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Los hijos del hilo

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Cascajalito. Kilómetro 36. Maicao.  

Hay una comunidad indígena ubicada en la jurisdicción del municipio de Maicao en La Guajira, que vive y respira colores, tejidos y artesanías. Se llama Cascajalito y según afirman, son los hijos del hilo. Su gente ha desarrollado un modo de sustento, que consiste en crear y vender el arte que viene de sus propias manos y que es inspirado por sus antepasados.

Para conocer a los hijos del hilo se debe tomar el camino que de Albania conduce a Cuatro Vías, se cruza a mano izquierda en el kilómetro 36 y en ese momento estarás en su territorio, una comunidad en la que la gente trabaja en todo lo que puedan, pero su pasión y sueño radica en hacer chinchorros, flecos, vestidos y mochilas.  

Su autoridad, Olga Ipuana, reafirma su identidad y destino: “Nosotros hacemos nuestras artesanías porque es con lo que comemos. Vendemos y compramos, así como hacen ustedes (alijunas) con sus negocios. Las marcamos colocando nuestro clan. Pase lo que pase, incluso en situaciones difíciles como un velorio, tenemos dinero para resolver, así como ustedes tienen su trabajo como apoyo”.

Como herederos de una araña, Wale’kerü, que alguna vez les enseñó a tejer, los hijos del hilo quieren llegar muy lejos y lograr mejores cosas para su comunidad: “Queremos vernos bien, tener cosas. Para ello, queremos construir un centro de acopio donde se puedan apreciar nuestras mochilas, chinchorros, hilos, y todo esté bien presentado. También queremos que haya un aviso en la entrada para que los visitantes puedan entrar sin dificultad y lleguen más fácil”, afirma Carmen Ipuana, miembro de la comunidad.

Cascajalito ha trabajado en un gran telar que les ha permitido avanzar en sus sueños por mejores cosas para la comunidad. De la mano de Cerrejón, en el marco de la sentencia T-704 de 2016, han definido y construido de manera autónoma, un pozo y tanques de agua; han hecho mejoras y adecuaciones a su infraestructura educativa, creado enramadas, un cementerio y apriscos y han puesto en marcha proyectos de generación de ingresos con animales e insumos para artesanías que seguirán consolidando su modo de sustento tradicional.

Hoy, cerca de Maicao, esta comunidad tiene su modo de salir adelante, crear y vender arte que producen con sus propias manos, confirmando lo que repiten una y otra vez: son los hijos del hilo.

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