¿Y si habláramos todos en positivo de La Guajira?

Por: Luis Guillermo Baquero

Gerente Mesa Más La Guajira

El 2024 fue un año que obligó a La Guajira a enfrentar sus tensiones más profundas. Se registraron 466 bloqueos en distintos puntos del departamento como expresión de múltiples voces que durante años han buscado espacios legítimos de escucha y solución con el Estado. Al mismo tiempo, resurgieron expresiones de violencia y disputas armadas que evocaron capítulos ochenteros y noventeros que creíamos superados.

Estos hechos, sumado al anuncio del retiro de algunas empresas del territorio, generaron una ola de incertidumbre que se propagó con rapidez. En congresos, foros y espacios de decisión nacional, La Guajira comenzó a ser catalogada, y casi sentenciada, como un territorio inviable.

Algunos medios locales reforzaron esa narrativa, llenando primeras páginas de noticias negativas. Noticias como la subasta de los aerogeneradores de los parques Alpha y Beta, tras el retiro de EDPR del país, se convirtieron en símbolo del desencanto. Sin darnos cuenta, comenzamos a mirar nuestra tierra con los ojos de la resignación y el fracaso. Y tal vez esta sea la alarma más urgente: cuando hasta nosotros dejamos de creer, ¿qué relato estamos construyendo sobre La Guajira?

Pero el 2025 trae señales distintas. Con corte a mayo, se han registrado 111 bloqueos. Aunque la cifra sigue siendo preocupante, representa una disminución significativa frente al año anterior, según datos de la Cámara de Comercio de La Guajira. Así como fue necesario alertar sobre el deterioro, hoy es igual de urgente reconocer los signos de recuperación.

En medio del escepticismo, están ocurriendo cosas importantes. La gobernabilidad del departamento y de la mayoría de los municipios se ha estabilizado. Con excepción de La Jagua del Pilar, se vive un ambiente de relativa calma institucional, donde las autoridades parecen concentrarse, por fin, en la gestión de lo público y no en la defensa por permanecer en la silla.

En este contexto, la Gobernación ha hecho anuncios relevantes que marcan un nuevo horizonte de inversión y desarrollo. Proyectos como la Marina de Riohacha, el nuevo Malecón turístico y la Vía Francisco El Hombre no solo representan obras de infraestructura, sino apuestas por la conectividad, el turismo, la recuperación del orgullo guajiro.

Han surgido, además, espacios inéditos de articulación. La Mesa de Unidad de Diálogo de La Guajira ha logrado sentar a diversos actores en torno a una conversación colectiva para reconstruir la confianza. Los Diálogos de Ciudad, impulsados por sectores ciudadanos, gremiales y académicos, están abriendo un canal real de participación y construcción estratégica en la capital guajira. Y el reciente anuncio de la creación de la corporación La Guajira PostCarbon marca un paso decisivo hacia una planificación seria de la diversificación productiva del departamento.

Al mismo tiempo, se consolidan apuestas de largo plazo que reafirman que La Guajira tiene futuro. AES Colombia anunció el inicio de la fase de construcción de sus parques eólicos para finales de este año o comienzos de 2026. A su vez, Gutami Group, una empresa de los Países Bajos, manifestó su intención de construir entre Riohacha y Albania el parque solar más grande de Latinoamérica.

La Guajira también se posiciona como el epicentro energético del país con el desarrollo del proyecto Sirius por parte de Ecopetrol y Petrobras, la mayor apuesta para garantizar la autosuficiencia en gas de Colombia en los próximos años. Ecopetrol ha reafirmado su compromiso con el territorio a través del impulso de nuevas iniciativas en energías renovables. En paralelo, el Grupo Energía Bogotá ya instaló las primeras torres de interconexión eléctrica en la Alta Guajira, mientras ISA Intercolombia avanza en la conexión del sistema eléctrico nacional con el departamento. Al sur, Max Resource continúa con éxito la exploración de cobre, una oportunidad estratégica que posiciona a La Guajira como un actor clave en la transición energética del país.

También hay señales institucionales y simbólicas que no debemos ignorar. Riohacha fue elegida sede de la Cumbre Internacional de Migración, un evento que posiciona a La Guajira en el centro del debate global. A su vez, celebramos los 60 años del departamento con un renovado Festival Francisco el Hombre, que reivindica nuestra cultura como motor de identidad y orgullo. Y este año, dos de nuestros más talentosos músicos, Iván Zuleta y Gregorio Gutiérrez, trajeron a casa las coronas del Festival Vallenato, recordándonos que el talento guajiro es invaluable.

Todo esto está ocurriendo ahora. Sin embargo, pareciera que no lo estamos viendo, o peor aún, que no queremos verlo. Nos hemos acostumbrado a contarnos desde la carencia, el conflicto y la crisis. Pero La Guajira es mucho más que eso. Repetir el mismo libreto no nos hace más críticos; nos hace más indiferentes.

No se trata de maquillar la realidad ni de ignorar los desafíos. Sabemos que aún enfrentamos enormes retos en materia de seguridad, fortalecimiento institucional, estabilidad jurídica y condiciones habilitantes para el desarrollo. Pero también es cierto que, si desde aquí no

empezamos a visibilizar nuestros propios aciertos, difícilmente lo harán desde fuera. Y sin reconocimiento no hay confianza. Sin confianza, no hay inversión. Y sin inversión, no hay desarrollo, ni esperanza.

El santo padre Francisco, en la carta encíclica Fratelli Tutti, nos recuerda que la fraternidad y la amistad social no niegan las diferencias, las reconocen y las ponen al servicio del bien común. Esa es la tarea que tenemos por delante. No empieza en Bogotá ni en Barranquilla. Empieza aquí con nuestra forma de hablarnos, de tratarnos y de contarnos.

La Guajira tiene mucho por corregir, pero también mucho por celebrar. Pasar la página no es olvidar los errores; es tener el coraje de escribir un nuevo capítulo. Uno en el que los bloqueos no sean la única forma de hacernos escuchar, y donde las buenas noticias no sean una excepción, sino el punto de partida.

Crédito foto de portada Atardecer en Punta Gallinas | Tomado de expotur-eco.com