Por Abel Medina Sierra – Investigador cultural.
Muchos comentarios y reacciones recibí por mi artículo titulado “El chandé, el nuevo hijo del vallenato”. Soy consciente que así iba a suceder, pero como me expresaron los compositores Adrián Villamizar, Rosendo Romero, Santander Durán Escalona y el sociólogo Simón Martínez, había que decirlo para iniciar el debate. Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato, así que, aunque algunos no compartan mi tesis, se abre un escenario de debate que se ha venido soslayando.
Pero, un tema lleva a otro. Uno de los puntos que más generó debate, fue mi ejemplo del chandé “Te olvidé” que se tomó como referente percutivo de influencia en el vallenato, eso desde finales de los 70 con Alfredo Gutiérrez y, ya en los 80, en algunas canciones de Beto Murgas grabadas por Beto Zabaleta.
Algunos amigos como Julio Oñate Martínez, Roger Bermúdez por interpuesta persona y Juan Carlos Ramírez Lascarro, se refirieron a una posible imprecisión con ese ejemplo, pues Antonio María Peñaloza, quien puso la melodía a la letra del judío español Mariano San Ildefonso, cuando grabó “Te olvidé” , la denominó garabato y no chandé. A todos ellos les agradezco sus reacciones, pues me obligaron a ahondar en el asunto pues no son géneros en los que tengo mucha lectura. Pero, en especial, agradezco a Juan Carlos Ramírez, acucioso investigador de Guamal, Magdalena, quien me hizo llegar las precisiones del maestro de la Universidad del Magdalena Efraín Castilla Romero, experto en el tema.
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En entrevista concedida a El Heraldo, el maestro Peñaloza confirma que, denominó esta canción que sería elegida en 1979 como el himno del carnaval de Barranquilla, como un garabato. “Para hacerle los arreglos me ayudó un trío de jazz de Panamá que se llamaba Set Rose trío. Le pusimos un ritmo muy propio de la costa atlántica, alegórico al Carnaval de Barranquilla. Yo quería hacer algo que trascendiera. Se me ocurrió bautizarlo danza de Garabato y no “del” Garabato o chandé como suele decírsele erróneamente”.
Si se toma este testimonio, se podría pensar que existe un género musical llamado garabato. Pero, varias fuentes, entre estas Castilla Romero y el prestigioso músico Victoriano Valencia, coinciden que el garabato es una danza y no un ritmo o género musical. Esta danza tiene como música al chandé, originaria, según el docente, en la zona de Santa Marta y Ciénaga desde donde se relocalizó en Barranquilla como danza de carnaval.
Ahora bien, en 1954 cuando Peñaloza logra que la Sonora Curro con la voz del Alberto Fernández grabe “Te olvidé”, no existía una música llamada garabato, el autor trató de crear un nuevo ritmo así llamado. Esto explica por qué Victoriano Valencia define chandé de la siguiente manera: “Es un ritmo musical que tiene dos variantes principales. Una de ellas es conocida por su baile, la danza del garabato, muy importante en el carnaval de Barranquilla. La otra se practica en la orilla del rio Magdalena y se caracteriza por la alternancia de solista y coro que encontramos en la música de Totó, Venancia, Martina…”
Si partimos de esta definición y clasificación, con la que también coincide Castilla Romero, “Te olvidé” es un chandé. Son dos variantes que tiene el chandé, una que fue apropiada en la zona del litoral, y que tuvo esa canción como referente y modelo; el otro chandé, es una modalidad de baile canta`o que tiene arraigo ancestral en poblaciones del Magdalena y la Depresión Momposina como Talaigua Viejo, Talaigua nuevo, Barranca de lobo, Santa Bárbara de Pinto, San Sebastián. No fue de este último, sino del primero del que bebieron los músicos vallenatos.
Solo basta escuchar la introducción de la versión de “Las cuatro fiestas” grabadas por Diomedes Díaz y Juancho Rois, para notar la `presencia de “Te olvidé” como variante litoraleña del chandé en la percusión. También, escuche canciones de Alfredo Gutiérrez como “Hueleley huelelay” o de Beto Zabaleta como “Que siga la trilla”, “Los caprichos de Esmeralda” o “La ilustrada”. De seguro va a encontrar coincidencias en la percusión. Pero, si comparamos estas canciones con chandés ribereños como “La tortuga bajo del agua”, “Mosaico de La chula”, “La rama de tamarindo”, se podrá apreciar que no hay tanta coincidencia.
En resumidas cuentas, no estaba equivocado al clasificar como chandé la canción “Te olvidé”. Mediáticamente se impuso esa categoría de chandé en los carnavales, y desde allí fue que llegó esa etiqueta al vallenato. Pero, lo que hoy llaman chandé o paseo chandé, es muy distinto a ese influjo inicial, nuestros músicos se apropiaron del nombre en una clara demostración del poder integrador y hasta fagocitador del vallenato.
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