Por Jaime de la Hoz Simanca*
Sabía yo que la intelectualidad irracional, los gabólatras invencibles y algunos escritores sin rumbo arremeterían contra la serie de Netflix basada en Cien años de soledad. Ese es nuestro deporte favorito: vapulear las realizaciones artísticas, aún sin elementos de juicio; apenas con un vistazo y una mirada rápida, prejuiciada y desprendida de una agenda establecida por los seres mitológicos del comentario y las mediáticas columnas de opinión.
Parto de un primer logro de la serie de ocho capítulos: la profunda penetración cultural, artística y académica que alcanza.
Lo que hasta ahora nos invadía eran las películas seriadas de narcos y las de de un entretenimiento cursi que, en el fondo, constituyen una degradación del arte. Bazofia. Basura cinematográfica. Espectáculo vacuo. Esta adaptación de Cien años de soledad por Netflix sitúa la novela en otro nivel. Sin ser superior a la obra escrita (no son comparables; son dos lenguajes distintos y, a veces, opuestos), dispara la inmortalidad del libro a partir de aciertos indudables, que van desde las ambientaciones y la narración cinematográfica hasta la destacada actuación de la mayoría de los personajes. Destaco varios: Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía, no los iniciales, sino los adultos; Melquíades, Aureliano Buendía adulto y Amaranta. A la larga, son los personajes principales en esta primera serie de ocho horas.
Estoy seguro de que una película de hora y media o un largometraje de tres (las que prevalecían en los tiempos de Gabo) habría atentado contra una novela compleja, entrecruzada por disímiles historias y minúsculos acontecimientos no exentos de magia y magníficos prodigios. Es más, en ese sentido, Cien años de soledad luce más abigarrada y heterogénea que Lo que el viento se llevó, La Odisea, Hamlet, Los miserables o Pedro Páramo, obras literarias que fueron llevadas al cine con indudable éxito.
Esta última, la gran novela de Rulfo, acaba de tener una nueva versión reciente, también de Netflix. Véanla.
Netflix ha universalizado aún más Cien años de soledad. Ha contribuido, en gran medida, a la mitificación de la novela, que ahora transita hacia un lugar reservado hasta ahora para El Quijote, de Cervantes. Esta última sí está cargada de complejidades y de pequeñas y grandes historias, que también fueron adaptadas con aplaudido éxito en formatos cinematográficos o audiovisuales.
A propósito, Cien años de soledad de Netflix es, no olvidarlo, una adaptación cinematográfica de la novela, lo que implica la adecuación del texto novelístico y la incorporación de cambios. Pese a ello, la serie actual mantiene un alto grado de fidelidad a la obra.En fin, aplausos a Rodrigo y Gonzalo, hijos del Nobel, por la valiente decisión de arriesgar la gran novela de todos los tiempos, cuya marcha hacia la eternidad literaria no la detiene nadie.Lo verán nuestros hijos, nietos y bisnietos en un tiempo en que Macondo será entonces una insignia en el corazón de los nuevos pobladores de este mundo de mierda. Es decir, una marca como la cruz de ceniza de los 17 hijos del coronel Aureliano Buendía.
*Decano | @uniautonoma
Escritor | Economista
🎙 Comunicador social – Periodista
📍 Universidad Autónoma Del Caribe