Por Hildren Estrada
Se dice que la vida en los pueblos es sabrosa, pero llegar a Río Ancho, es transportarse a un lugar de paz, calma y tranquilidad, donde el cantar y susurrar de los pájaros en los árboles, son melodías musicales que nos hacen cerrar nuestros ojos y bailar mentalmente. Escuchar el ruido del agua como acaricia las piedras al pasar el caudal del río Ancho hacia abajo, es una inspiración romántica de relax y recarga de energía positiva para el alma. Estar en Rio Ancho, corregimiento de Dibulla, es respirar aire puro y vivir como en un mundo encantado.
Así como lo hacen Luis Daniel, un niño de ocho años y su tío José Eduardo que tiene 6 años de edad, juegan y pintan su mundo real, donde sus aliados son el cartón y un sharpie rojo. No necesitan una mesa, su mejor comodidad es el suelo y una parte de la pared de la casa, donde se apoyan para hacer su dibujo. Ohhh sorpresa, el dibujo terminado es el de una mujer sonriente, que le van a entregar a su madre; los niños representan a través del dibujo su entorno, su hogar, y sus emociones, Juegan al caballito con un palo de escoba y sonríen desprevenidamente con gran felicidad. Al lado tienen el mejor postre que la misma naturaleza les ha dado, una ponchera de mangos, que degustar en cualquier momento.
Al pueblo, llegan muchas personas, unos de paso y otros como Pertifal, oriundo de Cartagena que llegó al pueblo y se enamoró de la naturaleza y su gente, es un cineasta, filósofo, amante del arte y la cultura, el silencio y paz de estas tierras lo embrujo y se quedó, afirma que está en el paraíso terrenal. La gente de Río Ancho se caracteriza por su amabilidad, son muy atentos con los visitantes. Los viajeros que pasan por la Troncal del Caribe, todos los días tienen una cita en este pueblo, y es con la carne asada o la carne a la parrilla, es suave y jugosa al paladar. Los establecimientos comerciales están situados en la carretera al paso de los autos, carros, tractomulas, buses y demás vehículos y allí están atentos los mototaxistas para recoger y llevar a propios y turistas a su destino final, es una de las fuentes de sustento diario.
Encontramos algo maravilloso en este pueblo, talento. Talento innato, el grupo de danza de Rio Ancho que está conformado por jóvenes y adolescentes, que respiran arte y cultura, cuando suben al escenario a demostrar sus dotes artísticos, lo hacen con la mejor actitud y creatividad arrolladora, como los grandes artistas que son. Por ellos se sienten super orgullosos de los escenarios deportivos y culturales que han llegado a su pueblo, como la Cancha Polifuncional, un gran aporte al deporte y la cultura y en especial a la comunidad.
Su gente vive de la ganadería y del cultivo de yuca, maíz, plátano y bijao. Están a la espera de que llueva con mayor frecuencia para comenzar sus cultivos. Es un pueblo muy ordenado y les gusta cumplir las normas sanitarias, afirma la señora Carmen, vendedora de comida “las personas que tienen criadero de cerdos y gallinas, no los dejan salir y mantienen los criaderos limpios, para no perjudicar a los vecinos, siempre pensando en el bien común y bienestar del otro”.
Un atractivo indiscutible en esta temporada es la cosecha del mango, en cada casa, se ven las cajas llenas de mango, de todos los tamaños y colores, siendo un alimento apetecido por visitantes y turistas. Se puede apreciar la calidez de su gente, sentados en las puertas de sus casas, sonrientes, disfrutando del paisaje que les ofrece la naturaleza.
Y no podemos despedirnos sin dejar de mencionar las claras y frías aguas del río Ancho, zona de turismo, a donde llegan los turistas a zambullirse en las cálidas aguas, a disfrutar del paisaje, a despojarse de todo aquello que los amarra y les hace peso en sus espaldas y pies, se olvidan por horas de sus problemas y circunstancias para dejarse envolver por el embrujo interno del rio, por la tranquilidad y calma que estas aguas ofrecen.
