Mareiguamana. Kilómetro 103.
En Mareiguamana, hace algún tiempo, un papá que creía en la educación comenzó a hacer las gestiones para tener un colegio que fuera desde el grado preescolar hasta undécimo. Un papá que quiso que su comunidad saliera adelante. Hoy, según Clara Elena Garcia Epieyú, autoridad tradicional de la comunidad, el sueño de su papá se hizo realidad, pero ella quiere hacerlo más grande.
Mareiguamana es una comunidad de unas 180 personas, repartidas en 25 familias, quienes se dedican a las artesanías, a la pesca y, por encima de todo, a fomentar la educación. Tanto, que la aspiración de Clara y del resto de la comunidad es tener un centro de educación superior: “Mi sueño es que Mareiguamana tenga una universidad para los jóvenes que salen de undécimo. Ese es mi sueño. Para que los niños vayan a la universidad aquí mismo, que no tengan que ir a Uribia o a Riohacha, sino que lo hagan aquí”, afirma Clara Elena.
La persona que visita esta comunidad, verá un colegio. Dentro de él las Unidades Comunitarias de Atención (UCAS), que son lugares destinados a atender niños de familias focalizadas de acuerdo a criterios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; y muchas artesanías. Verá también a sus habitantes en su día a día: unos inician con la búsqueda de los animales, les dan agua, los cuidan. Otros van al colegio. Es eso lo que hacen desde las cinco de la mañana, cuando se levantan, hasta las seis de la tarde, cuando todos retornan a sus hogares.
Al preguntarle a Clara sobre lo mejor de este lugar, asegura: “Lo más lindo son los niños del colegio, los de las UCAS, las madres que son tejedoras y que nosotros siempre les hablamos a los niños de nuestra cultura, debemos tenerla en mente. Eso le decimos a los jóvenes, que deben mantener la cultura así como lo hemos mantenido desde nuestra abuelas”.
Los habitantes del kilómetro 102 son de la casta Epinayú y, como indica Clara, se reconocen por ser “nobles, amables, entienden lo que se les dice, no son conflictivos”. Yeison Gómez, miembro de la comunidad, refuerza ese mensaje:“Somos serviciales con la gente de afuera, ayudamos a los demás, somos organizados, nos gusta participar en proyectos que nos ofrece el municipio. Somos una comunidad orgullosa de que cuenta en la parte educativa con 10 UCAS y una escuela. Este año entregamos nuestra cuarta promoción de estudiantes y esperamos ser reconocidos a nivel nacional e internacional”. Para ellos, definitivamente, no hay otra forma de vivir que no sea desde la educación.
Con esta comunidad, Cerrejón, en el marco de la sentencia T-704 de 2016, realizó proyectos enfocados en generación de ingresos, compra de ovino caprino; infraestructura para soluciones de agua, fortalecimiento de la estructura de abastecimiento de agua de la comunidad; e infraestructura educativa, mejoramiento de instalaciones existentes en las aulas de las UCAS.