Charito. Kilómetro 15. Albania.
Las 32 familias de Charito mantienen sus usos y costumbres ancestrales. Son personas trabajadoras, echadas para adelante y, aseguran, son una comunidad nativa que busca el crecimiento constante. “Somos nativos, hemos nacido y nos hemos criado acá. A nosotros nos motiva siempre el pastoreo, tener las cosas como nuestros ancestros nos enseñaron, siempre estamos mirando qué nos trae la vida. Hoy estamos en una etapa de conocimiento, tenemos aquí personas capacitadas y no tenemos necesidad de buscar ingenieros en otros departamentos o municipios, nosotros mismos nos hemos venido fortaleciendo en este sentido”, asegura José.
La autosostenibilidad, término que menciona la autoridad durante la conversación y que se hace notorio en su discurso, es su objetivo más claro, su sueño: “Autosostenible es una comunidad que quiere surgir de aquí mismo, que su gente sea de aquí y que si salen sea a estudiar o porque les gusta caminar o andar. Es un futuro mejor, una familia que tiene sus cosas sin mendigar. Una comunidad autosostenible a quién le va a pedir si lo tiene todo, es un equipo que no piensa en una empresa que le de empleo, no. Eso hay que olvidarlo”, afirma.
Hoy Charito camina hacia ese sueño, camina hacia la autosostenibilidad a través de varias iniciativas que lo hacen posible, como un vivero con el que pretenden seguir adelante y generar ingresos seguros y estables para todos: “Es el sueño. Tengo esa inquietud. Hasta que no lo logre no me voy a quedar quieto. No solamente soy yo, hay unos niños que vienen creciendo y a ellos hay que alimentarlos y decirles que esto es de ellos, que se apropien de esto”.
Mientras recorremos el vivero, su responsable y miembro de la comunidad, María Herrera Pushaina, siembra ollita de mono, corazón fino y otras especies propias de sus tierras: “Con esto nos beneficiamos niños y adultos. Por el momento estamos realizando abono para seguir germinando la semilla que tenemos preparada para empezar a empacar 5.000 semillas el otro mes con el favor de Dios. La idea es venderla a empresas para ver qué tal nos va y seguir adelante”.
Y este proceso apalanca el camino que recorren, del que aún les falta, pero se sienten muy orgullosos: “Esto nunca se había dado, estamos muy contentos porque ha traído alegría a la comunidad, nos sentimos orgulloso porque esto nos ha hecho crecer y hemos tenido muchas cosas en mente para realizar a futuro. Es un beneficio para nosotros y para las personas de afuera, esta comunidad es turística, han venido varias personas y les ha encantado”, afirma María.
El vivero es parte de uno de los proyectos en el que Charito y Cerrejón trabajaron de la mano. Junto a este, se ejecutaron proyectos agrícolas, entrega de animales ovino-caprino y bovino, adecuación de bancos de forrajes, mejoramiento de enramadas y encerramiento y construcción de una alberca.