Mediante este proyecto se buscaba también articular los saberes de las tradiciones y costumbres de la población wayuu a los currículos escolarizados, para avanzar en el autorreconocimiento identitario de las nuevas generaciones con el fin de fortalecer los principios culturales. El equipo de trabajo de esta investigación, que culminó durante el primer semestre del año 2021, estuvo conformado por las profesoras de la institución, Yolanda Parra, como investigadora principal; Saray Gutiérrez Montero y Mariellys Peralta Medina, como coinvestigadoras y los estudiantes Ronaldo Navas Barrios y Argenis Prieto Polanco. “Este estudio nace de la necesidad de conocer nuestros principios como cultura; desde allí iniciamos un proceso investigativo a través de los caminos de nuestros mayores, espirituales, cósmicos y terrenales, buscando consolidar la esencia del ser wayuu”, precisó el estudiante Ronaldo Navas Barrios. |
Representación simbolica Apünajaa Jüwaüyee Nakuwaipa Wamülo^Useyuu |
De acuerdo a lo expresado por el joven investigador, el Siko’u, Laa y Aamakaa, que en español significa fogón, jagüey y cementerio, son considerados lugares de enseñanza del pueblo wayuu, en donde los sabedores por medio de su sabiduría, oralidad y memoria colectiva, dan a conocer a las nuevas generaciones las realidades que surgen en estos espacios de vital importancia para afianzar un sistema educativo indígena.
Por su parte, la docente Yolanda Parra mencionó que “la motivación para recorrer estos caminos resultó de las reflexiones generadas en el aula, a partir de los contenidos abordados en la asignatura, Didáctica Contextual Multi-intercultural, así como las dinámicas consolidadas en el semillero Putchi Anasü, como lo son los ejercicios de reconexión identitaria y debates relacionados con la urgencia de realizar investigaciones desde adentro”.
Uno de los resultados más significativos del estudio fue la elaboración de la ruta metodológica, Apünajaa Jüwaüyee Nakuwaipa Wamülo^Useyuu (Sembrando la huella de los ancianos), que busca reconocer los saberes que han perdurado a través de los tiempos en la cultura wayuu.
“Su representación simbólica se tejió en una espiral que incorpora 27 categorías, las cuales dan cuenta del tránsito entre el mundo de los vivos y el de los muertos, así como el aprendizaje que se genera desde las interacciones entre esos dos mundos. Partiendo de esto se propone la transversalización de contenidos para que sean incorporados en los currículos escolarizados”, puntualizó la investigadora, Yolanda Parra. |
En cuanto a los beneficios para la población guajira, Navas Barrios señaló que este tipo de investigaciones aportan conocimientos sobre la realidad de la comunidades indígenas y una mirada interepistémica acerca de los procesos pedagógicos que se dan desde la cotidianidad y la experiencia vivida, lo que proporciona bases científicas que fortalecen el saber y la memoria colectiva de los mayores y ancianos wayuu.
Sobre el impacto que tiene para el programa de Licenciatura en Etnoeducación e Interculturalidad de Uniguajira, la investigadora principal destaca la emergencia de abordajes que cuestionan la fragmentación y negación del conocimiento ancestral, con el propósito de poner al centro del debate académico el epistemicidio desde el cual se ha generado una de las más graves afectaciones culturales, como lo es la discontinuidad de los saberes ancestrales.
Conviene resaltar que este proyecto fue presentado como opción a grado por los estudiantes ante evaluadores del programa académico adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación de la institución, obteniendo una calificación de 5.0, lo que otorga el mérito de tesis laureada.
“Se destaca la importancia del trabajo mancomunado entre la Oficina de Investigaciones de la Universidad de La Guajira y el equipo investigado, de tal forma que los alumnos tomaron conciencia de la responsabilidad y compromiso que implica optar por una investigación como opción de grado, pero también del crecimiento personal y profesional que de éste se deriva”, añadió la profesora Yolanda Parra. |