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El heraldo de la Navidad en Riohacha

Por Miller Sierra Robles – Comunicador Social y Gestor Cultural*.

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Más que un mensajero, la biblia define que “heraldo” es el primero que proclama una buena nueva; es decir, quien llega con la primicia. La Navidad en Riohacha tiene un heraldo modesto y camuflado en el 31 de Octubre, un barrio del sur de la ciudad que, a pesar de lo que su nombre pueda sugerir, no celebra su fundación en Halloween ni en ninguna otra fecha; ese día solo se ven unos cuantos niños luciendo los modestos disfraces que sus padres pudieron comprar o confeccionar mientras corren por las polvorientas calles desgastadas por la monotonía.

Pero apenas inicia noviembre llega el momento de mayor unión para, al menos un sector, del barrio con los destellos multicolores del primer árbol de navidad que se enciende en Riohacha. Se trata de una sencilla estructura con llantas, madera, polisombra y luces multicolores dispuesta en el exterior de una humilde vivienda ubicada en la carrera 10 con calle 41, que cada noviembre se convierte tradicionalmente en el heraldo que anuncia la navidad, llenando el barrio con sentimientos de fe, esperanza y alegría que en otros momentos del año escasean.

Yamilenis Pertuz nos contó que la idea nació de su esposo, Wilfrido Tejeda; “él es un militar que nunca había tenido la oportunidad de tener un árbol; nunca hubo navidad para él en su niñez y desde muy joven ingresó al ejército; por eso cuando conformamos nuestra familia siempre ha decorado el árbol navideño con mucho esmero. Cada vez que llega noviembre se desespera como un niño y quiere ponerle más y más luces”.

El árbol de los Tejeda es la sensación del barrio, a las personas que pasan les causa admiración y es común verlos tomarse fotos, especialmente los ciudadanos venezolanos que viven por la zona; quienes además lo usan como punto de referencia para ubicarse.

Yamilenis nos contó que inicialmente su esposo armaba un arbolito convencional en la sala de la casa, pero desde hace cinco años decidió compartir la experiencia con los vecinos; entonces decidió innovar con un árbol artesanal de materiales reciclados que cambia cada año. Inicialmente había cierto temor debido al grueso historial de inseguridad y delincuencia que azota al 31 de octubre; sin embargo, nunca han tenido un hecho que lamentar e,  incluso; a pesar que no organizan novenas ni obsequian juguetes, el arbolito del 31 ha contribuido a generar un ambiente más tranquilo en esta zona del barrio y se ha convertido en un atractivo navideño que, como un faro, se divisa desde lo lejos.

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Enhorabuena por esta joven pareja que, junto a sus hijos, han asumido la misión de salvaguardar el espíritu navideño en esta zona de la ciudad. Ellos prometen continuar cada año con el árbol navideño y dejan un curioso mensaje a todos los riohacheros:

Que no piensen en la factura de Electricaribe sino en el espíritu navideño. Esta fecha es muy bonita pero es algo que se está perdiendo porque la gente piensa más en la deuda. Invitamos a la gente a que se atreva a innovar y decorar porque no hay nada más hermoso que ver a los niños felices y eso solo se logra viviendo plenamente la Navidad

*Las opiniones expresadas en este espacio son responsabilidad de sus creadores y no reflejan la posición editorial de revistaentornos.com

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