnico y atención humanizada en salud, se celebran en los 30 años de Asocabildos I.P.S.I.

El recuerdo más remoto de mi tía Rosalinda, es de mi infancia en su casa en Maicao, durante las recurrentes visitas que con mis papás hacíamos, después de hacer compras y recorrer los respectivos hogares de tía Mello, tía Adalce y tía Miriam. Pues si hay algo que caracterizaba a Ena Luz Aguilar Arismendy, era su ser familiar hasta la médula, y su compromiso vital de visitar constantemente a sus seres queridos especialmente en momentos de enfermedad, recuperación o de duelo. Allí no había quien la atajara en su afán de acompañar y rodear de afecto a quien habitaba en su corazón y pasaba por un momento difícil.

Tía Rosalinda, la elegante y afectuosa dama wayuu, nos recibía con su generosidad característica y amplia sonrisa. Llamaba a mis primas a que vinieran a saludar a sus tíos (mis papás) y a mí, y todos a ellas, cariñosas como son, le pedían la bendición. A continuación nos brindaba un exquisito almuerzo pues en su casa siempre había, como en el caso de tía Cuny, alimento para todos los que llegaban. 

Crecí reconociendo en ella la valiente lideresa que es, siempre acompañada de sus ejemplares hijas, mis primas Tania, Beda, Yurabis, María Luisa y Linda. Cinco mujeres dedicadas y apasionadas en lo que hacen, cada una de ellas con sus dones propios como mujeres wayuu, enfocadas en sus caminos profesionales, entornos familiares y senderos de servicio al prójimo y a la comunidad, pues si hay algo que aprendieron de mi tía fue eso: Servir de corazón y con toda la disciplina del caso, a quienes las necesiten, comenzando por su propio y extenso clan. 

Del eirruku Uriana, y el territorio ancestral de Urina en el municipio de Maicao, Rosalinda Aguilar Aragón  a lo largo de su vida ha dado fe de una enorme vocación de servicio y una dedicada labor en la dignificación de los servicios de salud con enfoque diferencial étnico, de la mano con las autoridades tradicionales wayuu, con quienes ha trabajado mancomunadamente desde hace tres décadas. Consciente de la feminidad wayuu en su vida, después de un encierro de un año, salió de allí dispuesta a hacer del tejido, parte esencial de su vida. Entre el ir y venir de Maicao a su comunidad, reconoció en las necesidades de las infancias wayuu la posibilidad de crear una escuela, manteniéndola ella misma, brindándoles alimento y educación a quienes requerían mayor atención y cuidado en su entorno cultural.

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Después de su encierro fue llevada a un internado indígena a estudiar, pues esa había sido la decisión de su mamá, ya que ella quería que su hija, además de hablar wayunaiki, aprendiera el castellano con el fin de moverse con solvencia en el mundo arijuna.

Sus primeros pasos por la autonomía económica los dio como artesana, siendo exaltada por Artesanías de Colombia, dinamizando también los ingresos de otras mujeres tejedoras de distintas comunidades quienes le proveían mensualmente hasta 500 chinchorros que luego eran exportados a todo el mundo.

Sin embargo, hace treinta años inició el sueño por dignificar el derecho a la salud, pues resulta innegable además, el impulso que social y culturalmente dio la Constitución Política de Colombia que en 1991 reconociendo la diversidad étnica del país, declarando también la autonomía y la autodeterminación de los pueblos indígenas, la existencia del pluralismo jurídico y la obligación del estado de protegerlo. Consciente del valor de esa declaratoria, y de la oportunidad de trabajar de forma colectiva y desde los territorios, se dio inicio a la constitución de Asocabildos. Esta organización que cuenta con tres décadas de existencia jurídica, ha dejado a su paso una imborrable huella por la forma como ha crecido, desde la inauguración de la primera clínica en 2014, la cual contó con la presencia de Amylkar Acosta como Ministro de Minas y de Alejandro Gaviria como Ministro de Salud. Allí estuvimos mi mamá y yo, acompañando a mi tía pues de ella aprendí a darle valor al hecho de ser invitadas a celebrar con quienes amamos, momentos muy especiales como el de aquella fecha en la que compartimos la alegría de abrir la primera clínica que llevaba además, el nombre de mi tía.

En este 2024, Asocabildos I.P.S.I. se consolida en su propósito misional de prestar servicios de salud con calidad, poniendo al servicio del pueblo wayuu y de los guajiros, una impresionante clínica cuyas instalaciones dan cuenta también, del empeño por dignificar la atención en salud desde un enfoque diferencial étnico, reconociendo las necesidades especiales del pueblo wayuu, pero sobre todo su derecho a recibir servicios con calidad en espacios dignos y con trato humanizado en el ambiente clínico. 

Rodeada del cariño de su extensa familia Aguilar, tía Rosalinda celebró cada esfuerzo que durante años le han permitido avanzar con decisión, en este escenario de servicio que Dios le ha puesto en su camino. En un impresionante evento y bajo la frescura de un cielo nublado, mientras caían tímidas gotas de lluvia, los asistentes se mantuvieron en cada momento conectados con la emotividad que en el ambiente se podía incluso palpar pues el motivo que nos convocaba no era menor, y ciertamente, resultó inspirador estar allí observando el maravilloso resultado que emerge cuando existe sinergia y también amor la causa que noble y valientemente se lidera. Se hicieron presentes: la Senadora Martha Peralta, el representante Jorge Cerchar, el rector de la Universidad de La Guajira, Carlos Robles, el presidente de la Asamblea, Diputado Pablo Parra, el ex gobernador Jorge Pérez, la Gestora Social del Departamento, Sara Daza, el ex gobernador Jairo Aguilar Ocando, y muchas otras personalidades más, de la gestión pública y privada, así como las autoridades tradicionales, líderes y lideresas wayuu.

Si hay algo que quedó muy claro, es también el inmenso valor de la gratitud y tía Rosalinda es una gran portadora de él. Esta virtud se evidenció durante la entrega de reconocimientos a personas quienes con sus valiosos aportes, hicieron posible que en sus inicios, esta organización lograra sus objetivos. Ex gobernadores y ex Alcaldes, dirigentes cívicos, gestores sociales, las autoridades tradicionales wayuu, líderes y lideresas de las comunidades, médicos, personal administrativo, profesionales que durante largo tiempo han sido parte del andar de Asocabildos, fueron exaltados en ese gran evento realizado en la ciudad de Maicao.

Tía Rosalinda, nos sentimos muy orgullosos de usted, de la lideresa que es, de usted como madre de esas cinco extraordinarias hijas, mis primas Tania, Beda, Yurabis, María Luisa y Linda a quienes crio y educó con tanto amor, cultivando en ellas lo mejor de usted misma, para que en sus corazones también florecieran como ha sucedido, sus dones y toda la capacidad de servirle a esta tierra. Gracias también en nombre de nuestra extensa prole, a quienes han confiado en usted y la han acompañado en su camino de servicio al pueblo wayuu y a La Guajira. Felicitaciones a Asocabildos en estos treinta años y éxitos y bendiciones a quienes tendrán la gran tarea de asumir distintos roles en la nueva clínica para el bien y la sanidad de los pacientes y de sus familias. Que sigan cosechando con sabiduría y gratitud, el fruto de sus grandes y nobles esfuerzos por la salud del pueblo wayuu y de La Guajira.

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