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Por Abel Medina Sierra – Investigador cultural
La pregunta está de moda, se escucha decir en los corrillos de esquina, callejones de mercado y “agáchates”, conversaciones de peluquería, coloquios de mototaxistas mientras se resguardan de la inclemente canícula, en los “congresos” de vecinas en la tienda del cachaco de la esquina. “¿Y ese (a) quién es?”. El referente no es otro que los nombres que se promocionan en miles de afiches y vallas que, por estos días, forran el espacio urbano y en cumplimiento a las campañas proselitistas para llegar al Congreso de la República.
Lo he experimentado en estos días. Quienes todavía nos movilizamos en mototaxi o motocarro, tenemos el privilegio de medir, con datos primarios, la percepción ciudadana de las campañas. Un mototaxista, ante el ruido ensordecedor de unos parlante me preguntaba “¿Y quién es ese Pello Pello?”. Solo pude decirle: “alguien que es de Barrancas”, no tuve otro referente porque es lo único que se conoce de él, además de que está derramando caudales por todo el Departamento. Otro también me lanzaba su inquietante duda “¿Y quién es esa tal Pinina Iguarán?”. Con algo de vergüenza, por no tener ninguna otra información que suministrarle, le respondí: “Es una chica de Uribia”, a lo que me respondió el mototaxista “Yo pensé que era de por allá de Galán”.
Estos ejemplos, muy personales, son la muestra del escenario propuesto por las elecciones próximas en La Guajira. Candidatos famosos en la publicidad, pero sin ninguna nombradía, reconocimiento ni credenciales que mostrar. “Ilustres desconocidos” como reza la frase popular. De allí que los electores, quienes seguramente no se dejarán convencer de un afiche pegado en un poste, se encuentran frente a la incertidumbre de varios candidatos que nunca en su vida habían oído mencionar, de los que desconocen su trayectoria y mucho más sus propuestas.
A tal grado de improvisación hemos llegado en estas elecciones que, tenemos candidaturas que salieron de la nada, algunos que llegaron como relleno a las listas y después vieron una oportunidad, otros que solo están pensando en “vender el nombre” para unas próximas elecciones a alcaldía y no faltan los que se postulan solo para demostrar que están en el ruedo político y después salir a negociar con sus votos. Candidatos que no están preparados para llegar al Congreso, están pensando en cómo hacerse elegir para después planear su agenda legislativa, por eso, ha escaseado el debate, las propuestas están invisibles, el discurso es el gran ausente.
Para un caso concreto, una de las campañas con más costosa y agresiva publicidad es la de “Pello Pello” (muy pocas personas le conocen el nombre completo). De él, los electores saben poco, solo que es alguien que está dejando mucha “logística” en manos de los “líderes”. Ni este candidato, ni “Pinina”, ni “Cosa”, ni Pitre, ni otros más, con excepciones a la regla, tienen un reconocimiento departamental como para querer representar a todos los guajiros a la Cámara. Solo se sabe de ellos a nivel local, nunca se les ha conocido la voz para defender una causa de impacto departamental ni siquiera municipal, no son protagonistas del debate sobre necesidades de la población, no son actores políticos de relevancia ni se les reconoce liderazgo. Para apropiar otra frase popular: “No han organizado ni un partido de boliche”, para ahora arrogarse un liderazgo que nunca han tenido.
Aunque es posible que con tanta “logística” que están haciendo circular, alguno de ellos-ojalá no- llegue a una curul en el Congreso, muchos se quemarán en una trama de película que se inventaron y que tiene como actores a los “líderes”, a los que pagan para que le reúna a algún centenar de personas que dicen votar por un “ilustre desconocido”. Se necesita mucho más que esas reuniones y fotos de supuestos “apoyos” para ser los legítimos representantes que queremos los guajiros. El Congreso es un escenario de debate y argumentación, al que aspiran candidatos “mudos”. También es una instancia legislativa, pero tenemos candidatos que prometen lo divino y lo humano sin tener claro qué van a hacer al Congreso. Solo esperamos más sensatez y madurez política a los electores y menos improvisación a los candidatos, porque elegir ciegamente nos convierte en cómplice de nuestra desgracia.