Gerente de la Mesa Más La Guajira
En la reciente visita del presidente Gustavo Petro y su equipo de gobierno a La Guajira se dejó en el tintero una nueva propuesta para la destinación de los recursos provenientes del Sistema General de Regalías (SGR). El primer mandatario sostuvo que estos recursos deben dirigirse a la financiación de la nueva apuesta económica en La Guajira, con énfasis en la generación de energías renovables.
Antes de iniciar con este análisis, es importante mencionar que del año 2012 a la fecha al departamento se le han aprobado $4.4 billones de pesos, alcanzando la ejecución de 738 proyectos por un valor de $3.1 billones. El sector del transporte es donde se han concentrado la mayor parte estas inversiones, especialmente en proyectos de construcción, mejoramiento y mantenimiento de vías urbanas, secundarias y terciarias.
Hace algunos años, el Centro de Pensamiento Guajira 360º presentó un estudio en donde concluyó que en el departamento y sus municipios se percibe una concurrencia entre sectores de inversión en regalías y necesidades. Sin embargo, identifican como la gran debilidad, la calidad de la ejecución de los proyectos que está asociada a la debilidad e inestabilidad institucional del departamento.
No obstante, entidades como la Contraloría General de la República han afirmado que se destina un porcentaje relativamente bajo para atender las necesidades que tienen incidencia en el cierre de brechas sociales.
Ya no queda tiempo para llorar sobre la leche derramada. Es el momento de debatir, y en el marco de las elecciones para la escogencia de nuevos mandatarios, resta planificar de manera articulada y coordinada hacia donde deben estar destinados esos recursos a futuro. En el bienio actual 2023-2024 La Guajira tiene un presupuesto histórico de $1 billón de pesos, por tal motivo, el problema no radica en la falta de recursos sino en la limitada planificación de tales inversiones.
La Guajira debe priorizar la diversificación productiva, hoy el sector minero representa el 57% del PIB del departamento, por lo que resulta imperante que estos recursos que aporta este sector para el territorio sean focalizados hacia sectores claves como el turismo, el agro y el sector energético, tal como lo estableció el primer mandatario.
Así como lo contemplaron en la Agenda Prospectiva, el departamento debe consolidar un nuevo modelo de desarrollo económico, fundamentado en la diversidad de los sectores potencialmente competitivos, la sostenibilidad de las iniciativas, la promoción de la asociatividad y los emprendimientos locales.
La generación de ingresos y empleo a los guajiros y en especial a las comunidades indígenas funciona como la herramienta principal, y la única, que puede ser sostenible para hacerle frente a la pobreza multidimensional y sobre todo a los penosos indicadores de mortalidad infantil y desnutrición. Unos padres o madres productivos seguramente garantizarán las condiciones básicas para el bienestar de sus hijos.
Los documentos técnicos con la ruta para el desarrollo de La Guajira, están listos. El plan regional de competitividad “La Guajira esquina de las oportunidades”, la agenda prospectiva para La Guajira 2026, la agenda departamental de competitividad, diversificar La Guajira y la estrategia para el desarrollo sostenible y resiliente del territorio.
Sumado a esto, el otro motor para el desarrollo del departamento y que puede complementarse con los recursos de regalías es la educación. Debemos construir un modelo educativo que fortalezca el capital humano de La Guajira, a través de la integración de sus tradiciones culturales y la sostenibilidad económica.
El modelo educativo debe adaptarse al contexto social y económico del territorio. En esa línea la Universidad de La Guajira viene haciendo una excelente labor. Y si, en vez de construir una nueva universidad wayuu para la alta Guajira, ¿porque mejor no se impulsa la nacionalización de la Universidad de La Guajira para lograr ampliar sus sedes y con ello toda la oferta de programas hasta las poblaciones de zonas dispersas?
Finalmente, y en línea con lo que estableció hace un par de años Guajira 360º, si no tenemos instituciones robustecidas y funcionarios públicos honestos y capacitados no vamos a llegar a ningún lado. La ciudadanía juega un papel muy importante, pues no pueden seguir siendo tolerantes y culturalmente aceptables las conductas corruptas que afectan directamente el patrimonio común.
Tenemos la ruta documentada, los recursos provenientes de regalías, la voluntad del gobierno nacional y el compromiso del sector privado y la cooperación internacional. Solo falta la voluntad de articular para la acción, ha sido lo más complejo de lograr, pero es la única vía para encaminar el desarrollo que La Guajira necesita. ¡Hay que dejar de lado los sesgos políticos, ideológicos y sobre todo la desconfianza entre los actores para poder construir La Guajira que tanto soñamos!