Por María Isabel Cabarcas Aguilar
“Lo conozco país por país, isla por isla (Mercedes le dijo a Alberto Abello Vives que no todas) y tal vez de allí provenga mi frustración de que nunca se me ha ocurrido nada ni he podido hacer nada que sea más asombroso que la realidad. Lo más lejos que he podido llegar es a trasponerla con recursos poéticos, pero no hay una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en un hecho real. Cuando llego al caribe todo mi organismo comienza a funcionar de otra manera y mejor, como si lo hubiera puesto otra vez en su medio ecológico, del cual lo saco con frecuencia. Me voy a Bogotá o a México que están a más de dos mil y tantos metros de altura, o me voy a Europa que culturalmente es otra cosa por completo. Y cuando vuelvo aquí todo comienza a funcionarme bien y empiezo a pensar mejor. No he escrito un solo libro que no tenga sus raíces al menos en el caribe ¿Por qué? Porque no sé ver otro mundo, donde quiera que estoy, cualquier cosa que veo, cualquier experiencia que tengo, no la comprendo si no la relaciono con el caribe y con mis orígenes caribeños.”Así se refiere el Nobel a nuestro territorio cultural: El Caribe, en una inolvidable entrevista con Ernesto Mcausland que se puede observar en YouTube. Y, ¿quién mejor que él para describir nuestro sentir caribe a nivel físico, mental, emocional y espiritual?
Sobre nuestro quehacer caribeño, existe una referencia obligatoria. Hablar de Fundación Rancho es hablar de perseverancia, lucha, resiliencia, valentía y dinamismo. Además del arduo trabajo como organización social en la isla feliz del Caribe por el reconocimiento de su propia historia desde el corazón del barrio Rancho en Oranjestad, la capital, cada uno de sus procesos ha ido también encaminado hacia la integración con territorios cercanos como el departamento de La Guajira, reconociendo nuestro pasado común en el que el comercio fluido, las relaciones familiares, la migración, la inmensa cultura caribeña y las oportunidades económicas, mediaron y se apoyaron en las ventajas de la cercanía geográfica de ambos territorios y la solidaridad que como pueblos nos caracteriza.




Del corazón de ese barrio emergió un liderazgo que ha promovido con decisión esta labor desde hace quince años ininterrumpidos. Clifford Emilio Rosa, hijo de la reconocida matrona del sabor, Juliana “Nana” Todd Dandaré, y Emilio Rosa, ha dedicado con entrega parte de su vida, a la noble causa que el pasado 19 de abril convocó a un gran número de isleños en el Claustro de Santa María de la Universidad de Aruba en el marco del Simposio Heritage, History and Healing Aruba´s Future. Se dio inicio con la intervención del Primer Ministro Mike Eman, dando luego la bienvenida el presidente de la Fundación Rancho, quien recibiría en un gesto sorpresa, reconocimientos desde La Guajira de: Cámara de Comercio de La Guajira en cabeza de su Presidente Ejecutivo Álvaro Romero Guerrero, el Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira liderado por Larry Iguarán, la Concejala Amalfi Sijona, el Centro Empresarial y Agroproductivo de Colombia dirigido por Jorge Martelo, la Fundación de Genealogía y Patrimonio “Raíces Guajiras – Antillanas”, el escritor e investigador Fredy González Zubiría y la Fundación InspirARTE Aain, esta última otorgando un reconocimiento tanto a Rosa como a la organización. A estos emotivos momentos se sumaron las voces del periodista Benjamín Romero y su esposa Maya Franco quienes han acompañado la gestión de Rancho en la isla.
La excelente programación académica del simposio estuvo compuesta por cuatro presentaciones: el profesor Luc Alofs, la emprendedora social Christie Mettes de Metabolic Foundation, Catherine Leonard de Reino Unido y de La Guajira, Rayza De La Hoz Pérez, Mujer Cafam La Guajira 2025 quien lidera la Fundación Afro Mata e´ Pelo con la conferencia: El rol del Trabajo Social en la Sanación de las Futuras Generaciones en la Reconciliación Cultural y la Resiliencia Comunitaria, y esta servidora, con la ponencia Reimaginando las Redes del Patrimonio del Caribe: Construyendo Resistencia y Resiliencia Cultural Colectiva.




Clifford ha estado casado con Cheryl Rosa-Fingal desde 2015, hija de los muy estimados Femmie y Rómulo Fingal (hijo del último cuidador del Faro California). Juntos conformaron el hermoso hogar en medio del cual nació Chiara Cacica Rosa Fingal quien a sus ocho años conversa fluidamente en papiamento, holandés, inglés y español. Ese círculo virtuoso de tres hilos ha sido el gran fortín amoroso desde el cuál ha hallado la determinación, fortaleza y valentía, para edificar cada acción y proyecto que se ha liderado desde esa organización sin ánimo de lucro para el bien de sus gentes.
Su Junta Directiva conformada por Gerald Franca y Yosmar Maduro-Sneek, apoyados muy de cerca por icónicos personajes como Ramón Todd Dandaré, siendo este último el gran valuarte afroguajiro binacional quien partió desde Riohacha, su ciudad natal siendo niño, haciéndose libre en el gran Caribe, defendiendo el papiamento y convirtiéndose en el gran exponente e investigador que hoy es, establecido en Aruba desde hace más de setenta años.




Desde su nacimiento, Stichting Rancho se propuso reconocer y visibilizar de distintas formas, la historia y las raíces del barrio más tradicional de Oranjestad. Este espacio comunitario urbano ha sido el lugar desde donde han salido destacados personajes de la vida pública de la isla como Xiomara Maduro (Ex ministra de Cultura y Finanzas) o Stephany Sevinger, la más joven parlamentaria arubiana actualmente.
A lo largo del camino, en conjunto con organizaciones guajiras como la Fundación InspirARTE Aain (antes Fundación Compartamos la Felicidad), la agencia InspirARTE, el Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira, la Universidad de La Guajira, la Dirección de Cultura Distrital de Riohacha, la Cámara de Comercio de La Guajira, el Centro Cultural del Banco de la República, se han realizado en Riohacha, espacios académicos y culturales donde las lenguas nativas, las letras, la investigación, la historia y las oportunidades comerciales han ocupado un lugar privilegiado para sostener esta interesante conversación que ha trascendido fronteras desde la fraternidad durante más de una década.
En consecuencia con ese anhelo, acciones y voces como la del doctor en Antropología Weildler Guerra Curvelo expresan:“Las entidades subnacionales como La Guajira deben y pueden insertarse en el sistema internacional desde su diversidad y su diferencia, aun haciendo parte de la unidad del Estado-Nación. Las regiones colombianas requieren la formulación y puesta en marcha de políticas de desarrollo territorial que entiendan las lógicas del territorio y su función de articulador horizontal de la sociedad, la identidad, la economía y la cultura. Es conveniente introducir una agenda internacional en nuestro departamento dentro de sus competencias, guardando buen cuidado de armonizarla con la política exterior del estado central.”
Por su parte, el prestigioso investigador y escritor Fredy González Zubiría en su obraAruba y La Guajira, hermanas separadas unidas por el mar afirma: “Los inicios del comercio entre La Guajira y Aruba fueron muy artesanales, parecía comercio local. El comercio entre La Guajira y Aruba durante 30 años (1890-1920) era principalmente de consumo local para ambas partes. Los barquitos de Riohacha y de los wayuu de Puerto Estrella, se arribaban al puerto de Oranjestad para ofrecer, frutas, maíz, gallinas y chivos. Y en Riohacha regresaban con harina, manteca y licores». La Guajira y Aruba han mantenido relaciones de hermandad desde inicios del siglo XX, comparten historia comercial y migratoria, el norte de La Guajira comparten los mismos desafíos con el agua dulce, ambos expuestos a largos periodos de sequía y a los anuales de vientos huracanados. Cientos de riohacheros y guajiros han encontrado en Aruba oportunidades para una nueva vida, y su fuerza laboral se vinculó a la propia, aportando al desarrollo de la isla. Aquí nacieron sus hijos y nietos y hoy todos se reconocen como arubianos. Ambos territorios compartieron beneficios durante la llamada bonanza del café, un comercio que generó empleo y riqueza para ambos pueblos. Tenemos mucho en común. A veces las leyes internacionales nos separan, pero la historia y la hermandad nos vuelve a unir.”
Finalmente, Gabo en su autobiografía expresó: “Aquel espíritu de evasión perpetua se sustentaba en una realidad geográfica. La Provincia tenía la autonomía de un mundo propio y una unidad cultural compacta y antigua, en un cañón feraz entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá́, en el Caribe colombiano. Su comunicación era más fácil con el mundo que con el resto del país, pues su vida cotidiana se identificaba mejor con las Antillas por el tráfico fácil con Jamaica o Curazao, y casi se confundía con la de Venezuela por una frontera de puertas abiertas que no hacia distinciones de rangos y colores.” Qué bueno sería por fin, retornar ese espíritu de evasión perpetua recobrando la autonomía de un mundo propio, y tal como nos invita el Gobernador de La Guajira Jairo Aguilar, volvamos a mirar al mar, y que como lo ha propuesto y promovido Stichting Rancho con sus aliados en la isla de Aruba y en La Guajira, construyamos juntos el presente y el futuro con decisión, siendo ese espacio natural marítimo nuestro gran escenario compartido de hermandad, integración y oportunidades para todos.