Mi buen amor

En mis gratos recuerdos de infancia feliz en medio de una familia maravillosa y rodeada de amor, hallo a mi madre visitando a sus comadres y compadres, amigos y familiares los fines de semana, celebrando su compañía, y haciéndoles sentir como solo ella podía hacerlo, su inmenso cariño. La sola idea de impulsar o participar en una integración familiar en alguna ranchería, la entusiasmaba demasiado, pues siempre les profesó un amor inmenso a los suyos.

Lo que está en juego

Al igual que ocurrió con la pandemia del COVID 19, en donde la mayor propensión a infectarse y a un desenlace fatal está asociado a las preexistencias de las personas, cuando las instituciones entran en crisis, como la que actualmente se afronta, las primeras en resentirse y las que llevan la peor parte son aquellas que por su debilidad y baja resiliencia están más expuestas a su disfuncionalidad e inoperancia. Y este es el caso de La guajira.

Garabateando un chandé

En entrevista concedida a El Heraldo, el maestro Peñaloza confirma que, denominó esta canción que sería elegida en  1979 como el himno del carnaval de Barranquilla, como un garabato. “Para hacerle los arreglos me ayudó un trío de jazz de Panamá que se llamaba Set Rose trío. Le pusimos un ritmo muy propio de la costa atlántica, alegórico al Carnaval de Barranquilla. Yo quería hacer algo que trascendiera. Se me ocurrió bautizarlo danza de Garabato y no “del” Garabato o chandé como suele decírsele erróneamente”.