Paraíso. Kilómetro 41. Maicao
Vivir en el Paraíso podría significar muchas cosas, algunos pensarán encontrarlo en el cielo, para otros es un lugar terrenal. Lo cierto es que, para los protagonistas de esta historia, el Paraíso es su comunidad, por la que trabajan día a día para convertirlo en eso, un verdadero Paraíso como su nombre lo reza.
Hoy en este Paraíso hay una mujer como máxima autoridad, Doralisa Epinayu, quien sentada en un chinchorro nos cuenta cómo trabaja su gente para lograr todo lo que sueñan y hacer de este lugar algo duradero y estable: “Los wayuu que están acá conmigo saben tejer y trabajar en la siembra y en todas las otras cosas en las que ellos puedan laborar. Trabajan en su casa, son responsables”.
Las 32 familias que conforman esta comunidad sueñan con seguir trabajando por su Paraíso y que este siga creciendo: “Soñamos con una carretera, también soñamos con un colegio”, menciona Doralisa.
Pero estas mismas familias también están seguras de que han hecho una excelente gestión y eso nos lo cuenta Milena Barros, líder de la comunidad: “Hoy esto es el Paraíso porque lo estamos trabajando y haciendo. Tenemos luz, el salón etnocultural con dotación: televisor, equipo de sonido, sillas, mesas, internet, con el fin de que los niños de la comunidad tengan amor al estudio, aprendan el español y su lengua materna”.
Este salón etnocultural, mencionado por la líder, fue trabajado de la mano con Cerrejón junto a otros proyectos de generación de ingresos, infraestructura para beneficio general de la comunidad y soluciones de agua y fortalecimiento cultural.
¡Tranquilos! No quedarán con la duda de cómo llegar al Paraíso, para los que siempre se lo han preguntado, este es el mapa que nos regala Doralisa: por la vía que de La Mina conduce a Uribia, en el kilómetro 40, cruzaremos a mano izquierda, entraremos un par de metros ¡y listo! habremos llegado al destino soñado.
Finalmente nos cuenta Milena qué hace única a la gente que vive en un paraíso y es entonces cuando entiendes por qué el Paraíso está en el kilómetro 41: “Nos hace únicos la armonía. Somos una familia que brinda humildad a nuestros vecinos y aquí nos conocen por eso. Así nos hemos ganado a otras comunidades vecinas. Todo el que llega aquí es por algo, siempre nos traen bendiciones, siempre hay intercambio de bendiciones”.