Una apertura desde el alma: luz para el territorio y para tu ser interior

Por Eliana Melo Brito

“Que el solsticio nos recuerde que siempre hay un momento para florecer.”

El 21 de junio no es un día cualquiera. Coincide el solsticio de verano en el hemisferio norte, el Día Internacional del Yoga y, en mi camino, la apertura de un sueño largamente gestado: Samskara Centro de Bienestar. En esta columna comparto cómo este triple símbolo de luz se convierte también en una invitación a abrirnos, sembrar con intención y florecer desde el alma.

Cada 21 de junio, el sol se detiene unos segundos en el cielo. El hemisferio norte celebra el día más largo del año: el  solsticio de verano,  símbolo de luz, expansión y renovación. Es un portal de energía que nos invita a florecer, a poner en el mundo aquello que se ha estado gestando en silencio.

Este año, ese momento me atraviesa con más fuerza que nunca, porque también marca el nacimiento de Samskara Centro de Bienestar, un espacio que soñé durante muchos años, y que ahora abre sus puertas en Riohacha  como una ofrenda al territorio, al alma colectiva y a las memorias que buscan sanar.

Samskara no es solo un emprendimiento, es un tejido de sentido, un acto consciente de servicio y gratitud. Su nombre proviene del sánscrito y alude a las huellas sutiles que quedan grabadas en el alma , aquellas que, cuando son vistas con amor , pueden transformarse en poder interior.

Construir este lugar ha sido un viaje de sanación personal, ha requerido revisar las raíces, limpiar memorias del espacio, dialogar con lo invisible, porque así como las personas tienen historias, las edificaciones y los territorios también guardan memorias: algunas propicias y amorosas, otras densas o dolorosas  y  todo eso impacta los proyectos de bienestar, como bien lo saben quienes han intentado emprender sin mirar lo que hay debajo.

Por eso, la apertura de Samskara no será una inauguración tradicional, sino una Semana de Gratitud y Ofrenda, que comienza justo en el solsticio. Siete días para agradecer al territorio, para activar la energía del lugar, para abrir el espacio con respeto y belleza.

Facilitadores y terapeutas de distintas partes del país —y sobre todo de La Guajira— se han sumado con generosidad a esta primera siembra. Algunos vienen desde lejos para compartir sus saberes, otros son parte de esta tierra y han sentido el llamado de entregar sus dones para abrir este espacio de manera consciente y colaborativa.

Este tejido de voluntades es, para mí, el verdadero corazón de Samskara: no una marca personal, sino un centro vivo donde muchos pueden entregar y recibir, donde el bienestar deja de ser una moda y se convierte en una práctica colectiva. Gracias  a cada facilitador y terapeuta que se ha sumado a esta primera siembra en Samskara. Su generosidad y compromiso hacen posible este sueño compartido. Cada uno, con su presencia, aporta luz al territorio y abre caminos para el bienestar.

La apertura también coincide con el Dia Internacional del Yoga, no es casualidad, más allá de sus posturas físicas, el  yoga  es una filosofía de vida que propone la unidad entre cuerpo, mente y espíritu, un camino de observación interna, de disciplina amorosa, de encuentro con el ser.

Y eso es lo que deseamos que Samskara represente: un lugar donde el  bienestar se practique, sí, pero también se comprenda como parte de un camino mayor. Un centro donde cada persona pueda recordar que la verdadera transformación comienza adentro.

Invito a todas las personas que viven en Riohacha y  en la región a conocer Samskara durante esta semana especial. La programación completa está disponible en nuestras redes sociales como @samskarabienestar  y en el espacio físico. Están todos bienvenidos a participar, a respirar, a meditar, a agradecer… y a sentir.

Porque no se trata solo de abrir un lugar. Se trata de abrir un campo y los campos se abren con intención, con amor, con verdad.

Hoy celebro el solsticio  sembrando lo que alguna vez fue un sueño y  deseo que cada lector también pueda abrir su propio espacio interno y preguntarse: ¿Desde dónde quiero florecer esta vez?