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Imparables: Una conversación necesaria de ellas CON ellos

Por: Víctor Manuel De Luque Vidal

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«Mujeres Imparables». La redundancia del título, saltaba a la vista y me daba vueltas en la cabeza. Es como decir «el agua mojada» o «el sol brillante», y cómo no pensarlo si en mi crianza y crecimiento vi a un par de mujeres no parar y lograr sacar adelante a toda una familia. La imparabilidad es intrínseca a la naturaleza femenina, una fuerza vital que fluye a pesar de las barreras, una tenacidad forjada en el crisol de la historia.  Por eso, el título, en su aparente obviedad, nos invitaba a una reflexión más profunda: ¿por qué es necesario recalcar lo innegable? Quizás, porque aún en el siglo XXI, esa fuerza imparable es constantemente desafiada, silenciada, minimizada.

Cartagena, la Heroica, un nombre que evoca resistencia y coraje, se convirtió en el escenario perfecto para este congreso. Y allí estaban ellas, mujeres de todos los rincones del Caribe colombiano, unidas por el Colectivo TRASO, tejiendo redes de transformación social. Un espacio donde las mujeres, heroínas cotidianas, compartieron sus historias, sus luchas, sus triunfos. 

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Y en medio de ese torbellino de energía femenina, nos encontrábamos nosotros, un grupo de hombres, invitados a participar en el panel «Masculinidades tejedoras de nuevas realidades» liderado por Evas & Adanes.  Confieso que al principio sentí una especie de vértigo. ¿Qué hacíamos nosotros allí, en un espacio dedicado a la fuerza femenina?  ¿No sería nuestra presencia una especie de intromisión, una apropiación indebida del discurso?,  parecería paradójico, pero creo que no.  La presencia masculina en un panel sobre «Masculinidades tejedoras de nuevas realidades» dentro de un congreso llamado «Mujeres Imparables», lejos de ser contradictoria, se convierte en un acto de corresponsabilidad esencial.

A medida que la conversación fluía, se hizo evidente el significado de nuestra participación.  No estábamos allí para hablar por ellas, sino para hablar con ellas, para escuchar sus historias, para comprender sus luchas, para reconocer nuestros propios privilegios y para comprometernos con la construcción de una sociedad más justa.

Luis José, Marco, Lisandro y yo, cada uno desde su propia experiencia, compartimos nuestras reflexiones sobre lo que significa ser hombre en un mundo que clama por la equidad y la justicia.  Hablamos de la necesidad de deconstruir los mandatos patriarcales, de cuestionar los roles tradicionales, de desaprender la violencia y de abrazar la corresponsabilidad.

La experiencia fue profundamente transformadora. Fue poner sobre la mesa que la equidad no es una concesión, sino un derecho.  No es una batalla de sexos, sino una lucha conjunta por un mundo mejor.  Y que la verdadera imparabilidad reside en la unión de fuerzas, en la sinergia entre lo femenino y lo masculino.

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La equidad, es CON.  No se trata de un juego de suma cero, donde el empoderamiento femenino implica la disminución del masculino. Se trata de tejer un nuevo tapiz social donde ambos hilos, el femenino y el masculino, se entrelazan para crear una trama más justa y equilibrada.  La verdadera revolución no es la exclusión, sino la inclusión. No es el silencio, sino el diálogo.

Nuestra participación como hombres en este congreso, hablando sobre nuevas masculinidades, es un testimonio de ese anhelo de transformación.  Es un reconocimiento de que la lucha por la equidad no es una batalla exclusiva de las mujeres, sino un compromiso compartido. Hombres que, como nosotros, estamos en disposición de «deconstruir paradigmas y certezas», dispuestos a cuestionar los roles tradicionales, a desaprender los mandatos patriarcales y a construir una nueva forma de ser hombres, en armonía con la fuerza imparable de las mujeres.

Al salir del congreso, la redundancia del título ya no me parecía tal.  «Mujeres Imparables» no era una obviedad, sino una declaración de principios, un recordatorio constante de la fuerza vital que mueve el mundo.  Y la presencia de los hombres en ese espacio, no una paradoja, sino una prueba de que la transformación es posible, cuando hombres y mujeres caminamos juntos, es en esa sinergia, en esa conjunción de fuerzas, donde reside la verdadera imparabilidad, tejiendo nuevas realidades, construyendo un futuro en equidad.

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